En México nada hay que dure más de un sexenio, que es el tiempo de permanencia en el poder del presidente de la república. Es obsolescencia gubernamental. No existen proyectos ni leyes a largo plazo, y cuando los hay, como la reforma educativa, la energética, o el nuevo aeropuerto de la ciudad de México donde se llevan invertidos de 4.500 millones de euros, llega un nuevo presidente como López Obrador y manda parar.
Durante el pasado fin de semana y respondiendo a la propuesta realizada durante la pasada campaña electoral, el presidente electo López Obrador, puso en marcha la consulta popular para que la ciudadanía y no él, decidieran la continuidad de las obras del nuevo aeropuerto en Texcoco, avanzadas al 35% o, por el contrario, parar las obras, remodelar el actual aeropuerto y construir una nueva terminal y pistas a 35 kilómetros de la capitalen la base aérea militar en Santa Lucia.
Finalmente, el pueblo, apoyó el pasado domingo la iniciativa de su presidente electo renunciando a las ventajas que un moderno aeropuerto concedería al desarrollo de la megalópolis y aceptando, con su decisión asumir los miles de millones invertidos hasta la fecha. “Cosas de esta democracia que concede voz a quienes jamás subirán a un avión y a quienes nada les preocupa el progreso”, se lamentaba hoy Marcos Juliá empresario de la construcción, que auguraba un sombrío futuro para el país cuando “todos tengamos que pagar esos miles de millones con nuestros impuestos o invirtamos dos o tres horas en llegar a Santa Lucía”.
En las próximas semanas la extraordinaria estructura y nuevas pistas que se han venido levantando en los últimos tres años quedaran sepultadas y olvidadas bajo el lodo. Serán fantasmas inacabados que solo se podrán verse desde el cielo como esas pistas de Nazca en las que se basó el arquitecto Foster para el diseño del nuevo aeropuerto de México. La estructura de la terminal con forma de araña se extiende sobre lo que aun es parte del lago de aguas negras de Texcoco. Allí, a duras penas sobrevive una exigua colonia de patos: “Qué pasaría con los pájaros y patos que viven en el lago. ¿Dónde van a ir?. Morirían si construimos allí el aeropuerto”, decía López Obrador el viernes en la cena organizada por Televisa ante el asombro de los empresarios allí reunidos.
Hoy, Coparmex, la Confederación Patronal, afirmó no reconocer la validez legal, ni la legitimidad de esta consulta nacional. Diversos medios han demostrado irregularidades. Los ciudadanos podían votar cuantas veces quisieran, las papeletas no tenían control alguno, jurídicamente no tiene validez alguna, e incluso la pregunta a los ciudadanos era confusa.
El aeropuerto de Toxoco en construcción.