“Nuestra agua es una línea roja”. Con esas palabras manifestaba el presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, la importancia que iba a tener las negociaciones entorno a la Presa del Renacimiento que esta jornada, tras el anuncio del Ministerio de Exteriores egipcio, llega a su fin sin encontrar un acuerdo. Sin embargo, el propio Al-Sisi ya avisó de que “nadie es intocable para nosotros”. Y a pesar de que El Cairo ha puesto de su parte por intentar llegar a un punto de encuentro para poder desencallar la situación que mantiene en vilo a varios países de la región.
Los intentos han resultado insuficientes debido a que la parte etíope se ha mostrado “intransigente y se negó a volver a las negociaciones”. Por ese motivo, el Ministerio de Exteriores de Egipto ha emitido un comunicado en el que dice, la postura de Etiopía “es un obstáculo y complicará la crisis de la represa Renacimiento y aumentará la congestión en la región”. No obstante, el Ministerio homónimo de Sudán ha ido más allá en la carga contra los etíopes dado que creen que “los pasos unilaterales de Etiopía con respecto a la presa son una clara violación del derecho internacional”. Fuentes del medio Al-Sharaq confirmaron que desde Etiopía se habían rechazado todas y cada de una de las propuestas que se pusieron sobre la mesa y que en ningún momento tuvieron la mínima intención de alcanzar un acuerdo con Egipto y Sudán.
El portavoz de la cancillería egipcia, Ahmed Hafez, lo explicaba así: “Etiopía rechazó la propuesta presentada por Sudán y la apoyó Egipto para formar un cuarteto internacional encabezado por la República Democrática del Congo en su calidad de presidente de la actual sesión de la Unión Africana para mediar entre los tres países, y durante la reunión rechazó todas las demás propuestas y alternativas presentadas por Egipto y apoyadas por Sudán”.
Además, afirma que las continuas negativas por parte de Etiopía tenían como objetivo aumentar su peso en las negociaciones y tener una mayor capacidad de toma de decisiones de cara a unas futuras negociaciones que, al menos de momento, no parece que vayan a tener lugar en el corto plazo.
Desde Egipto, a pesar de que las conversaciones no hayan experimentado avance alguno, han querido manifestar su total agradecimiento a la parte congoleña, especialmente al presidente del Congo, Felix Tshisekedi. De hecho, le han ofrecido su apoyo y el mantenimiento de las comunicaciones para poder llegar a un entendimiento entre los tres países (Egipto, República Democrática del Congo y Sudán). El propio presidente Tshisekedi se había mostrado optimista en las jornadas previas a las negociaciones que han tenido lugar en la ciudad congoleña de Kinsasa: “Invito a todos a empezar de nuevo, a abrir una, o muchas ventanas de esperanza”, afirmaba justo antes del comienzo de las ya fallidas conversaciones.
El descontento en los tres países damnificados por las continuas negativas de Etiopía es máximo. Había cierta esperanza de que esta fuese la ocasión en la que, por fin, el país etíope diese su brazo a torcer y accediese a ceder algo en sus pretensiones. Ahora, nada más lejos de la realidad, la solución no parece cercana y ya se buscan nuevas alternativas al bloqueo que lastra a la región. Eso sí, Egipto tiene claro que este nuevo contratiempo tendrá consecuencias duraderas y que no se trata de “uno más”: “Esta posición revela, una vez más, la ausencia de voluntad política en Etiopía para negociar de buena fe, y su empeño por postergar y postergar, al estar satisfecho con un mecanismo de negociación formal e inútil, que es un desafortunado enfoque que el negociador egipcio conoce bien y no se deja engaña”, explicaba el portavoz del Ministerio de Exteriores egipcio.
Por ahora lo único que se tiene claro desde Sudán, Congo y Egipto, es que, si quieren encontrar la vía del desbloqueo, la puerta a la opción etíope ha terminado de cerrarse por completo. Y afirman que este movimiento “complicará la crisis y aumentará la tensión en la región”, según Ahmed Hafez.