Economistas y empresarios consideran que intención de Donald Trump podría afectar grávemente la economía de Texas
Cientos de vehículos esperan en el puente internacional Paso del Norte que conecta Ciudad Juárez con El Paso. (DMN/Ryan Michalesko)
Fuente: / Alfredo Corchado / Tom Benning
Analistas y líderes empresariales fueron muy directos al hablar del daño que el cierre de la frontera con México causaría a la economía, pues recurren a palabras como “caos”, “catastrófico” y “desastre”.
Cada día cruzan la frontera México-Estados Unidos más de $1,000 millones en comercio, según el gobierno de Estados Unidos.
Además, el comercio transfronterizo sostiene más de 4.5 millones de empleos en Estados Unidos, según un estudio preparado por Business Roundtable.
Incluso un cierre parcial de la frontera como es la intención del presidente Donald Trump —cierre de algunos puentes, muchos menos agentes efectuando inspecciones, con resultado de esperas mucho más largas para cruzar— podría tener un efecto muy perjudicial para la economía y la vida cotidiana en la frontera.
Cosas como la oferta de aguacates y la venta de autos serían afectados porque las verduras y refacciones estarían entre las mercancías cuyo tránsito al norte sería frenado o detenido.
Ningún lugar saldría más perjudicado por un cierre de la frontera que Texas. México es, por mucho, el mayor socio comercial de Texas.
“Si esto sería malo para la economía de Estados Unidos, sería devastador para la economía de Texas”, dijo Christopher Wilson, director ejecutivo adjunto del Mexico Institute del Wilson Center en Washington
México representó $187,000 millones en comercio con Texas el año pasado.
Esa actividad sustenta cientos de miles de empleos en Texas en sectores como la agricultura, manufactura automotriz y producción energética.
Ya de por sí molestos por los aranceles ordenados por Trump, que a su vez han motivado gravámenes de represalia por México y otros países, los empresarios en Texas y otros lugares ahora están preparándose para cosas peores.
Trump ha dicho que cerraría la frontera desde esta semana en respuesta a lo que considera inacción de las autoridades mexicanas para detener las oleadas de migrantes centroamericanos que se dirigen a Estados Unidos.
El número de detenciones en la frontera ha alcanzado un nivel que no se veía en 12 años, y muchos de los detenidos son familias y niños.
Los migrantes tienen derecho legal a pedir asilo una vez que están en suelo estadounidense, pero están rebasando los albergues y extenuando los recursos de la Patrulla Fronteriza, según el gobierno.
Cerrar la frontera México-Estados Unidos no necesariamente impediría a los migrates cruzar entre las garitas de cruce internacional, pero los expertos dicen que tendría un efecto inmediato en la frontera misma.
No es solamente la red de bodegas, transporte y logística que se ha establecido para hacer posible el masivo flujo comercial.
Está también el simple hecho de que en la frontera la gente la cruza todos los días para trabajar, hacer compras y salir a comer.
Ahí está por ejemplo El Paso, donde se estima que del 15% al 30% del comercio minorista es hecho por mexicanos, dijo Jon Barela, director ejecutivo de Borderplex Alliance.
“Las pequeñas empresas serían las primeras en ser afectadas”, dijo Barela, cuya organización promueve el desarrollo económico binacional desde El Paso. “Sería un caos”.
El daño se extendería a partir de ahí, opinaron los analistas financieros.
Por ejemplo, no pasaría mucho tiempo para que lo notaran los clientes de las tiendas de abarrotes en Dallas.
Cada año entran a Estados Unidos diez millones de toneladas métricas de productos agrícolas provenientes de México, lo que representa más el 40% de todas las frutas y verduras que importa el país, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Los estadounidenses, amantes del aguacate, se quedarían sin el esencial ingrediente para el guacamole en tres semanas si se detuvieran las importaciones de México, dijo a Reuters Steve Barnard, presidente de Mission Produce, el distribuidor y productor de aguacate más grande del mundo.
