PHOTO/JAXA/ISAS – Para Japón, India, Rusia y Emiratos se abre la ocasión de protagonizar su primer gran asalto a la superficie de la Luna. China, en 2023, está dedicada a dar contenido a su ya completada estación espacial
Estados Unidos y la NASA han hecho en 2023 un paréntesis en los lanzamientos de su ambicioso programa Artemis de retorno de astronautas a la Luna y se han tomado una especie de año sabático.
Pero la más importante organización espacial del planeta no va a permanecer de brazos cruzados. Consagra sus mayores esfuerzos en preparar Artemis II para asegurar la supervivencia de los tres primeros astronautas del siglo XXI que volarán a la Luna. Y eso, a pesar de que los planes para la segunda misión Artemis son que la tripulación regrese a nuestro Planeta Azul sin haber siquiera intentado dejar sus huellas sobre la superficie lunar.
Así es que, entre el final de la misión Artemis I con el amerizaje de la cápsula Orión en el océano Pacifico el 11 de diciembre y el despegue de Artemis II programado para mayo de 2024, a India, Japón y Rusia se les abre una ocasión de oro para acaparar el protagonismo del renovado asalto al satélite natural de la Tierra. También lo intenta Emiratos, que ya está en camino gracias a su cooperación con el emprendedor japonés Takeshi Hakamada. China, en cambio, en 2023 está centrada en dar contenido a su ya completada estación espacial.
Los cuatro Estados compiten entre sí por ocupar el cuarto lugar ‒tras Rusia, Estados Unidos y China‒ de la reducida lista de naciones que logran la nada fácil proeza de alcanzar la superficie lunar y proclamar que allí han colocado su bandera. Y es que la Luna, con sus incalculables recursos naturales y su privilegiada posición dominante sobre la Tierra es el objetivo principal y más cercano de la exploración ultraterrestre de la presente década.
Pero ni India ni Japón, tampoco Rusia, y mucho menos Emiratos, disponen de las grandes capacidades tecnológicas de Estados Unidos. Todas ellas, unas más que otras, están muy lejos de poder enviar astronautas a Selene por sí mismas. Pero en 2023 están empeñadas en tocar el suelo lunar con misiones robóticas, ya sea con módulos de superficie o haciendo rodar pequeños vehículos autónomos de tracción por ruedas.
Japón y su clara apuesta por la Luna
La Agencia Nacional de Exploración Espacial de Japón ‒JAXA, por su acrónimo en inglés‒ cuenta con un sólido programa lunar cuyo próximo paso es el lanzamiento de la misión SLIM, una sonda de cerca de 600 kilos hecha realidad por Mitsubishi Electric Corporation (MELCO), el gran fabricante de satélites nipón.
SLIM está programada para despegar a bordo de un lanzador H-IIA de Mitsubishi Heavy Industries (MHI) desde la base de Tanegashima. La fecha todavía no está concretada, pero el objetivo es situar un módulo de superficie y un minúsculo vehículo cerca del ecuador de la Luna, en las inmediaciones del cráter Mare Nectaris.
Su descenso se llevará a cabo de forma autónoma gracias a un radar de navegación y los avanzados equipos ópticos de la sonda, con una precisión inferior al centenar de metros respecto al punto exacto elegido. La finalidad del muy pequeño rover es acceder al interior de las cuevas descubiertas a finales de la década de 2000 por las cámaras de alta definición de la sonda Kaguya.