Los datos de la entidad señalan que en 2017 recibió 9.776 denuncias por negligencia en salud y que a octubre de 2018 la cifra ya iba por 11.087.
Fuente: http://www.elpais.cr / Douglas Marín
El sobrepeso y la obesidad afectan a una tercera parte de la población escolar de primaria de Costa Rica, un problema que tiene muchas aristas y que viene generando una creciente alerta en las autoridades.
Los datos del último Censo Escolar de Peso y Talla (2016), indicaron una prevalencia de desnutrición del 2 por ciento en estudiantes de 6 a 12 años de edad, sin embargo, el 20,3 por ciento presentó sobrepeso y el 14,2 por ciento obesidad.
Ante este panorama, el estatal Patronato Nacional de la Infancia (PANI), el Colegio de Profesionales en Nutrición y la organización Territorio Psicológico se unieron para crear una campaña para apoyar a los padres de familia, cuidadores, menores y adolescentes.
La campaña “Cuídame Nutritiva-mente” busca combatir el sobrepeso y a la obesidad infantil mediante la prevención y la eliminación de 15 mitos que hay en la sociedad respecto a este tema.
“Los padres y las madres son los principales llamados a impartir orientación y dirección a las personas menores de edad, para el ejercicio de sus derechos, de acuerdo a la evolución de sus facultades y hasta que alcancen su plena autonomía”, dijo la ministra de la Niñez y la Adolescencia y presidenta del PANI, Patricia Vega, durante la presentación de la iniciativa.
La funcionaria comentó que los padres en algunas ocasiones caen en la negligencia y causan daños graves a la salud de sus hijos, y agregó que “la negligencia por salud es uno de los motivos que más se presentan en las denuncias que recibe el PANI”.
Los datos de la entidad señalan que en 2017 recibió 9.776 denuncias por negligencia en salud y que a octubre de 2018 la cifra ya iba por 11.087.
Este tipo de negligencia se da cuando los padres o encargados de los menores no les dan medicamentos, no les llevan a citas médicas, no les aplican la vacunación correspondiente, o descuidan la alimentación de las personas menores de edad.
La campaña contra el sobrepeso y la obesidad busca derribar 15 mitos que se han arraigado en la sociedad y en las personas adultas principalmente, como por ejemplo, la frase “El niño es el que está a dieta, no yo”.
En este sentido, la campaña llama a promover hábitos de alimentación saludables y la actividad física en los menores, siempre con el apoyo de sus familias.
Otro mito que ataca la campaña es que “La comida saludable es aburrida y no es rica“, para lo cual llama a utilizar la creatividad y la diversión en la preparación de los alimentos.
“Los niños rellenitos o gorditos están sanos”, es uno de los mitos que la iniciativa también busca derribar junto a varios más relacionados a premiar, disculparse o calmar a los menores dándoles comida no saludable.
El Colegio de Profesionales en Nutrición de Costa Rica indicó que esta campaña constituye una oportunidad para hacer conciencia sobre el impacto del sobrepeso y la obesidad en la calidad de vida de los menores, la necesidad de mejorar los hábitos alimentarios de las familias y promover la actividad física como paso fundamental en su prevención.
La representante de la organización Territorio Psicológico, Paola Vargas, manifestó que la forma en la que las personas se relacionan con la comida desde pequeños es clave para determinar el peso a lo largo de la vida.
“Como padres, madres, cuidadores o adultos a cargo de niños y niñas tenemos que ser muy cuidadosos en la forma en que estamos enseñando a relacionar la comida si como premio, como castigo o relleno de vacíos emocionales”, afirmó.
El pasado 7 de noviembre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) instó a Costa Rica a promover sistemas alimentarios saludables tras revelar que unas 220.000 personas, equivalentes al 4,4 por ciento de toda su población, sufre subalimentación.
Otros datos de la FAO indican que en 1980 la prevalencia de la obesidad en hombres mayores de 18 años en Costa Rica era de 3,6 por ciento y de las mujeres de un 9,2 por ciento, mientras que para el 2016 los porcentajes subieron a 21,1 por ciento y 30,4 por ciento, respectivamente. EFE