Según el último informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Irán cuenta con unas reservas de uranio enriquecido de 2.449 kilos, muy por encima del límite de máximo de 300 kilos establecido en el pacto nuclear con las grandes potencias.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha pedido a Irán una aclaración, al considerar «no creíble desde el punto de vista técnico» la información facilitada sobre un sitio sospechoso, según un informe consultado el miércoles 11 de noviembre por la AFP en Viena.
Además, Teherán sigue acumulando uranio después de que los Estados Unidos se retiraran del acuerdo firmado en 2015 en la capital austríaca: la cantidad de uranio poco enriquecido supera ahora en 12 veces el límite autorizado según el OIEA.
La mayor parte de las reservas de la República Islámica, 2.408 kilos, son en forma de gas UF6. Irán ha añadido a sus reservas de uranio enriquecido otros 337,5 kilos en el último trimestre.
El acceso de los inspectores a dos lugares sin declarar para investigar ese descubrimiento ha sido motivo de disputa durante meses entre el OIEA y Teherán, y solo a finales de agosto Irán accedió a que los expertos internacionales tomaran muestras allí.
Los resultados de los análisis aún no están disponibles pero un tercer sitio plantea interrogantes a el organismo de las Naciones Unidas, que lamenta el «tiempo» perdido, y pide «explicaciones completas y rápidas a Irán sobre la presencia de partículas de uranio antropogénicas (resultantes de actividades humanas) en un sitio no declarado».
Pese a que Teherán ha aportado datos adicionales el 5 y el 9 de noviembre para explicar esas partículas, el OIEA sigue sin considerar adecuadas sus explicaciones.
El OIEA demanda una explicación «pronta y completa» para evitar cualquier «posible inquietud» sobre la veracidad de las declaraciones de Irán sobre sus actividades nucleares.
Su ubicación nunca se ha especificado oficialmente, pero fuentes diplomáticas dijeron a la AFP que se trataba de un almacén en el distrito de Turquzabad de la capital, que ha sido denunciado por el gobierno israelí. El Director General del OIEA, Rafael Grossi, ya había expresado su preocupación al respecto en marzo. «El hecho de que se hayan encontrado rastros es muy importante, significa que existe la posibilidad de actividades y materiales nucleares que no están bajo control internacional y cuyo origen y destino se desconocen», dijo en su momento.
Irán comenzó el año pasado a producir uranio de mayor pureza, violando el acuerdo nuclear, en respuesta a la salida de EEUU del pacto en 2018 y para presionar a los miembros europeos del acuerdo con la intención de que le garanticen los beneficios económicos previstos. A cambio, se levantaron las sanciones internacionales contra Irán, aunque Estados Unidos volvió a instaurar sus medidas punitivas en 2018, incluyendo un embargo petrolero.
Por lo tanto, Irán continúa su trayectoria de producción de uranio, en respuesta a la retirada estadounidense del acuerdo firmado en Viena en 2015 y al restablecimiento por parte de la administración Trump de las sanciones que sumieron al país en una profunda recesión. Para el presidente iraní Hassan Rohani, la elección de Joe Biden ofrece a los Estados Unidos la oportunidad de «compensar» sus «errores del pasado».
«Nuestro objetivo es romper la presión de las sanciones que han estado pesando sobre nuestro pueblo», dijo. Siempre que surja una oportunidad, actuaremos responsablemente», insistió el miércoles. En caso de que se levanten las sanciones, y sólo en estas condiciones, Irán ha prometido volver a cumplir los compromisos contraídos en virtud del acuerdo de 2015 (JCPOA), que se concluyó tras años de prolongadas negociaciones.