Exbajista de una banda punk, de 46 años y un carisma arrollador, algunos analistas lo consideran un Bobby Kennedy del sur. La batalla por la Casa Blanca ya suma 15 nombres
Beto O’Rourke, en Plano (Texas), en noviembre de 2018. En vídeo, así ha anunciado su candidatura. MIKE SEGAR (REUTERS) / VÍDEO: EPV-AP
Fuente: https://elpais.com
La carrera demócrata por derrotar a Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020 acaba de sumar a Beto O’Rourke, el político de 46 años que causó sensación en las elecciones legislativas del pasado noviembre y rozó lo impensable: arrebatarle un puesto en el Senado a los republicanos en la conservadora Texas. O’Rourke, finalmente, perdió por un estrecho margen, pero su campaña fresca, diestra en redes sociales, y su discurso progresista lo convirtieron en una estrella de rock. Tanto que, pese a la derrota, ahora se lanza a la carrera por la Casa Blanca.
O’Rourke, congresista en Washington durante tres legislaturas y exconcejal de la ciudad fronteriza de El Paso, defendió en las legislativas una agenda desenfadadamente socialdemócrata en un bastión conservador como Texas. Atractivo y magnético con el público, algunos analistas y admiradores lo comparaban con Bobby Kennedy. Fue bajista de una banda de punk, Foss, en los noventa, se formó en la Universidad de Columbia y es dueño de una empresa tecnológica.
Con él, ya son 15 los demócratas que han formalizado su precandidatura a la presidencia de Estados Unidos. El izquierdista Bernie Sanders -ya precandidato en las de 2016- figura como el aspirante más apoyado en las encuestas y hay un protagonismo femenino sin precedentes con las senadoras Elizabeth Warren, Kamala Harris y Kirsten Gillibrand entre los nombres más destacados. El exvicepresidente Joe Biden, que se da por descontado, se hace el remolón a la hora de oficializar sus intenciones, en lo que no queda claro si es una duda sincera o la espera a una fecha adecuada para realizar el anuncio.
O’Rourke lo hizo este jueves por la mañana en un vídeo en el sofá de su casa, en El Paso, acompañado de su esposa. «Me presento para servirles como nuevo presidente. Los desafíos que encaramos son los mayores desde que tenemos memoria. Nadie puede enfrentarlos por sí solo. Solo este país puede hacerlo y solo si construimos un movimiento que nos incluya a todos», afirma en la grabación. «Vamos a crear la mayor campaña de base que jamás haya visto este país», añade.
El ya precandidato demócrata sabe español, despierta tirón especial entre los votantes latinos y presenta un ideario marcadamente progresista -abogó en noviembre por las mejoras en la cobertura sanitaria, subida de sueldos a los profesores, entre otros-, pero más centrista que el de Sanders o Warren. El miércoles por la noche, una emisora de El Paso, KTSM, avanzó la noticia de su candidatura citando un mensaje de texto del excongresista. Vanity Fair también difundió una portada del político, con unas fabulosas fotos de Annie Leibovitz tomadas en plena carretera, y el titular: «Quiero estar ahí. He nacido para estar ahí».
O’Rourke estaba este jueves, de momento, en una cafetería de Iowa, un territorio clave en la historia de las elecciones norteamericanas porque se trata del primer Estado donde los partidos celebran sus elecciones primarias, esas de las que sale el candidato final a batirse con el rival -en este caso, republicano- por la presidencia de Estados Unidos. Allí, en un pueblo llamado Keokuk, celebró su primer acto de campaña. Si esta se parece a la de las legislativas, los estadounidenses deberán acostumbrarse a ver a Beto en vídeos de Facebook y conduciendo su propio coche, un Dodge familiar color gris, de ciudad en ciudad, en todo tipo de actos, multitudinarios y muy reducidos.
Las primarias demócratas, con ya 15 nombres en liza, definirán la estrategia de un partido que ve una oportunidad única para recuperar la Casa Blanca, dadas las profundas divisiones que ha creado un presidente tan crispante como Trump, pero que no tiene clara cuál es la tecla que pulsar: si las elecciones de 2020 se ganarán arañando votos del centro, con candidatos más centristas, o si la solución está en arrastrar a electores del ala izquierda. Los primeros sondeos no ofrecen pistas claras: los dos aspirantes mejor valorados son Biden y Sanders -el primero, moderado, y el segundo, socialista declarado-, debido en buena parte a que son los más conocidos.