Las sanciones y restricciones impuestas a Rusia por la ofensiva desplegada en Ucrania han provocado un movimiento económico importante dentro del sector bancario mundial. Importantes elementos de la banca han desviado su mirada hacia Emiratos Árabes Unidos como foco financiero destacado ante la incertidumbre reinante actual.
La guerra en Ucrania y las consecuentes restricciones impuestas desde Occidente a la actividad bancaria rusa han desatado un movimiento de relevantes directivos de banca hacia el mercado emiratí. En este sentido, muchos representantes del sector bancario han decidido salir de Rusia e instalarse en Dubái, gran centro financiero de referencia en estos momentos.
Como apuntó el medio Al-Arab, varios analistas han destacado el auge de las acciones en el Emirato de Dubái al haberse convertido en un destino importante de personajes ligados a la banca que tratan de evitar las consecuencias derivadas de la guerra de Ucrania y de las sanciones económicas y financieras impuestas a Rusia, que han afectado a diversos sectores, incluido obviamente el de la banca. En este sentido, ejecutivos y empleados del sector financiero tomaron la decisión de abandonar la actividad en el mercado ruso.
Según la agencia de noticias Reuters, diversas fuentes señalaron que banqueros que trabajaban en importantes entidades financieras en Moscú, como los bancos estadounidenses JPMorgan Chase o Goldman Sachs, abandonaron la capital rusa o consideran salir debido a los impedimentos existentes para realizar su actividad allí. Importantes trabajadores de la banca han salido del mercado moscovita para recalar en otro destino más apetecible como Emiratos y, en concreto, Dubái, como apuntaba también el medio Al-Arab.
Después de las sanciones acordadas por Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia, importantes bancos como Goldman Sachs o JPMorgan Chase anunciaron su marcha de Rusia debido a las limitaciones de la actividad financiera en el mercado ruso derivadas de los castigos impuestos contra el Estado ruso por la invasión de Ucrania.
Según reflejaba el medio Al-Arab, que hacía referencia también a la agencia Reuters, diversas fuentes señalaron que casi la mitad de los empleados de Goldman Sachs en Moscú, de un total de 80 trabajadores de la entidad financiera en la urbe rusa, se han ido o se van a ir a Dubái. Una tendencia también señalada por el medio Bloomberg. También se habría producido un exilio de banqueros de JPMorgan desde Moscú, donde el banco estadounidense tenía 160 empleados.
Entre los factores que benefician a Dubái en este momento está el de la logística. Aunque varios países cerraron su espacio aéreo a los aviones rusos después de la invasión de Ucrania, los vuelos operan regularmente entre Moscú y Dubái, un importante centro financiero a unas cinco horas de la capital rusa, con una diferencia horaria de solo una hora.
Según diversas fuentes, la duración de este movimiento de salida es indeterminada y habrá que estar a la expectativa de cómo evoluciona el conflicto en Ucrania para contemplar qué pasos siguen dando los más relevantes bancos ante la situación del mercado financiero en Rusia, golpeado por las sanciones impuestas por Occidente.
Muchos bancos extranjeros se han apresurado a reducir su exposición al sistema bancario ruso desde que Rusia anunció su anexión de Crimea en 2014, pero hasta ahora algunos bancos estadounidenses y europeos han mantenido sus activos en Rusia, como apuntó el medio Al-Arab. Aunque ya se podría esta comprobando el éxodo de trabajadores bancarios de territorio ruso hacia el mercado emiratí.
Este trasvase de actores bancarios de Rusia a Emiratos podría tener relación también con la buena relación que han venido manteniendo los Estados del Golfo, incluido el país emiratí, con la nación rusa debido a los vínculos existentes por su relación estrecha dentro del marco de la OPEP+, principal organización que aglutina a los más importantes productores de petróleo del mundo junto a otros países como la propia Rusia.
En el seno de los países del Golfo se criticó también el ataque ruso a Ucrania, pero hay una actitud más tibia hacia el Estado ruso en comparación con la dureza mostrada por Occidente. Además, ahora mismo no existe la mejor relación entre naciones relevantes de Oriente Medio como Arabia Saudí y Emiratos con Estados Unidos. Según informaron los medios Al-Arab y The Wall Street Journal, el presidente norteamericano, Joe Biden, trató de conversar telefónicamente hace unos días con Mohamed bin Salman, príncipe heredero saudí, y Mohamed bin Zayed, príncipe heredero de Abu Dabi, pero no obtuvo respuesta.
Estados Unidos habría intentado recoger los apoyos de estos países árabes de cara a las sanciones impuestas a Rusia y también de cara a atajar la subida de los precios del petróleo provocada por la crisis desatada ante la guerra en Ucrania, pero se percibe cierto distanciamiento diplomático por las últimas políticas del gigante norteamericano en Oriente Medio. En el reino saudí y en el país emiratí no han gustado los últimos movimientos estadounidenses en determinados temas como la guerra de Yemen o el acuerdo nuclear con Irán. Así, Emiratos Árabes Unidos ya dejó clara su postura de respetar sus acuerdos dentro del seno de la OPEP+ a pesar de los intentos norteamericanos de atraer al país árabe hacia su órbita.
Como informaron diversos medios, Estados Unidos dejó de vender armas a la coalición árabe liderada por Arabia Saudí y de la que forma parte Emiratos que lucha contra los rebeldes hutíes en la guerra de Yemen. La milicia hutí está apoyada por la República Islámica de Irán, gran estandarte de la rama chií del islam enfrentada a la vertiente suní que está patrocinada por el reino saudí, y ha venido lanzando fuertes ataques con misiles y drones contra instalaciones petrolíferas y aeroportuarias de Arabia Saudí y Emiratos. Por lo que ambos países árabes echarían en falta un mayor apoyo norteamericano en este sentido.
Por otro lado, está el acercamiento de Estados Unidos y diversos países europeos a Irán de cara a recuperar el pacto nuclear sellado con el país persa en 2015 por el que se limitaba el programa atómico iraní a cambio de beneficios políticos y económicos. El anterior Gobierno norteamericano de Donald Trump se salió del acuerdo argumentando incumplimientos iraníes y el régimen de los ayatolás contestó anunciando el incumplimiento de importantes puntos recogidos en el pacto nuclear, como el referido a los niveles de enriquecimiento de Uranio.
Desde países como Arabia Saudí o Israel se ha alertado del peligro que supondría para la región de Oriente Medio el desarrollo atómico de Irán ante la posible obtención de armamento nuclear, algo que Teherán desmiente.
Diversos analistas han subrayado el viraje político de Estados Unidos, que ha desviado el foco de atención de Oriente Medio hacia Asia debido a que el país norteamericano quiere hacer más frente al expansionismo económico y político de China, al que considera el principal rival geopolítico en la actualidad.