El avión que transportaba a la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, ha aterrizado esta noche a las 22.43 hora local (14.43 GMT) en el aeropuerto Songshan de Taipéi a pesar de las amenazas de China. Se trata de la primera visita de un presidente del Congreso de Estados Unidos a Taiwán desde 1997, hace 25 años, cuando el republicano Newt Gingrich visitó la isla de Formosa, que ha provocado una escalada de tensiones entre Washington y Pekín.
Recibida a pie de pista por el ministro Asuntos Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, y el personal del Instituto Americano en Taiwán (AIT, por sus siglas en inglés), la Embajada ‘de facto’ de Estados Unidos en Taipéi, Pelosi ha llegado tras un viaje de siete horas que comenzó en la capital malasia de Kuala Lumpur y en el que esquivó el Mar de China Meridional y sobrevoló Indonesia y Filipinas. Todas las miradas estaban puestas sobre el avión SPAR19 en la web de Flightradar. La expectación era máxima.
En la noche del martes, poco antes de que aterrizara el avión de Pelosi, el rascacielos más alto de Taipéi, el Taipei 101, se iluminó con mensajes dirigidos a la alta funcionaria estadounidense como “Bienvenida a Taiwán”, “Gracias a nuestro amigo democrático”, “La amistad entre Estados Unidos y Taiwán siempre será firme” y “Protejamos juntos el orden internacional”.
Por su parte, los legisladores de la isla expresaron su bienvenida a la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU.: “La visita aumentará la fe de Taiwán en el compromiso de Estados Unidos con su seguridad”, declaró Lo Chih-cheng, del gobernante Partido Progresista Democrático (PPD) y citado en medios locales.
Pelosi tiene previsto visitar el miércoles la Asamblea Legislativa de Taiwán y reunirse con la presidenta Tsai Ing-wen. También se prevé que asista a un banquete en la Casa de Huéspedes de Taipéi y que visite el Museo Nacional de Derechos Humanos.
Ni Washington ni el Ejecutivo taiwanés habían confirmado si la gira que Pelosi lleva a cabo por Asia incluiría una visita a la isla de Formosa, posibilidad adelantada por medios estadounidenses y taiwaneses. En un comunicado emitido minutos después de su llegada, la presidenta del Congreso declaró que la visita significaba una señal del “compromiso inquebrantable de Estados Unidos de apoyar a la vibrante democracia de Taiwán”.
En la agenda de la presidenta de la Cámara no figuraba una visita a Taiwán. Sí a Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón. Junto a Pelosi viajan los presidentes de las comisiones de Asuntos Exteriores y de Asuntos de los Veteranos, Gregory Meeks y Mark Takano, además de otros tres congresistas miembros de comisiones económicas y de defensa.
Poco antes de la llegada de Pelosi a Taiwán, medios estatales chinos informaron del cruce del estrecho de Taiwán por aviones militares chinos SU-35, sin que de momento se hayan facilitado más detalles al respecto.
La visita de Pelosi va en contra de las recomendaciones de La Casa Blanca. “No es una buena idea ahora mismo”, sostuvo el presidente Joe Biden, que mantuvo una larga conversación telefónica con su homólogo Xi Jinping en torno al tema de la independencia y soberanía de la isla que Pekín reclama como suya bajo su programa de “Una sola China”. El mandatario chino llamó a EE. UU. a “no jugar con fuego”.
Biden había asegurado que actuaría para defender a Taiwán en caso de conflicto, pero los funcionarios de La Casa Blanca se han distanciado de esa postura, diciendo que sigue vigente una antigua política de «ambigüedad estratégica» sobre la defensa de Taiwán.
Este martes, la Cancillería china aseguró que es «difícil imaginar una acción más temeraria y provocadora» por parte de Estados Unidos que esta visita, sobre la cual el Ejército chino ya advirtió recientemente de que no se «quedaría de brazos cruzados».
China reclama la soberanía de la isla y considera a Taiwán una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, tras perder la guerra civil contra los comunistas.