Mientras Rusia continúa con su ofensiva en Ucrania, los mercenarios del grupo Wagner -vinculado al Kremlin- persisten en su objetivo de establecerse en varias zonas de África como el Sahel aprovechando la inestabilidad, el creciente sentimiento antifrancés y el vacío dejado por las fuerzas europeas.
Los tentáculos del grupo Wagner comenzaron a expandirse en el Sahel a finales de 2021, cuando la organización inició sus operaciones en Mali con la aprobación de la Junta militar liderada por Assimi Goita, coronel maliense que protagonizó un golpe de Estado meses antes. Como respuesta a la creciente cooperación militar entre Bamako y Moscú, Francia optó por retirar sus tropas en el país africano, donde realizaban operaciones antiterroristas desde 2013.
“No podemos cohabitar con mercenarios”, señaló la exministra francesa de las Fuerzas Armadas después de que la Junta de Mali invitase a miembros de Wagner para ayudar en la lucha contra organizaciones yihadistas.
No obstante, de acuerdo con un informe de ACLED publicado en agosto de 2022, las operaciones de Wagner también están ligadas con varios ataques contra civiles en regiones del país como Mopti, Segou, Tombuctú y Koulikoro, donde el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM) -vinculado a Al-Qaeda- tiene una importante presencia. ACLED ha registrado casi 500 muertes de civiles, incluida la masacre de cientos de civiles en Mopti a finales de marzo de 2022.
“En general, el 71 % de la participación de Wagner en la violencia política en Mali ha tomado la forma de violencia contra civiles”, indica el informe. ACLED también involucra a Wagner en la creciente violencia en la República Centroafricana, donde el grupo ruso está presente desde 2018, tras un acuerdo militar entre Bangui y Moscú.
Tras y como expone a Atalayar Rida Lyammouri, asesor principal para el Sahel y África Occidental del Policy Center for the New South (PCNS), un think tank con sede en Marruecos, “la presencia de Wagner ha aumentado la probabilidad de que se produzcan abusos por parte de las fuerzas malienses”. Lyammouri explica que “es poco probable” que desde Wagner “desalienten este tipo de comportamiento contra las comunidades sospechosas y/o acusadas de colaborar con los yihadistas”.
Tras Mali, el siguiente país que parece que caerá en la influencia de Wagner será Burkina Faso, nación africana que durante 2022 sufrió dos golpes de Estado que han incrementado la inestabilidad, no solo dentro del país, sino también de la región.
Al igual que ocurrió en Mali, el Gobierno golpista de Burkina Faso encabezado por Ibrahim Traoré solicitó a Francia que retirase sus tropas del país. No obstante, Traoré ha asegurado que su país todavía mantiene relaciones diplomáticas con París, a diferencia de Mali, que expulsó al embajador galo en enero del año pasado.
Sin embargo, varios analistas advierten que Burkina Faso seguirá los pasos de su vecino y permitirá la entrada de Wagner en la nación. De hecho, existen rumores que relacionan a Moscú con el último golpe de Estado del país. En este sentido, cabe destacar que el fundador de Wager, Yevgeny Prigozhin, fue uno de los primeros en apoyar la toma de poder de Traoré.
“Hemos visto también como elemento común en estos países la presencia de banderas rusas en las manifestaciones por parte de la población civil que impiden el paso a las tropas francesas en su redespliegue”, escribe en Atalayar María del Pilar Rangel Rojas, experta en terrorismo internacional.
La llegada del grupo ruso no solo cuenta con el beneplácito de los gobiernos golpistas del Sahel, sino que también cuenta con el respaldo de una parte de la población que rechaza la presencia francesa y la tacha de ‘neocolonial’. Por otro lado, la llegada de Wagner se percibe como una esperanza después de que las tropas francesas fracasen en contener el yihadismo.
“Este es el resultado de meses donde Rusia ha estado explotando y generando, a través de las redes sociales y algunos activistas, sentimientos antifranceses”, explica Rangel Rojas, quien también destaca que esta hostilidad hacia Francia ya se ha extendido desde Mali a Burkina y “no tardará en extenderse a otros países”.
Por su parte, Lyammouri subraya que el principal objetivo de Rusia es “socavar la influencia de Francia y de Occidente en general en la región”. Respecto a la invasión de Ucrania, donde Moscú también ha enviado un alto número de combatientes de Wagner, Lyammouri recalca que si la guerra se prolonga “podría repercutir en el número de soldados de Wagner que se desplegarán en Mali y en la región”.
Además de buscar presencia militar en la región, Rusia trata de consolidarse como un socio principal en distintos ámbitos. Moscú no solo espera alcanzar acuerdos militares o de defensa con los países africanos, sino que también espera sacar provecho de las ricas materias primas del continente, como el oro, los diamantes o el uranio.
La retirada francesa y la indiferencia de otros países occidentales allanan el terreno de Rusia y facilitan su consolidación en el Sahel. De acuerdo con Lyammouri, “Europa, y Francia en particular, deben revisar su estrategia en la región para hacer frente a las tensiones diplomáticas y entablar un diálogo bidireccional sobre qué es lo mejor para el continente africano”. “Occidente debe centrarse en África y no en lo que otras potencias mundiales están haciendo en África”, concluye.
James Kariuki, embajador adjunto de Reino Unido ante las Naciones Unidas, ha advertido sobre esta situación, destacando “el papel desestabilizador que juega el grupo Wagner” en el Sahel. “Son parte de problema, no de la solución”, declaró.
En medio de este panorama y con el objetivo de seguir consolidando la influencia rusa en la zona, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, realizará una visita de dos días a Mali. Este viaje, de acuerdo con el Kremlin, “refleja un deseo compartido de fortalecer los lazos de defensa y seguridad”, tal y como recoge Reuters.
Bamako, por su parte, señala que esta visita de alto nivel “está en línea con la elección política hecha por el Gobierno de Transición de expandir y diversificar las asociaciones estratégicas”. Dentro de esta cooperación, la Junta militar maliense destaca las áreas de defensa y seguridad.