El gobierno del presidente Mauricio Macri dijo el miércoles que buscará extender los plazos de la deuda privada y con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que tiene Argentina, en momentos en que el país enfrenta una crisis de confianza financiera por el aumento de la tensión política antes de las elecciones de octubre.
El plan, que apunta a prolongar los vencimientos de la deuda de corto plazo, de los bonos bajo legislación local, bajo ley extranjera y el repago de un crédito de 57.000 millones de dólares del FMI, fue presentado por el ministro Hernán Lacunza tras días de frenéticas caídas de los activos argentinos.
La iniciativa busca que el próximo gobierno que asumirá en diciembre “pueda desplegar sus políticas sin la restricción de vencimientos de deuda inminentes o demasiado elevadas”, dijo Lacunza, quien resaltó que los inversores no sufrirían ningún recorte en su capital o intereses.
Luego del anuncio, el FMI dijo que está analizando el impacto de la intención de Argentina de extender los plazos de vencimientos de su deuda con el organismo. (Full Story)
El peso, los bonos y las acciones argentinas comenzaron a derrumbarse después de que Macri, el candidato preferido por los mercados, sufrió una amplia derrota en las elecciones primarias de este mes que lo dejó prácticamente sin posibilidades de ser reelecto.
Los inversores temen que el postulante opositor, el peronista Alberto Fernández, quien tras las primarias quedó posicionado para vencer en octubre, reinstale en Argentina la política intervencionista que lideró su candidata a vice, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuando gobernaba.
Ahora, para modificar los plazos de los vencimientos de la deuda, el gobierno enviará al Congreso un proyecto destinado a los títulos de largo plazo bajo legislación local. Con respecto a los bonos bajo legislación extranjera, Lacunza dijo que se invitaría a los bancos el jueves a presentar sus propuestas.
En las últimas semanas, el Banco Central (BCRA) ha sufrido una hemorragia de casi 10.000 millones de dólares de sus reservas internacionales, que tuvo que usar para pagar a los inversores que dejaron de refinanciar los bonos de corto plazo y atender una creciente demanda de dólares por la incertidumbre.
El miércoles, más temprano, el BCRA dijo que limitaría el endeudamiento de los exportadores en pesos, una medida para forzarlos a liquidar sus dólares y aumentar así el abastecimiento de divisas en el convulsionado mercado cambiario local.
¿DEFAULT?
Algunos operadores y analistas se mostraban escépticos sobre el intento de prolongar los plazos de las obligaciones y sobre la reacción que tendrán los inversores.
“Los mercados lo van a ver como un default”, dijo a Reuters Hernán Esteves, un economista de la consultora FyEConsult en Buenos Aires.
“Es una propuesta de reestructuracion de deuda que lanza el gobierno (actual) para que ejecute el próximo gobierno. Carece de toda credibilidad en medio de una transición politica que hace muy difícil manejar en forma ordenada esta reestructuración”, señaló.
Sin embargo, Roger Horn, director ejecutivo y estratega de mercados emergentes en SMBC Nikko Securities America en Nueva York, dijo que era positivo que el país tomara la decisión ahora en lugar de dejarla para el próximo Gobierno.
“No me gusta usar la palabra default, prefiero pensar en que es un reconocimiento de la realidad”, dijo Horn en diálogo con Reuters.
“Con los bonos cotizando en 40 (por ciento del valor nominal), el mercado ya estaba esperando el peor escenario. Es mejor lidiar con esto ahora y no en seis meses”, agregó.
COLAPSO DEL PESO
Más tarde, después del anuncio de las medidas sobre la deuda, el presidente del BCRA, Guido Sandleris, dijo que el organismo monetario continuaría con su política restrictiva y sus intervenciones cambiarias para estabilizar al peso ARS=RASL.
El colapso de la moneda doméstica, que acumula una caída de alrededor del 25% en lo que va de agosto debido al contundente resultado de las primarias y al posterior incremento de las fricciones políticas, ha alimentado una inflación que excede el 50% en una economía que no logra salir de la recesión.
A su vez, la agudización de los problemas económicos fogonea el descontento social. El miércoles, una multitudinaria manifestación de partidos de izquierda y organizaciones de desempleados y pobres paralizó el centro de Buenos Aires, en reclamo de cambios en el programa económico.
Con banderas que decían “Fuera Macri” y carteles de protesta por la elevada pobreza y la alta desocupación, decenas de miles de argentinos ocuparon por horas la avenida 9 de Julio, la más importante de la ciudad.
Macri lanzó este mes algunas medidas sociales para recuperar la iniciativa política y contener las consecuencias de la crisis, pero han funcionado solo como un paliativo dado que la constante pérdida de valor del peso conduce a incesantes alzas de precios al consumidor en los supermercados y tiendas.
En las primarias del 11 de agosto, el Frente de Todos, del opositor Fernández, consiguió el 47,7% de los votos, contra el 32,1% de Juntos por el Cambio, la coalición de Macri.
Si bien esta votación fue una formalidad porque los candidatos ya habían sido consensuados internamente por los partidos, funcionó en la práctica como un sondeo preciso de lo que podría suceder en las elecciones presidenciales de octubre.
Reporte de Eliana Raszewski y Gabriel Burin; reporte adicional de Walter Bianchi, Jorge Otaola, Jorge Iorio