trudeau-trump-getty-770x420.jpgLos presidentes de Canadá y EEUU, Justin Trudeau y Donald Trump. Foto: Archivo
 
Fuente: http://www.eleconomista.es / Jose Luis de Haro


 

 

La ministra de Exteriores canadiense, Chrystia Freeland, se reúne este miércoles en Washington con el representante de EEUU, Robert Lighthizer, con el fin de superar los escollos comerciales entre ambos países e incluir a Ottawa dentro del principio de acuerdo logrado ya con México. Sin embargo, a medida que la frustración y las amenazas del presidente Donald Trump aumentaron el fin de semana, tanto sindicatos, patronales como legisladores podrían frenar cualquier avance, dejando en el limbo el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

 

Freeland y Lighthizer deben encontrar terreno común en dos de los asuntos más delicados. Por un lado, Canadá se opone a la disolución del Capítulo 19, el mecanismo que durante 24 años ha obligado a que las disputas entre empresas e inversores con alguno de los tres gobiernos se resuelvan en paneles independientes. Mientras México respaldó su eliminación a cambio de que la Administración Trump retirase sus aranceles sobre el acero y el aluminio, para la Administración de Justin Trudeau, la resolución de conflictos sigue siendo una línea roja.

Del lado estadounidense se busca que el equipo canadiense revise y relaje su sistema de administración de suministros agrícolas, que regula el suministro de lácteos, huevos y productos avícolas y bloquea las importaciones extranjeras a través de fuertes aranceles, de hasta un 270% a los productos lácteos. En ambos casos, las tensiones siguen siendo evidentes, aunque Freeland ha evitado echar leña al fuego.

Quién sí ha seguido azuzando las tensiones es el inquilino de la Casa Blanca. Este fin de semana incidió en Twitter que «no existe una necesidad política para mantener a Canadá en el nuevo acuerdo del TLCAN» y el lunes arremetió contra Richard Trumka, presidente del sindicato estadounidense AFL-CIO.

«El presidente de la AFL-CIO representó pobremente a los sindicatos en televisión durante el fin de semana», sentenció Trump, quien acusándole de ser «un demócrata» incidió en que parte del mensaje de Trumka estaba «en contra de los trabajadores y trabajadoras del país así como del éxito de EEUU».

Un día antes, el líder sindical señaló durante una entrevista con el canal Fox News que su organización aún no podía apoyar el acuerdo comercial entre EEUU y México porque su estructura sigue siendo demasiado vaga. En cierta forma, su posición es compartida no solo por los sindicatos sino también por las patronales, legisladores e incluso los propios estadounidenses.

La Business Roundtable, organización que representa a las multinacionales más importantes del país, dijo que estaba alentada por algunos detalles del acuerdo entre EEUU y México, pero se mostró preocupada por la posible ausencia de Canadá en el nuevo tratado.

La ausencia de Canadá podría frustar el apoyo del Congreso al acuerdo con México en los próximos 90 días. Pese a que el Capitolio fue notificado oficialmente el viernes para iniciar los procedimientos bajo la conocida como «vía rápida», los legisladores podrían frenar esta ruta al no estar incluido Ottawa.

De confirmarse los nuevos aranceles a China, EEUU gravará un total del 2,3% del comercio mundial

Sobre el otro frente comercial, con China, el jueves se cumple el plazo de comentarios públicos antes de que la Oficina del Representante Comercial pueda activar los aranceles del 25% sobre productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares. Una decisión que Trump aseguró se aplicaría inmediatamente después de culminar con el marco regulatorio, que ha permitido a compañías, patronales y organizaciones ofrecer sus opiniones sobre esta medida.

De imponerse esta nueva oleada de gravámenes, con previstas represalias por parte de Pekín, la Administración Trump gravará ya un total del 2,3% del comercio mundial, es decir, alrededor de 435.000 millones de dólares en importaciones a Estados Unidos.

Esta cifra, que supone cerca de medio punto del PIB del planeta, también comenzará a hacer mella en el avance económico no solo del gigante asiático y la propia economía estadounidense sino también en el crecimiento mundial, según indicó Morgan Stanley en un informe distribuido el lunes.