Fuente: https://www.eleconomista.es

Pekín y Washington podrían estar a punto de dar un paso definitivo para acabar con la batalla comercial que atemoriza a los mercados. EEUU y China han comenzado a definir los compromisos sobre los temas más difíciles de su disputa comercial, lo que supone la señal más significativa de los progresos realizados para poner fin al conflicto que ya dura ya siete meses, según han revelado fuentes con conocimiento de las negociaciones a la agencia Reuters.

Las dos economías más grandes del mundo se han aplicado mutuamente aranceles de cientos de miles de millones de dólares, lo que podrían estar ayudando a frenar el crecimiento económico mundial y ha perturbado las cadenas de suministro, suponiendo un lastre para la actividad fabril.

Los representantes mantendrán reuniones de alto nivel el jueves y el viernes en Washington, en unas negociaciones en las que aún están lejos algunas de las demandas formuladas por el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que quiere cambios estructurales en la economía de China.

El acuerdo coge forma

Sin embargo, el esquema general de lo que podría ser el eventual acuerdo final está comenzando a esbozarse en las conversaciones, según han desvelado las fuentes. Las dos partes quieren un acuerdo antes del 1 de marzo, fecha que establece el final de una tregua de 90 días que Trump y el presidente chino Xi Jinping acordaron cuando se reunieron en Argentina a finales del año pasado.

Los negociadores están elaborando seis memorandos de entendimiento sobre temas estructurales: transferencia forzada de tecnología y robo cibernético, derechos de propiedad intelectual, servicios, divisas, agricultura y barreras no arancelarias al comercio, según dos fuentes familiarizadas con las conversaciones.

Según una de las fuentes consultadas por Reuters, en las reuniones entre responsables estadounidenses y chinos la semana pasada en Pekín, las dos partes intercambiaron textos y trabajaron en los textos que definen las obligaciones.

El proceso se ha convertido en una auténtica negociación comercial, explica la fuente, hasta el punto de que al final de la semana los participantes se plantearon quedarse en Pekín para seguir trabajando. Sin embargo, en última instancia decidieron tomarse unos días de descanso y volver a reunirse en Washington.