El presidente de EEUU visitó a las víctimas y familiares de los tiroteos masivos mientras lo esperaban manifestaciones en contra y pedidos para que tome acción contra la violencia
Trump, acompañado de su esposa, Melania, estuvo en por la mañana en Dayton (Ohio), donde visitó a los heridos y a sus familiares.
Fuente: https://www.elmundo.es / Laura Rivera Wiener
El presidente de EEUU, Donald Trump, quiso dedicar ayer el día a consolar a las víctimas de las dos masacres que el fin de semana pasado dejaron 32 muertos y sembraron conmoción y tensión social. Sin embargo, su visita a Dayton (Ohio) y El Paso (Texas) solo logró ahondar en la división política y generar sentimientos encontrados.
Trump, acompañado de su esposa, Melania, estuvo en por la mañana en Dayton (Ohio), donde visitó a los heridos y a sus familiares. A continuación, viajó a El Paso (Texas), e hizo lo propio, pese a la advertencia por parte de ciudadanos y políticos de que no era bienvenido y de que habría manifestaciones en su contra. Muchos funcionarios de la ciudad le pidieron al presidente que condene el racismo y la supremacía blanca durante su visita.
«Si no condena enérgicamente este ataque terrorista por motivos raciales y no pide que se ponga fin al uso de la violencia contra los grupos minoritarios por parte de supremacistas blancos radicalizados, su señalamiento continuo a los inmigrantes y migrantes como una amenaza para nuestra nación solo pondrá a nuestra comunidad en mayor riesgo de ataques por motivos raciales», exigieron en un manifiesto.
Las muestras de rechazo a la Administración Trump se acrecentaron tras conocerse la supuesta motivación de los dos atacantes. Connor Betts, el joven de 24 años que mató a nueve personas en Dayton, era de ideología extremista y violenta. Patrick Crusius, el chico de 21 años que acabó con la vida de 22 personas en El Paso, actuó por odio y racismo, especialmente a la comunidad inmigrante e hispana.
Los más críticos responsabilizan a Trump del aumento de la violencia por motivos de odio y recuerdan discursos pronunciados por él en el que se fomenta el rencor a los inmigrantes. Destacan, por ejemplo, cuando habló recientemente en Florida refiriéndose al ingreso de personas por la frontera como una «invasión» y le preguntó al público qué hacer para detener ese fenómeno. Una persona de la audiencia le respondió «disparémosles», y él se rio.
«Tenemos un presidente con una lengua tóxica que ha abrazado pública y apologéticamente una estrategia política de odio, racismo y división», declaró el miércoles Joe Biden, el favorito en las primarias demócratas a la carrera a la Casa Blanca.
El presidente condenó el lunes «las ideologías siniestras» que se difunden por internet, en un discurso televisado, y horas antes había señalado también a los medios de comunicación, que «tienen que empezar a ser equilibrados, objetivos y sin sesgo, o estos terribles problemas empeorarán». Sus partidarios acusan a los demócratas de culpar injustamente al republicano del comportamiento de los criminales.
EL PASO CUENTA CON UN 80% DE POBLACIÓN HISPANA
En El Paso, una ciudad donde más del 80% de la población es hispana, el clima estaba muy tenso con la visita de Trump. El mandatario había utilizado la ciudad en enero para lanzar su campaña a las elecciones de 2020, con un discurso contra la migración. El miércoles, el presidente fue recibido con manifestaciones y carteles para mostrarle su disgusto por su retórica antiinmigrante y antihispana.
«No es bienvenido aquí», le advirtió la representante de El Paso en el Congreso, la demócrata Veronica Escobar. Su antecesor en el cargo -hoy candidato a las primarias demócratas- Beto O’Rourke, originario de El Paso, también criticó a Trump: «Este presidente, que ha ayudado a crear el odio que hizo posible la tragedia del sábado, no debería venir a El Paso. No necesitamos más división. Necesitamos sanar».
Lejos de eso, Trump -poco antes de emprender el viaje- habló con la prensa e insistió en su retórica antiimigrante. «La inmigración ilegal es una cosa terrible para nuestro país, pienso que ellos deben venir en forma legal», dijo. «Creo que tener las fronteras abiertas es algo muy malo para nuestro país… estamos levantando el muro ahora mismo, el muro está en construcción», afirmó.
El inquilino de la Casa Blanca también rechazó las voces que abogan por legislar la tenencia de armas de asalto, dentro de la ley que permite portar armas en general. Sólo se pronunció a favor de endurecer los controles para revisar los antecedentes de las personas que quieran comprar armas para evitar que caigan en manos de personas con enfermedades mentales. «Puedo decir que no hay apetito político» para prohibir las armas de asalto «en este momento», dijo. Pero se comprometió a llevar al Congreso el debate para endurecer las condiciones: «Hay mucho respaldo, un respaldo amplio, para el control de antecedentes».