El avance de Estados Unidos hacia la independencia energética es un gran éxito al que no se presta suficiente atención. Debido a la revolución que supone la capacidad de extraer mediante el fracking las amplias reservas de gas de esquisto con las que cuenta, EEUU se convirtió en 2016 en el primer productor mundial tanto de petróleo como de gas natural.
En 2011, EEUU fue un exportador neto de petróleo refinado, y en 2016 lograron el mismo hito respecto al gas natural. Hace poco más de una década, en 2008, EEUU tuvo que importar hidrocarburos por valor de 500.000 millones de dólares, y la importación de petróleo y gas natural supuso la mitad de su déficit comercial.
Las importaciones de petróleo y gas natural ahora sólo representan el 10% del déficit comercial de los EEUU
Gracias a la producción de petróleo y gas de esquisto en cantidades masivas en nuevos pozos en Dakota del Sur y Pennsylvania, en los primeros diez meses de 2017 EEUU solamente tuvo que gastarse 53.000 dólares en importaciones de hidrocarburos.
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Las importaciones de petróleo y gas natural ahora sólo representan el 10% del déficit comercial de EEUU La técnica del fracking consiste en inyectar agua y otros líquidos a presión desde distintos ángulos para lograr que bolsas de gas natural de difícil extracción se despeguen de formaciones rocosas y puedan ser extraídas.
En estados con poca población el fracking tiene poco impacto, y las previsiones catastrofistas sobre un aumento de terremotos no se han cumplido. EEUU cuenta con la ventaja adicional que los propietarios de los terrenos privados dónde se llevan a cabo la exploración y la extracción son dueños de los minerales que existen en el subsuelo, lo cual les incentiva a colaborar estrechamente con las empresas energéticas y los reguladores.
El presidente Donald Trump es un ferviente partidario de producir y exportar petróleo y gas natural
Por ello, los estados que históricamente producían más petróleo – Texas, Oklahoma, Alaska – también se han beneficiado de la nueva tecnología. A diferencia de la administración Obama, el presidente Donald Trump es un ferviente partidario de producir y exportar petróleo y gas natural y ha autorizado la finalización de un nuevo ramal de la red de oleoductos Keystone XL que transporta petróleo y gas natural hasta las refinerías de EEUU en el Golfo de México.
Trump promueve de manera activa la exportación de gas natural licuado. La revolución del esquistos beneficia a los consumidores y empresas estadounidenses. Únicamente entre 2014 y 2016 el gasto en energía disminuyó en 400.000 millones de dólares, generando un ahorro para cada ciudadano de 1.000 dólares.
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Según datos de la Agencia Internacional de la Energía, las empresas en EEUU pagan por el gas natural, carbón y electricidad entre una cuarta parte y la mitad que sus competidores, especialmente en Europa. La revolución del gas y petróleo de esquisto en EEUU – y también en Canadá y México – se encuentra en su fase inicial.
Según la Agencia Internacional de la Energía, en 2025 el volumen de gas y petróleo de esquisto extraído por los EEUU habrá superado al recuperado por cualquier país en la historia, incluyendo Arabia Saudita entre 1966 y 1981.
Canadá y México también cuentan con abundantes reservas de gas y petróleo de esquisto