La manifestación contra el ataque a la academia de policía une a la clase política, con la ausencia del opositor Petro
Miles de personas, durante la marcha contra el terrorismo este domingo en Bogotá. FERNANDO VERGARAAP
Fuente: https://elpais.com / Francesco Manetto
El repudio a la violencia unió este domingo a miles de colombianos en unas marchas que recorrieron las calles de las principales ciudades del país. La convocatoria, impulsada tras el atentado atribuido por el Gobierno a la guerrilla del ELN que el pasado jueves causó 20 muertos en la principal academia de policía de Bogotá, no logró, sin embargo, una imagen de unanimidad. El líder de la oposición, el exalcalde de la capital Gustavo Petro, evitó acudir, aunque sí lo hicieron otros dirigentes de su partido.
El rechazo al ataque más sangriento desde la firma de los acuerdos con las FARC tuvo una respuesta multitudinaria en un país históricamente poco acostumbrado a manifestar sus reivindicaciones en la calle y muy polarizado en torno al proceso de paz. La marcha, promovida inicialmente por la sociedad civil bajo los lemas Por nuestros héroes y No al terrorismo, tuvo no obstante una importante connotación política.
Estuvo encabezada por el presidente, Iván Duque, y sumó a un amplísimo espectro social y protagonistas de la vida pública radicalmente enfrentados entre sí. Desde los exmandatarios Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, hasta algunos de los principales dirigentes opositores: el centrista Sergio Fajardo, exacandidato presidencial, los verdes Antanas Mockus y Claudia López o el izquierdista Jorge Enrique Robledo.
“Hoy Colombia se une como país y hoy acompañamos esta iniciativa cívica para rechazar la violencia y decirle al mundo que Colombia unida es invencible”, manifestó Duque al principio de la concentración, que en Bogotá culminó con una ceremonia en la catedral de la plaza de Bolívar. “Hoy venimos todos como ciudadanos y tenemos que marchar honrando a nuestros héroes e invitando a Colombia a unirse para enfrentar esta amenaza y, sobre todo, para sobreponernos como país, dándoles un abrazo a todos los integrantes de nuestra Policía”.
También Santos habló de unidad. “Estoy muy complacido de ver que el país entero, sin importar su origen político, está unido en torno a la buena causa de decir no a la violencia y no al terrorismo. Hay que dejar atrás los odios”, declaró Santos al diario El Tiempo. El expresidente declinó pronunciarse sobre la decisión de Duque de dar por finalizada la negociación con el ELN.
Esa fue una de las razones que llevó al senador Gustavo Petro, que en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de junio logró un resultado histórico para la izquierda colombiana, a no unirse a los actos de repudio. “Los respeto en su marcha, pero estaré en la que provoque la paz y no la guerra. Respeto y me solidarizo con cada madre, hermana de los policías caídos, pero no apoyo que más madres y hermanas de policías tengan que llorar porque un Gobierno decidió la guerra y no la paz”, escribió en Twitter. Esa decisión no fue compartida por Ángela María Robledo, que fue su fórmula vicepresidencial y acudió a la manifestación. La representante de la Cámara invitó a “trabajar unidos como sociedad para alcanzar la paz completa con el diálogo como única herramienta”.
«Negociar, negociar»
El diálogo con la organización guerrillera estaba, en realidad, roto desde hace tiempo. El intento iniciado por el anterior Gobierno, a principios de 2017, en Quito (Ecuador) bajo la llamada doctrina Rabin —es decir, las partes siguen negociando en medio del conflicto— solo tuvo un logro temporal. Esto es, un alto el fuego de 100 días anunciado en vísperas de la visita del papa Francisco, en septiembre de ese año.
Duque, que siempre se ha opuesto a la posibilidad de entablar unas conversaciones mientras el ELN siga cometiendo atentados y secuestros —5.682 personas en los últimos 23 años—, quiere demostrar ahora que no está dispuesto a aceptar más actos de violencia de ese grupo. Durante la marcha unos grupos de jóvenes le pidieron al presidente que vuelva a sentarse. «Negociar, negociar es la salida», corearon. Este no está dispuesto, al menos por el momento, y pidió al Gobierno de Cuba, donde se encuentran una decena de miembros del mando de la guerrilla, que detenga a su cúpula.
Ante la respuesta del Ejecutivo de Miguel Díaz-Canel, decidido a respetar los protocolos de diálogo firmados por las partes, Duque replicó el sábado: «Lo que se presentó esta semana no es la ruptura de un diálogo. Un acto criminal de estas características no amerita ningún protocolo que evite que se haga justicia».