Fuente: http://www.aldiadallas.com
David Whitley está luchando por contener el daño.
El funcionario designado por el gobernador Greg Abbott como secretario de Estado, vapuleado luego de su polémica decisión de lanzar una investigación de fraude electoral, necesita el apoyo de los senadores demócratas para ser confirmado en su puesto.
Pero no está claro si estos harán uso de su poder para negárselo.
The Dallas Morning News habló con los 12 demócratas del Senado de Texas. Públicamente solo tres expresaron su oposición a Whitley, mientras que la mayoría declinó comentar.
Varios otros dijeron que necesitan más tiempo, y Whitley tiene previsto entrevistarse con algunos legisladores clave esta semana para tratar de limar asperezas.
“Yo preferiría no hacer ninguna declaración hasta que él termine con sus reuniones”, dijo el senador José Rodríguez, presidente de la bancada demócrata del Senado.
El cargo de Whitley ahora depende de un pequeño grupo de demócratas.
Dada la presión de parte de sectores liberales para rechazar al designado de Abbott, ¿recibirá el apoyo necesario o lo desalojarán del puesto?
‘Un rotundo no’
Abbott nombró a Whitley, viejo allegado suyo, funcionario de más alto rango en materia electoral del estado en diciembre luego de la renuncia de Rolando Pablos, el anterior secretario de Estado.
Pero aún tiene que ser confirmado por el Senado como titular permanente del cargo.
Los funcionarios designados por el gobernador, como el secretario de Estado, tienen que ser aprobados por dos tercios de los senadores presentes, 21 si los 31 deciden votar.
En total son 19 los senadores republicanos. Si todos ellos apoyan a Whitley, todavía necesitaría el voto de por lo menos dos demócratas para ser confirmado.
Solo tres de los 12 senadores demócratas confirmaron a The News que se oponen a la nominación de Whitley: José Menéndez de San Antonio, Kirk Watson de Austin y Royce West de Dallas.
“Mi no es rotundo”, dijo Menéndez. “No puedo apoyar su nominación”.
A pocas semanas de haber sido nombrado secretario, Whitley fue muy criticado por afirmar que decenas de miles de no ciudadanos pudieron haber votado en las últimas décadas.
Los defensores de los derechos electorales se apresuraron a cuestionar esas cifras diciendo que eran exageradas, y los demócratas acusaron a Whitley y a su secretaría de jugar a la política con el fin de inhibir la afluencia de los electores después de que su partido lograra grandes avances en las elecciones intermedias.
El desastre hizo que para Menéndez fuera fácil tomar su decisión.
“A mí me parece que hubo una crasa negligencia o simplemente incompetencia, y ninguna de las dos está justificada”, dijo. “Mis representados piensan lo mismo que yo”.
Pero los otros nueve senadores demócratas no quisieron responder a las preguntas o dijeron que necesitaban más tiempo para tomar una decisión.
“Yo no tengo prisa”, dijo el senador Eddie Lucio de Brownsville el lunes justo antes de reunirse con Whitley esa misma tarde.
“Quiero ser justo en este proceso”.
“En la bancada estamos discutiendo nuestra posición. No creo que se haya tomado una decisión final”, dijo por su parte el senador Juan “Chuy” Hinojosa de McAllen.
Rodríguez remarcó que a Whitley todavía le quedan “algunos senadores más” con quienes entrevistarse.
De acuerdo con el demócrata de El Paso, la bancada se reunirá después de esas pláticas a puerta cerrada para decidir el camino a tomar.
‘Lo normal en Texas’
La incertidumbre en torno a la confirmación de Whitley es muy poco frecuente en la política texana.
En 2009 y en 2011 los senadores demócratas lograron bloquear la confirmación de dos designados del entonces gobernador Rick Perry para dirigir la Junta de Educación del Estado.
Dos años después la oposición de legisladores de ambos partidos frustró la confirmación del designado de Perry para comisionado de Seguros.
“Lo normal en Texas es siempre aprobar al nominado del gobernador. Generalmente el voto a favor se da por hecho”, dijo Mark Jones, politólogo de Rice University.
“El solo hecho de que se esté hablando de que el nominado del gobernador puede ser rechazado es notable, porque es algo que no pasa normalmente”.
Cualquier demócrata que termine haciéndose del lado de los republicanos para confirmar a Whitley quedaría expuesto a acusaciones de promover la supresión del voto y casi con toda seguridad sería una invitación a que lo reten en las primarias, añadió Jones.
Lo más probable es que los demócratas den una respuesta unida, quedando la posibilidad de que haya solo algunos desertores, dijo.
Si deciden apoyar a Whitley, los demócratas se habrán adherido a la tradición de apoyar a los nominados del gobernador, mientras que los desertores podrán decir a sus representados que lucharon hasta el final.
Lucio aludió a esa posibilidad esta semana.
“Desde que llegué aquí hemos tenido 20 secretarios de Estado”, dijo el veterano senador. “No recuerdo no haber votado para confirmar a alguno”.
Los demócratas aún indecisos podrían decir a Abbott y al vicegobernador Dan Patrick, presidente del Senado, que están dispuestos a votar por Whitley si ellos apoyan proyectos de ley importantes para los demócratas.
No obstante, señaló Jones, si empiezan a sentir la presión de sus electores, más senadores podrían hacerse del lado del ‘no’, lo que dificultaría a cualquiera de los otros llegar a un acuerdo.
Algunos demócratas también podrían ser renuentes a rechazar a Whitley por no contradecir a Abbott, quien tiene el poder de vetar los proyectos de ley que ellos deseen promover.
El gobernador republicano ha demostrado que tiene buena memoria, pues ha llegado incluso a apoyar en las primarias a rivales de representantes republicanos que se opusieron a lo que él quería en 2017.
Hinojosa, miembro de la Legislatura durante todos menos seis de los últimos 38 años, dijo que, a pesar de esas presiones, los demócratas deben mantenerse unidos.
“Obviamente el asunto de los derechos electorales es una raya que no se debe cruzar”, dijo el legislador el lunes, al tiempo que calificó de “intimidatorias” las acciones de Whitley.
“Creo que tomaremos una decisión en grupo”, dijo.
‘No tienen excusa’
Por otro lado, la falta de una oposición pública unificada ha molestado a los activistas liberales, quienes temen que los senadores demócratas confirmen a Whitley a pesar de sus pasadas protestas.
Progress Texas, una organización liberal, hizo un llamado al Senado a rechazar la confirmación de Whitley, lo mismo que Common Cause, un grupo sin filiación de partido.
“Los demócratas no tienen excusas para votar por ese individuo”, dijo Ed Espinoza, director ejecutivo de Progress Texas.
“Todo demócrata debería votar contra él, y para el caso, también los republicanos deberían votar contra él”.
Pero Whitley todavía goza de apoyo entre los republicanos.
El tema es seguro para el Partido Republicano, que durante gran parte de esta década se ha dedicado a combatir el fraude electoral, el cual tiene poca incidencia, en tanto que activistas y organizaciones de derechos civiles afirman que tales acciones son un intento velado de suprimir el voto de las minorías.
Los expertos han concluido una y otra vez que son raros los casos de fraude electoral.