También podrían verse obligados a buscar productos escasos como fresas y chiles, dijo Jennifer Apperti, administradora de Mission Foods Texas-Mexico Center en Southern Methodist University.
“Estamos hablando de precios extremadamente altos y tal vez hasta escasez”, dijo.
Los campesinos, fabricantes y otros para los que México es un mercado clave también sufrirían las repercusiones.
“El impacto sería inmediato”, y un cierre prolongado derivaría en una “devastación económica”, dijo Tony Bennett de la Asociación de Manufactura de Texas.
Tan solo hay que considerar la industria automotriz, que en Texas tiene la sede de Toyota Norteamérica en Plano y la planta de montaje de General Motors en Arlington.
Un cierre de la frontera resultaría en “una interrupción significativa en la industria automotriz de Norteamérica”, en parte debido a que “los componentes automotrices cruzan la frontera de siete a ocho veces antes de ser integrados al montaje final de un vehículo”, dijo un portavoz de Alliance of Automobile Manufacturers.
México es la principal fuente de componentes automotrices importados por Estados Unidos, dijo Kristin Dziczek, experta del Center for Automotive Research en Michigan.
Esos componentes no son “clavos de 10 centavos que se puedan conseguir en cualquier parte”, dijo.
“No sé cómo se pueda hacer un plan de contingencia desconectando a todo México”, dijo.
Un componente clave que el sector obtiene casi exclusivamente de México es un arnés eléctrico que conecta las puertas y paneles de instrumentos, dijo Dziczek.
Puede parecer muy simple, pero un automóvil no puede ser terminado sin ellos. Si no se puede terminar un vehículo, toda la línea de producción es detenida.
Si se detiene la producción, los demás proveedores, aun aquellos que no reciben componentes de México, también tienen que detenerse.
“Probablemente hay compañías automotrices que pararían en uno o dos turnos”, dijo Dziczek. “No tardaría más de una semana para que toda la industria quede paralizada”.
En pocas palabras, el sistema se deshace sin la participación de México. Si el cierre dura mucho tiempo, vendrían sin falta los despidos y el freno al crecimiento económico, dicen los expertos.
En El Paso se percibe el nerviosismo.
El Paso y Ciudad Juárez están vinculados íntimamente. No solamente familias viven en ambos lados de la frontera; también trabajan y hacen sus compras en ambos lados.
El alcalde de El Paso, Dee Margo, mencionó el lunes un centro comercial como ejemplo de esos lazos. El año pasado, dijo, el outlet mall generó ingresos por $9.1 millones, y casi la mitad de sus clientes eran de México.
“Económicamente, un cierre sería catastrófico”, dijo, al resaltar que cada día 23,000 personas cruzan a pie para trabajar en El Paso. “El impacto sería devastador”.
Algunos agentes fronterizos ya han tenido que ser transferidos de los puentes para ayudar a afrontar la crisis migratoria, lo que ha causado largas filas.
“Me preocupa cómo va a afectar esto a nuestra ciudad”, dijo el alcalde.
Por su parte, la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen adelantó que podría reasignar hasta 2,000 agentes.
“El cierre de gobierno nos afectó mucho”, dijo Margo al destacar la enorme presencia militar y federal en El Paso. “Un cierre de frontera prácticamente nos haría desaparecer”.
El único equivalente a lo que propuso Trump se produjo a raiz de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando el entonces presidente George W. Bush ordenó una inspección total en los puntos de cruce.
El operativo derivó en un estancamiento, cerrando efectivamente la frontera con resultado de filas inmensas.
“Nos dimos cuenta de lo vital que es una frontera funcional para nuestras economías y sociedades”, dijo Wilson, investigador del Wilson Center.
Bennett, de la Asociación de Manufactura de Texas, dijo que un cierre de la frontera produciría un efecto dominó debido a la naturaleza “simbiótica” de las cadenas de suministro norteamericanas.
“Se haría más mal que bien”, dijo.
Tom Benning informó desde Washington, y Alfredo Corchado desde El Paso