El enfrentamiento entre Hamás e Israel entra ya en su undécima jornada, mientras los rumores de un posible alto el fuego resuenan con mayor intensidad, a pesar de la inacción del Consejo de Seguridad de la ONU que ha sido incapaz de llegar a una resolución conjunta para poner fin a este intercambio de ataques que sigue dejando un incesante goteo de muertes civiles.
Durante esta última jornada el Ejército israelí ha llevado a cabo diversos ataques aéreos contra la Franja de Gaza, que han provocado la muerte de al menos seis civiles. Durante la operativa se atacaron casas y apartamentos, además de emplazamientos militares pertenecientes a Hamás y a la Yihad Islámica. Desde que comenzaron las hostilidades el pasado 10 de mayo, 230 palestinos han perdido la vida, incluyendo 65 niños y ya hay más de 1710 heridos. Por su parte, Israel notifica 12 fallecimientos entre ellos un menor.
A pesar de las múltiples condenas por parte de la comunidad internacional y las continuas peticiones del cese de las hostilidades, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu anunciaba que no cesaría en su ofensiva hasta conseguir los objetivos marcados en Gaza. Durante una reunión con decenas de embajadores extranjeros, Netanyahu afirmaba que “estamos tratando de maximizar la operación para restaurar la tranquilidad y el período de calma que Israel pueda ganar». A lo que el primer ministro israelí añadió que para conseguir esa ansiada calma «hay dos maneras de hacerlo: conquistar (Gaza), y eso es siempre una posibilidad, o poder disuadirlos», y según el propio Netanyahu han optado por “una disuasión contundente”.
Las declaraciones del primer ministro de Israel dejan claro que todos los esfuerzos diplomáticos, vengan de donde vengan, serán inútiles hasta que desde Tel Aviv no se dé por concluida la operativa contra Hamás y la Yihad Islámica. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha visto arrastrado a un conflicto que pretendía dejar en un segundo plano, al menos, durante los primeros meses de su mandato. Pero la escalada de violencia en los enfrentamientos ha provocado que Estados Unidos, como principal aliado del país hebreo, tuviera que posicionarse.
En un primer momento Biden, mostro su apoyo “sin fisuras” a Israel y defendió el derecho del Estado judío a defenderse ante amenazas externas, lo que ha llevado al país norteamericano a bloquear cuatro resoluciones conjuntas del Consejo de Seguridad de la ONU, la última auspiciada por Francia con el apoyo de Egipto y Jordania. Estados Unidos justifica el bloqueo bajo la premisa de que estas declaraciones podrían afectar a los esfuerzos diplomáticos que se están realizando de manera paralela.
El presidente estadounidense ha vuelto a ponerse en contacto con el primer ministro israelí para apoyar una “desescalada”, mientras que una fuente de seguridad egipcia afirmaba que las partes habían acordado en principio un alto el fuego, pero que había que concretar los detalles. Los esfuerzos diplomáticos para que se llegue a un acuerdo lo antes posible parecen no cesar, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, ha viajado hasta Israel donde tiene previsto reunirse con su homólogo israelí, Gaby Ashkenazi, así como con el titular de Defensa, Beny Gantz, y el presidente del país, Reuven Rivlin. Del lado palestino mantendrá un encuentro con el primer ministro palestino, Mohamed Shtayed.
Parece que la mediación internacional ha dado finalmente sus frutos, después de 11 días de conflicto, y un cese de hostilidades está cada vez más cerca. Un alto cargo del movimiento islamista Hamás, Musa Abu Marzuq, confirmaba que prevé que se concrete un alto el fuego con Israel «en uno o dos días».
Marzuq, durante una entrevista a Al Mayadeen, puntualizaba que «el alto el fuego está relacionado con la Franja de Gaza y no incluye los lugares de enfrentamiento en Cisjordania y el interior». Asimismo, señalaba que «los esfuerzos en curso con respecto al alto el fuego tendrán éxito», pero subraya que «la conversación ahora se refiere solo a un alto el fuego, sin detener ninguna otra forma de resistencia».