La violencia de estas bandas ha situado el índice de homicidios de Honduras y El Salvador en el mayor del mundo
Fuente: https://www.abc.es
El Triángulo Norte de Centro América es una de las zonas más violentas del mundo. Y una de las principales causas de la elevada tasa de criminalidad que azota esa región se debe a la actuación de las llamadas maras, o pandillas, que operan con gran impunidad en El Salvador, Guatemala y Honduras, los tres países que conforman el Triángulo. Plagados de decenas de tatuajes por el cuerpo e incluso en el rostro, las maras, que toman su nombre la Mara Salvatrucha, una de las organizaciones de pandilleros más poderosas que surgió en los 80, ejercen un poder callejero superior al de la policía mediante el miedo, con el objetivo de controlar una extensa red de negocios ilícitos que va desde tráfico de personas, la extorsión a pequeños negocios o el narcotráfico.
Se trata de un nivel de violencia en la que la única salida que les queda a quienes no obedecen sus normas, es abandonar el país. Así, Médicos Sin Fronteras (MSF) estima que unas 500.000 personas abandonan el Triángulo cada año con destino a Estados Unidos. Algunos lo logran. Otros fallecen en el camino, son deportados o prefieren solicitar asilo como refugiados en México debido a los peligros que incluye la peligrosa ruta hasta la primera potencia, donde cerca de 7 de cada 10 inmigrantes son víctimas de violencia, según un informe de MSF.
Pero todo ese riesgo es preferible, para muchos, a quedarse en sus países y seguir bajo el yugo de las leyes que imponen las maras en las ciudades de El Salvador, Guatemala u Honduras. Tanto es así, que un 50% de los centroamericanos que cruzan México confiesan a MSF que han dejado sus países debido a razones relacionadas con la violencia.
Motivos como ser un joven homosexual o negarse a hacer negocios para ellos, como transportar droga o incluso rechazar ser parte de la pandilla, son motivos suficientes para ser asesinados. Ante tal situación, la única forma es escapar del país y emprender una peligrosa aventura hasta Estados Unidos. Tanto es así, que las Naciones Unidas estiman que las solicitudes de asilo en Estados Unidos de países del Triángulo Norte habían aumentado cerca de un 739% entre 2011 y 2015. Y es que las cifras hablan por si solas, la ONU afirma que hasta 64.000 niños cruzaron solos la frontera entre México y Estados Unidos en 2016 para huir de las leyes que aplican las maras.
Guerra en El Salvador
Nacidas al calor de la guerra civil en El Salvador e impulsadas por las deportaciones desde Estados Unidos, según un estudio del think tank Crisis Group, las maras son un grupo de cerca de 54.000 personas entre las tres naciones del Triángulo Norte de América Central. Son, por ello, una de las principales fuentes de inseguridad que ha llevado a Honduras, por ejemplo, a tener una tasa de 41 homicidios por cada 100.000 personas, o a El Salvador de unos 64 asesinatos por cada 100.000 habitantes, la dos más elevadas del mundo justo por encima de Venezuela, la tercera.
Con el objetivo de frenar estos niveles de criminalidad, estos países han implementado duros planes de choque, financiados con el apoyo de Estados Unidos, con el que han logrado reducir ligeramente la criminalidad. Sin embargo, la pobreza que sufren junto con los elevados niveles de corrupción, hacen que el Triángulo Norte sea un terreno fértil que convierte a las maras en una mala hierba excesivamente difícil de arrancar de Centroamérica.