El presidente americano defiende su estrategia comercial proteccionista ante la ONU
Fuente: http://www.expansion.com / C. Ruiz de Gauna
Las paredes de la ONU temblaron el año pasado cuando, en su primera comparecencia en la asamblea general de la organización, Donald Trump amenazó con «destruir» Corea del Norte y aseguró que Estados Unidos abandonaría el acuerdo nuclear con Irán.
Doce meses después, el discurso de Trump en la cuna de la diplomacia fue más complaciente y menos agresivo, aunque igual de contundente con su política proteccionista.
En este tiempo, el mandatario americano se ha reunido con el dictador norcoreano, Kim Jon-Un, y ha renunciado al tratado nuclear iraní, en contra de la opinión de sus grandes socios internacionales, como Alemania y Francia.
Así que Trump, en un momento en que la confianza del país se sitúa en los niveles más altos de los últimos dieciocho años, pudo aprovechar para presumir en términos hiperbólicos. «Mi Administración ha logrado más que casi cualquier otra en la historia de Estados Unidos», aseguró. Sus palabras desataron las risas del público, pero Trump insistió que el país es «más fuerte, más seguro y más rico» que hace dos años, justo cuando el magnate reconvertido a político ganó de forma sorprendente las elecciones presidenciales y abrió una nueva era en la primera economía del mundo.
El mandatario defendió su estrategia comercial como parte de su empeño de reconstruir las bases americanas. «América nunca pedirá perdón para proteger a sus ciudadanos», dijo Trump. Muchos de los que le escuchaban en la sede de la ONU en Nueva York han sufrido su decisión de acabar con los acuerdos comerciales que han guiado las relaciones internacionales durante las últimas décadas. En los últimos meses, el presidente americano ha presionado hasta alcanzar nuevos pactos con la Unión Europea, negocia la renovación de su alianza con México y Canadá, y mantiene una enconada pugna con China, a la que ha impuesto aranceles por más de 250.000 millones de dólares.
Para Trump, el nacionalismo que ha guiado su estrategia es el gran motor del resurgir de Estados Unidos. «Debemos proteger nuestra soberanía y valorar la independencia por encima de todo», explicó para recalcar que «rechazamos la ideogía del globalismo», en un mensaje radicalmente opuesto al del resto de países avanzados y pronunciado en un edificio construido con las piedras del multilateralismo. Pero Trump se mantuvo firme y aconsejó al resto: «Escojamos un futuro de patriotismo, prosperidad y orgullo».