A falta de 23 días para que la guerra de Rusia con Ucrania cumpla su primer aniversario, Kiev insiste a Occidente en que es necesario que los paquetes de ayuda se envíen con la mayor brevedad posible. El principal aliado de Ucrania, Estados Unidos, en su lucha contra Rusia ha vuelto a aprobar otro paquete más de ayuda. Esta vez, con un valor de 2.000 millones de dólares, la ayuda militar consta de cohetes de mayor alcance por primera vez, así como otras municiones y armas, informaron dos funcionarios estadounidenses sobre el asunto a la agencia de noticias Reuters. También se espera que incluya equipos de apoyo para los sistemas de defensa aérea Patriot, municiones guiadas de precisión y armas antitanque Javelin, agregaron.
Los fondos de este nuevo paquete provienen en un 86,5% de un fondo conocido como Iniciativa de Asistencia para la Seguridad de Ucrania (USAI). Este fondo es un programa de financiación dirigido por el Departamento de Defensa de EE. UU. para aumentar la capacidad de Ucrania para defenderse de manera más eficaz contra la agresión rusa a través del entrenamiento adicional de sus Fuerzas Armadas, equipos e iniciativas de asesoramiento. En total, el país norteamericano ha enviado aproximadamente 27.200 millones de dólares en asistencia a Ucrania desde que comenzó el conflicto (lo que equivale a una media de 80 millones diarios). Los fondos de USAI se destinarían a la compra de una nueva arma, la bomba de pequeño diámetro lanzada desde tierra fabricada por Boeing Co, que tiene un alcance de 150 km.
Estados Unidos ha rechazado las solicitudes de Ucrania del misil ATACMS de 297 km de alcance. El alcance más largo de la bomba deslizante GLSDB podría permitir a Ucrania alcanzar objetivos que han estado fuera de su alcance anteriormente, permitiéndoles perturbar más las líneas de ataque ruso. Dicho armamento se anunció en noviembre y se espera que llegue a su destino en primavera. En 2022 se constituyó SAGU como punto de contacto. El 21 de julio de 2022, el Centro de Control EUCOM -Ucrania/Centro Internacional de Coordinación de Donantes (ECCU/IDCC), una célula conjunta formada en marzo de 2022, había capacitado a 1.500 miembros de las Fuerzas Armadas de Ucrania en equipos donados por la coalición.
Para el 4 de noviembre de 2022, los envíos de equipos y las medidas de capacitación del Grupo de contacto de Ucrania se habían vuelto lo suficientemente repetibles como para sistematizarse en un Grupo de Asistencia de Seguridad de Ucrania (SAGU), con sede en Wiesbaden, Alemania. Además de los fondos de la USAI, se esperaba que más de 400 millones de dólares en ayuda vinieran de los fondos de la Autoridad de Retiro Presidencial, que le permite al presidente tomar de las existencias actuales de los EE. UU. en caso de emergencia. Los fondos USAI también se usarían para pagar más componentes de las defensas aéreas HAWK, drones PUMA, equipos de comunicaciones y radares antiaéreos.
El apoyo de los Estados Unidos a Ucrania va más allá del plano militar o económico. Desde que la guerra comenzó, los servicios de inteligencia estadounidenses han proporcionado a Kiev información clave que, en ocasiones, ha permitido llevar a cabo importantes ataques contra las posiciones rusas. Sin embargo, desde Moscú se insta a Washington de posibles consecuencias si no se retiran; a su vez los norteamericanos piden a Putin que frene el conflicto. Rusia advierte de que el envío a Ucrania de misiles estadounidenses de más largo alcance “escalará” el conflicto, pero no cambiará su curso. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, se refería a la información sobre el nuevo paquete de ayuda militar de EE.UU. a Kiev, que según informó Reuters podría incluir misiles con un alcance de 150 kilómetros.
Ucrania no puede seguir perdiendo el tiempo. Son ya 343 días en los que los ciudadanos ucranianos sufren los ataques desmesurados de Putin. La guerra ya ha causado tremendos daños a Ucrania y también grandes pérdidas económicas para Europa, y de todo tipo para Rusia. A pesar del apoyo de Occidente a Ucrania, de las nueve series de sanciones de la UE, de una dureza nunca vista hasta ahora, y particularmente del apoyo de los EEUU, que sostienen financiera y materialmente la guerra, Rusia ha aguantado, y lo ha hecho mejor de lo previsto. A pesar de las repetidas derrotas militares, el Ejército ruso mantiene capacidad operativa suficiente para reaccionar.
Pese a que no todos los Estados tienen la capacidad “infinita e incesable” de los Estados Unidos para ayudar, Occidente no cesa en su apoyo sea de la manera que sea posible. Japón es un ejemplo de ello. Este año, en el cual preside el G7, el país nipón acogerá una reunión el 24 de febrero donde se intentará unificar los esfuerzos para conseguir que sean más eficaces en su aplicación. Otro ejemplo es de la República Checa, que ha reducido en un 95% su dependencia del gas ruso en los últimos ocho meses gracias a las importaciones desde Noruega y de gas natural licuado procedente de ultramar a través de Países Bajos, según informó el primer ministro, Petr Fiala. Según informan este miércoles los medios locales, Fiala ha explicado que “dependíamos casi al 100% del gas ruso y hoy la situación es completamente distinta”.
Coordinador de América: José Antonio Sierra.