La primera cumbre de los países que conforman el bloque G-20 fue en el 2008, cuando el mundo estaba sumido en una profunda crisis económica.
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El comercio y el cambio climático son algunos de los más grandes desafíos que tienen por delante los líderes del G-20 cuando se reúnan el fin de semana en Argentina, a una década de la primera cumbre en 2008 que buscó hacer frente a la grave crisis económica global de entonces.
Diez años después los líderes de las 20 naciones más industrializadas tendrán que lidiar también con crisis migratorias y el diferendo comercial entre Estados Unidos y China que tiene en vilo a los mercados.
Argentina, México y Brasil son las tres economías que integran este bloque en América Latina. Este año participa Chile como invitado.
Funcionarios europeos y asiáticos que ayudan a preparar la reunión son cautos acerca de los eventuales resultados cuando estas naciones se reúnan el viernes y sábado próximos.
«Es un club aún más difícil de manejar que el G-7», dijo una fuente diplomática francesa a la agencia Reuters. «Seamos realistas. Los asuntos y las conversaciones han sido difíciles desde el año pasado. Este año volverá a pasar lo mismo, tal vez sea incluso más difícil», expresó.
Las potencias económicas tendrán que tratar también con algunas de las posiciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien minimiza los efectos del cambio climático y defiende políticas económicas proteccionistas.
Eventos recientes como la cumbre del Asia-Pacífico, donde los países no lograron ponerse de acuerdo sobre un comunicado conjunto debido a las fricciones entre EE.UU. y China por el comercio y la seguridad, apuntan a que la de Argentina no será una reunión cualquiera.
La cumbre de Argentina marcará el primer encuentro de las grandes economías desde que el presidente Trump impuso aranceles sobre importaciones chinas valoradas en 250.000 millones de dólares, mientras espera mejor trato con Beijing para acceder a sus mercados y aspectos vinculados a la transferencia de tecnología y la propiedad intelectual.
El escenario es complejo porque China no se quedó atrás y ha respondido con aranceles a la importación de productos estadounidenses.
Entidades internacionales han criticado la disputa económica, entre ellas la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que ha dicho que afectará al crecimiento económico mundial.
Una de las expectativas de la cumbre es un eventual encuentro entre Trump y el mandatario chino, Xi Jinping, que podría aliviar la crisis bilateral y las hostilidades mutuas entre ambos gobiernos.
Otra reunión que de producirse podría encender reflectores es la anunciada entre Trump y el presidente ruso, Vladmir Putin.
La reforma de la Organización Mundial del Comercio
También se espera que los líderes del G-20 discutan la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La agencia Reuters dijo citando a funcionarios que es poco probable que se alcance un acuerdo.
El intento de reformar el organismo coincide con la baja expectativa en Estados Unidos acerca de la capacidad de la OMC para resolver disputas comerciales internacionales.
Pero la Unión Europea sí quiere una reforma del organismo para que pueda dilucidar los problemas comerciales modernos.
Cumbre en medio de dudas sobre seguridad
Argentina asegura que su capital está blindada para recibir a los líderes del G-20, pero los dispositivos de seguridad generan más dudas que certezas luego de violentos incidentes protagonizados por hinchas de fútbol y anarquistas.
Se espera que unos 22.000 efectivos de las fuerzas de seguridad vigilarán la zona donde se desarrollará la reunión del viernes y sábado.
Además de Trump, estarán los mandatarios y jefes de gobierno de países como Rusia, China, Francia, Japón, Turquía y Alemania y autoridades de la Unión Europea y de organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Una «contra cumbre» tuvo lugar días atrás en Argentina, que contó con la participación de las expresidentas de Argentina y Brasil, Cristina Fernández y Dilma Rousseff.
La presencia más polémica será tal vez la del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, quien tiene previsto asistir a la reunión.
Esta sería su primera salida al exterior y encuentro cara a cara con líderes mundiales, que apuntan hacia él por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi perpetrado el 2 de octubre en el consulado del reino en Estambul, Turquía.