La directora de una escuela de Texas le dio el regalo más valioso del mundo a tres de sus alumnos
Al enterarse que podrían perder a su papá le donó uno de sus riñones y en esta entrevista nos explica cómo ha sido el proceso de donar un trocito de su vida.
Dra. Sarah Schecter, directora de educación primaria en The Oakridge School de Arlingon
Fuente:https://www.univision.com / Celeste Rodas de Juárez
A la Dra. Sarah Schecter, directora de educación primaria en The Oakridge School de Arlingon, nunca le ha gustado ser el dentro de la atención, pero desde hace dos semanas, cuando le donó uno de sus riñones al padre de tres de sus estudiantes, comenzó a convertirse en el centro de la admiración de miles de personas.
El tema de convertirse en una donante de órganos es algo que antes no había considerado, pero, según dijo en esta entrevista con Univision.com, “surgió cuando supe que estos tres niños se podían quedar si su padre. Me dio mucho miedo someterme a la cirugìa, pero más miedo me dio que estos tres chicos no fueran a tener a su papá”.
Todo comenzó el año pasado cuando al hablar con la madre de estos chicos, Amenze Jones, se enteró que su esposo Nate iba a tener que ser sometido a un tratamiento de diálisis por un serio problema renal. “No lo podía creer porque hacía sólo unos días lo había visto recogiendo a sus hijos en la escuela, y se veía bien… ¿Cómo es que ahora esos niños podían quedarse sin su papá?”.
De repente, esa complicación de salud que atormentaba a la familia Jones, se convirtió en una preocupación propia de la directora. “Al principio pensé que otra persona lo haría”, recuerda la también madre de dos hijos. “Pero las semanas pasaban, yo seguía preguntando, y el donante no aparecía”.
Una voz interior fue creciendo dentro de ella: “ Me decía que no importaba que no fuéramos familia, ni siquiera amigos, que no importaba que no fuéramos de la misma raza, que no tuviéramos los mismos genes…”. Así las cosas, en el otoño de 1998 abordó a Amenze y le dijo que ella estaba dispuesta a donarle su riñón a su esposo: “¡No lo podía creer! Se me echó encima y rompió en llanto”, dice aún emocionada Schecter.
El próximo paso fue decírselo a su esposo y a sus dos hijos. “Fue en Navidad. Estábamos todos reunidos y les dije ´Dios me ha puesto un deseo muy fuerte en mi corazón: ayudar a esta familia que podría quedarse sin su papá. He tratado de ignorar ese pensamiento por varios meses, pero sigue regresando cada vez con más fuerza…”.
Para su sorpresa, los tres le dijeron que sí. “Si Dios te lo ha puesto en el corazón”, dijo su hija, “¿quiénes somos nosotros para quitártelo?”.
Hace dos semanas la buena samaritana se internó en el UT Southwestern Medical Center en Dallas, y se sometió a la delicada cirugía. “No ha sido tan mal cómo creía. Sí, he tenido dolor y he estado sin energía, pero no me ha ido tan mal como esperaba. Me dieron como 30 píldoras para el dolor, sólo he tomado 3. Tiempo atrás me operé de una rodilla y esa recuperación me costó mucho más”.
El lunes la Dra. Schecter regresa de nuevo a la escuela, pero Jones todavía está convaleciente. “El proceso de él es mucho más delicado. Pero estoy segura de que, cuando se recupere, nos veremos más seguido que antes, ahora somos familia”.
A pesar de que ha tenido que perder varios días de trabajo y vivió una montaña rusa de dudas antes de la cirugía, la docente dice que esta experiencia le da más fuerza para seguir su carrera: “Siempre le digo a mis alumnos que no importa cuán inteligente o ambicioso seas, sino eres una buena persona, eso no te va a llevar a un buen sitio”. Pues bien, ahora, ella, les ha demostrado que practica lo que enseña.