Laura Gruber, quien reside en San Antonio, durante meses estuvo buscando en los distintos supermercados de Texas los ingredientes principales para cocinar la comida típica puertorriqueña, pero todo lo que encontraba era alimentos enlatados, en caja o congelados. Por eso, decidió crear Huertorriqueño, un espacio para que las personas que se han ido, vuelvan a saborear el sazón de la isla.
Ahora, Gruber tiene otro sueño. Crear un huerto comunitario en su comunidad para todos los puertorriqueños.
Fuente: / Viviana Tirado-Mercado
Laura Gruber nació en Puerto Rico hace 41 años y se mudó a Texas en 1980. Su identidad boricua nunca estuvo en duda, pero una pregunta hecha por su hija de 10 años la impactó. Este fue el primer paso para crear un proyecto agrícola en suelo tejano con una misión muy especial.
Laura Gruver nació en Puerto Rico hace 41 años y se mudó a Texas en 1980. Crédito: Suministradas Univision
“Un día fuimos a comer a un restaurante boricua y mi hija pidió tacos y no un plato puertorriqueño. Fue ahí que me dije: ‘Eah, rayo… mi hija es más estadounidense que boricua’”, dice Gruber.
Desde ese entonces, Gruber comenzó a enlazar la cultura boricua con la agricultura y creó un huerto casero con plantas puertorriqueñas.
“Yo no quería meterle por ojos, boca y naríz la puertorriqueñidad para que me la rechazara. Así que busqué compartir una pasión con ella: la tierra”, recordó la oriunda de Vega Baja, un pueblo costero en Puerto Rico.
La búsqueda fue retante. En San Antonio, lugar en el que reside, no encontró las semillas de gandules, tampoco del ají dulce. Y los ingredientes principales de la comida típica puertorriqueña que encontraba no eran frescos. De esta forma, nació Huertorriqueño, su huerto.
Gruber mandó a pedir desde Puerto Rico gandules y otras semillas. Comenzó a estudiar más a fondo los tipos de plantas y su tiempo de germinación hasta que un día, la planta de gandules dio frutos.
“El truco es seleccionar lo que sí se pueda dar, tener cuidado extremo, paciencia y experimentar con las sombras y temperaturas”, recomienda.
Alimentando el paladar boricua en suelo tejano
Los primeros gandules cosechados fueron publicados en Facebook. Este grano, parte esencial de la dieta puertorriqueña, causó sensación en la comunidad boricua.
“Yo no planificaba venderlos. Era un ‘hobby’. Pero las personas comenzaron a pedir, mis plantas comenzaron a dar”, cuenta Gruber a Univision y quien en seis meses alzó su microempresa.
“Fuera del Caribe, los sabores que definen nuestra cultura vienen congelados, enlatados o en caja. Huertorriqueño quiere que vengan de su patio”, explica.
La puertorriqueñidad en los ojos de su hija
Una vez se creó Huertorriqueño, Alejandra Isabel Smith —su hija— se enamoró de los sabores de su tierra.
“Ella está enamorada de la labor y he visto despertar el orgullo de ser puertorriqueña en ella”, cuenta Gruver seis meses después de que su hija preguntara por tacos en un restaurante puertorriqueño en San Antonio.
También dice que Alejandra Isabel es su mano derecha en los eventos y, a su corta edad, intenta absorber todo el conocimiento de la agricultura a través de YouTube.
La gastronomía como identidad cultural en el exilio
Para Gruber, haber creado su fuente de alimentos boricuas signfica haber construido un puente que une al estado tejano y a Puerto Rico.
«Tenemos que buscar y ser nuestro propio recurso. Si en mi comunidad no lo hay, yo lo creo. El cosechar es también aprender a adaptar las plantas y a nosotros. Sí, tenemos que adaptarnos en nuestro entorno, conocer otras cosas, pero es importante tener ese enlace con nuestra patria, nuestra tierra», reflexiona la mujer de 41 años.
Ahora, Gruber tiene otro sueño. Crear un huerto comunitario en su comunidad para todos los puertorriqueños.
«La seguridad alimenticia me importa. Y tengo el sueño de hacer un huerto comunitario. Comprar un solar y crear un jardín», dice Gruver, con una voz esperanzada y satisfecha de haber cumplido la meta con su hija.