Negocios informales utilizan Facebook y mantienen vínculo con la comunidad por medio de la comida
Fuente: https://www.aldiadallas.com Carmina Tiscareño
Por las tardes, de miércoles a domingo, un estacionamiento de bodegas en Carrollton se convierte en un centro gastronómico para la comunidad venezolana que reside en el Norte de Texas.
Se trata de un negocio que tuvo sus inicios en las redes sociales. Y no es el único, muchos venezolanos venden su comida a través de grupos de Facebook, WhatsApp, Instagram o Telegram.
Para los venezolanos, es difícil resistirse a la nostalgia de la comida.
El camión de comida Sabor Venezolano Express cuenta con platillos tradicionales venezolanos como patacones, tequeños y arepas a partir de las 6 p.m. de miércoles a domingo.
Los patacones, que son parecidos a un sándwich son los más populares: Dos trozos de plátanos fritos en forma de un óvalo, reemplazan al pan para retener carne, jamón, queso mozzarella, lechuga, salsa de tomate y salsa tártara.
En Sabor Venezolano Express incluso tienen el refresco venezolano Frescolita, que es similar a un Big Red.
Dariela Cuadrado (izq.), prepara comida junto a su asistente Fabiola Sánchez, en el food truck Sabor Venezolano Express, en Carrollton.Ben Torres / Especial para Al Día
Los clientes, en su mayoría venezolanos que residen en el Norte de Texas, se sientan en las mesas que están en el estacionamiento y Carlos Cuadrado, de 38 años les da el menú para tomar su orden.
Él y su esposa Dariela, de 35 años, llevan tres años viviendo en el norte de Dallas. En ese corto tiempo ellos han salido adelante gracias a la demanda por sus platillos venezolanos.
Pero antes de que su camión de comida atendiera a más de 40 personas por jornada, la familia Cuadrado empezó a vender su menú desde su pequeño apartamento en el Norte de Dallas.
Dariela explicó que todos los días publicaban fotos de su comida en redes sociales como Facebook, Instagram y en la aplicación de mensajes Telegram.
“A mí siempre me ha gustado vender comida”, dijo Dariela.
“No es tanto como un hobbie, es una pasión. Lo tengo como algo que en verdad me gusta hacer”.
Grupos de Facebook
De hecho, la comunidad venezolana es muy activa en redes sociales. Una simple búsqueda en Facebook evidencia esta actvidad con decenas de personas en Dallas que anuncian la venta de los populares tequeños, pepitos y panes típicos del país sudamericano.
Pero hace tres años la situación no era así. Dariela aprovechó al ver que la comunidad venezolana comentaba en línea que en esta área no había comida típica y así dio marcha a su pasión por la cocina.
La venta de productos a través de redes sociales está facilitada por una ley estatal.
La ley HB 970 (2013) permite la venta de productos horneados que no requieren refrigeración. Algunos de los productos permitidos bajo este reglamento son dulces, tartas de fruta, galletas, pasteles y pan.
Conforme a una encuesta de C.O.O.K Alliance, un grupo defensor de cocineros caseros sin fines de lucro, un 48% de los cocineros que forman parte de la economía alimentaria informal en Estados Unidos son africanos, hispanos o de ascendencia multiracial. Un 30% de los cocineros informales son inmigrantes de primera generación. Y muchos utilizan ahora las redes sociales para vender sus productos
Entre miércoles y domingo las 40 sillas se llenan de venezolanos nostálgicos por su comida y por otros residentes interesados en conocerla.Ben Torres / DMN
Carlos Cuadrado explicó que antes de tener su food truck, ellos servían la comida a sus clientes en el comedor de su casa. La clientela comentaba que necesitaban un espacio más grande.
Los Cuadrado se dedican a su negocio tiempo completo. Antes trabajaban en la construcción y en Villa del Rosario, estado de Zulia, en Venezuela, ellos tenían su boutique de ropa que la surtían con ropa de Estados Unidos.
“Este país da oportunidad y hay que saberla aprovechar y trabajar para poder lograr las metas”, dijo Cuadrado.
Cuadrado explicó que en los días que trabajan comienzan su jornada a las 2 p.m. Incluso en los días más pesados de trabajo, que suelen ser viernes y sábado, regresan a su casa a las 4 a.m.
Solidaridad venezolana
Según Dariela, los venezolanos en el Norte de Texas se ayudan unos a otros. Ellos compran el pan para sus hamburguesas de Isa Araujo, dueña de Catatumbos Bakery. La venezolana, de 38 años, vende los panes desde su hogar, vía Facebook, ya que ella aún no cuenta con un local propio.
Al igual que los Cuadrado, Araujo no lleva más de cinco años en el Norte de Texas. La residente de Irving llegó al país hace un año. En una semana Araujo hornea 600 de los panes que son pedidos por personas o para negocios pequeños como el de los Cuadrado.
Panes como el acemita, un pan dulce saborizado con canela, panes rellenos con queso, o pan de jamón son algunas de las especialidades de Araujo.
“La idea de hacer los panes y venderlos no es solamente por tener un ingreso”, dijo.
“También es llevar ese poquito de saborcito venezolano de nuestro país a la boca muchas personas que tienen años y años aquí (y) que no han podido probar un pan dulce”.
Ella tenía su panadería en Venezuela y decidió dedicarse a eso al llegar aquí ya que ella estudió ese oficio. Debido a la demanda por sus panes, con frecuencia ella y su esposo terminan su jornada hasta las 3 a.m.
“No es fácil tener tu propio negocio, tienes que hacer algo que te gusta mucho’, dijo Araujo.