El grupo está conformado por unos 1.500 hondureños, quienes emprendieron la ruta migratoria escapando de la violencia, la pobreza y desempleo que golpea su país, en un largo y peligroso viaje para llegar a Estados Unidos.
La policía guatemalteca intentó impedir el paso de los migrantes hondureños, pero estos irrumpieron por la fuerza y lograron superar la barrera policial y apostarse en el puente internacional que separa la ciudad guatemalteca de Tecún Umán y la mexicana Ciudad Hidalgo, aunque aún no ingresaron a México.
Los policías guatemaltecos lanzaron bombas lacrimógenas para frenar a los migrantes, quienes lograron derribar la barrera de seguridad, aunque no pudieron traspasar el portón metálico que da acceso al territorio mexicano.
Los incidentes dejaron algunos afectados por los gases, pero sin heridos y sin incidentes que lamentar, según las autoridades guatemaltecas.
Previo al incidente, el procurador de los Derechos Humanos de Guatemala (Ombudsman), Jordán Rodas, pidió a las autoridades de su país respetar y resguardar a los migrantes.
«En cumplimiento del mandato constitucional, el procurador hace un llamado urgente a todas las instituciones que por sus funciones deban proveer los servicios necesarios para que resguarden la integridad de las personas hondureñas durante su permanencia en suelo guatemalteco», indicó Rodas en un comunicado.
– Frontera reforzada –
Un funcionario del estado mexicano de Chiapas, donde se ubica el puente fronterizo, quien pidió el anonimatodo, explicó que la frontera ha sido reforzada con personal de migración, la gendarmería y de la Marina Armada.
«También hay vigilancia en la ribera del Río Suchiate. Está (personal de) migración con vehículos, dejando pasar sólo a quiénes portan la credencial de visitante fronterizo regional», añadió.
«Tienen que entrar de manera tranquila y segura, tienen que entrar de manera regular al país», decía un agente a los migrantes, agrupados detrás de la puerta metálica que conduce a territorio mexicano.
La vigilancia de las fuerzas mexicanas se extiende hasta el río Suchiate, donde ordenan regresar a las improvisadas balsas, hechas con neumáticos, en las que los migrantes intentan ingresar a México.
Las autoridades mexicanas reiteraron este domingo que dejarían pasar a los migrantes hondureños que se acojan al programa de refugiados. Al menos 60 personas ya ingresaron a su territorio y se espera que próximamente dejen pasar a los restantes.
Los migrantes hondureños forman parte de diferentes grupos que avanzan a pie o en aventón buscando llegar a diferentes pasos fronterizos con México, en especial el de Tecún Umán, en Guatemala.
La primera caravana de hondureños, que salió el 13 de octubre, marcha por el sur de México conformada por alrededor de 7.000 personas, de acuerdo con estimaciones de la ONU.
En Tapanatepec, en el estado de Oaxaca y donde se encuentra reagrupada la gigantesca caravana de migrantes, la mayoría de ellos de nacionalidad hondureña y que ha centrado la atención de los medios, la AFP constató que un puñado de migrantes emprendieron la marcha hacia la localidad de Niltepec.
Estos migrantes buscan adelantar camino pese a las advertencias de organizadores de la caravana de que si van por su cuenta pueden ser detenidos por agentes migratorios.