El presidente Donald Trump, protagonizó hoy un multitudinario mitin en Houston para apoyar al senador texano Ted Cruz y afianzar el dominio republicano que las encuestas cuestionan en este estado conservador del Sur.
«Tratarán de convencerlos de que Texas está en juego», afirmó Trump, aludiendo a esas encuestas y a los comentaristas en los medios de comunicación.
El presidente acudió a Texas en vísperas de las legislativas para defender su débil mayoría en la Cámara Alta y por lo tanto a Cruz, uno de los senadores más derechistas del país, que se juega la reelección frente al carismático izquierdista Beto O’Rourke.
«Está a la izquierda de Elizabeth Warren, está a la izquierda de Bernie Sanders, el estado de Texas no lo va a tolerar», dijo Cruz ante cerca de 20.000 personas (según la Policía) que, en su mayoría, habían acudido al mitin en el Toyota Center de Houston para ver de cerca al presidente.
Trump y Cruz mantuvieron hace dos años una tensa disputa durante las primarias del Partido Republicano a la Casa Blanca, pero el presidente reconoció hoy que tras esas «dificultades», el senador es ahora «un gran amigo».
«Nadie me ha ayudado más en todas las cosas que estamos haciendo que el senador Cruz», afirmó Trump, tratando de impulsar su candidatura frente al sorpresivo O’Rourke, que con unas posturas hasta ahora impopulares en Texas mantiene el pulso en las encuestas.
Trump, sin embargo, recurrió a su libreto habitual para alardear de recortes de impuestos, bajo desempleo, disputas internacionales -presumió de ser un presidente «impopular» en el extranjero-, inmigración y, como no, el muro con México, país con el que Texas comparte cerca de la mitad de los 3.145 kilómetros de frontera.
«Necesitamos levantar el muro rápido», afirmó Trump, al citar la caravana con miles de inmigrantes que partió hace unos días de Honduras y que avanza por México dirección norte y que el presidente calificó de «ataque» a Estados Unidos.
«Creo que los demócratas tienen algo que ver con eso», dijo Trump, que insistió en su teoría de que el partido opositor ha fomentado la caravana y que ahora «se están arrepintiendo».
Fue entonces cuando el presidente se reivindicó como «nacionalista» frente a los «globalistas» que «quieren que al mundo le vaya bien sin importarle tanto» Estados Unidos.
«Hay una palabra, ha pasado un poco de moda, es ‘nacionalista’, y yo digo, ?en serio, no deberíamos usar esa palabra? ?Saben lo que soy? Soy un nacionalista, ?de acuerdo? Soy un nacionalista. Usen esa palabra», dijo Trump.
El mitin tuvo otros de los ingredientes habituales en los actos de Trump: abucheos a los medios de comunicación cada vez que el presidente les acusaba de difundir «noticias falsas» u opositores infiltrados entre el público que durante algunos segundos lograron llamar la atención antes de ser desalojados por su propia seguridad.
En un discurso de cerca de hora y media, largo incluso para los estándares de Trump, lo que provocó que los asientos se fueran vaciando, el presidente no solo defendió a Cruz, sino a toda la numerosa bancada republicana en la Cámara Baja y a los cargos estatales que tiñen de rojo desde hace décadas los espacios de poder en Texas.
Y es que en las últimas semanas Trump ha redoblado su apuesta por mantener e incluso ampliar la mayoría republicana en el Senado, pero también por resistir el embate demócrata en la Cámara de Representantes, la llamada «ola azul» que las encuestas vaticinaban hasta no hace tanto.
Además de renovar un tercio del Senado y toda la Cámara Alta, los estadounidenses están llamados a las urnas el próximo 6 de noviembre para mostrar su satisfacción con los primeros dos años de Trump en la Casa Blanca.