En una carta enviada a ‘Wall Street Journal’, los últimos líderes de la Fed reclaman la independencia en la política monetaria y advierten de que los ataques causan inestabilidad en los mercados y la economía.
Alan Greenspan, Ben Bernanke y Janet Yellen.
Fuente: https://www.expansion.com
Los ataques a la Reserva Federal (Fed) por parte de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, se han convertido en una constante. El mandatario ha llevado a su máximo exponente la presión sobre Jerome Powell, presidente de la Fed, al que acusa de todos los males que detecta.
Si el dólar está fuerte, es culpa de la Fed;si la economía estadounidense crece más del 2%, pero menos de lo que querría Trump, es culpa de la Fed; si la guerra comercial se alarga más de lo que él querría, es porque la Fed no ayuda.
Con esa situación de fondo, los últimos cuatro presidentes del banco central -Paul Volcker, Alan Greenspan, Ben Bernanke y Janet Yellen- se han unido a través de una carta enviada a The Wall Street Journal en un alegato en defensa de la independencia del organismo. «Es crítico preservar la capacidad de la Fed de tomar decisiones basadas en los mejores intereses para la nación, no en los intereses de un pequeño grupo de políticos», señalan los expresidentes en la citada misiva.
Tipos más bajos
Trump quiere recortes de tipos que alarguen el ciclo económico al menos hasta las elecciones de 2020 y así lo ha hecho público en numerosas ocasiones, llegando incluso a señalar que la Fed se había vuelto loca por endurecer las condiciones de financiación. Powell subió los tipos de interés hasta en cuatro ocasiones en su primer año al frente del banco central, pero es su último movimiento el que ha hecho saltar las alarmas.
La semana pasada, y con la oposición de dos miembros de la junta de decisión del organismo, Powell anunció una rebaja del precio del dinero en 25 puntos básicos, hasta el 2,25%. La decisión -que también fue criticada por un Trump que buscaba un recorte de 50 puntos básicos- estuvo rodeada de controversia por el hecho de realizarse en un momento en el que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el país crezca un 2,6% y con el paro en mínimos históricos. Powell justificó la decisión como un «seguro» frente a las incertidumbres globales, una explicación que no ha eliminado la suspicacia entre los expertos en política monetaria.
Los expresidentes de la Fed se refieren a este episiodio en la carta, en la que advierten de que «incluso la percepción de que las decisiones de la política monetaria puedan estar motivadas por la política -o influenciadas por las amenazas de que los banqueros centrales no podrán mantener su puesto durante todo su mandato- pueden minar la confianza pública en que el banco central esté actuando en el interés de la economía».
Además, los que fueran los máximos responsables de la política monetaria estadounidense aseguran que el camino tomado por Trump (al que en ningún momento citan de forma expresa) «puede desencadenar la inestabilidad en los mercados financieros y dar lugar a perspectivas económicas peores».
Ayer mismo, Peter Navarro, el asesor de comercio de la Casa Blanca, incidió en estas presiones al pedir públicamente a la Fed que baje los tipos de interés entre 75 y 100 puntos básicos antes de que acabe el año para acercar los tipos de EEUU a los del resto de economías desarrolladas.
Volcker, Greenspan, Bernanke y Yellen reconocen que, echando la vista atrás, «no todas las decisiones fueron perfectas», pero concluyen que «siempre son mejores si no son producto de consideraciones partidistas o políticas, sino del análisis de los intereses económicos a largo plazo».