La danza en dos tiempos (1/2)
Como escritora y fotógrafa me introduje en el mundo de la danza en dos tiempos: la primera vez con el fin de escribir la biografía autorizada de Nina Novak, leyenda del ballet clásico; la segunda vez para editar el libro Danza hoy que refleja la creación y recorrido artístico de la compañía de danza moderna del mismo nombre. Ambas experiencias me permitieron descubrir el fascinante proceso de transformación del cuerpo en arte.
Nina Novak, una pasión que trasciende el tiempo
La primera entrevista. Mientras esperaba que Nina apareciera, los nervios revoloteaban a su antojo en mi estómago. Mi conocimiento del ballet clásico se limitaba al disfrute de las obras que había visto representadas y a lecturas de un tenor bastante general. Pude oír el piano, el eco de saltos sobre madera, ráfagas de instrucciones en tono firme, corrigiendo, exigiendo excelencia. Nina terminaba de dar una clase a sus alumnas más avanzadas. Cuando la vi bajar las escaleras supe que seguía siendo la gran dama del ballet clásico. Con paso firme bajó cada peldaño flanqueada por fotos y pinturas al óleo, testigos de quien fuera Prima Ballerina del Ballet Russe de Montecarlo durante tantos años, gira tras gira por los mejores teatros del mundo.
Desde los ocho años de edad, momento en que fue aceptada en la Escuela de Ballet de la Ópera de Varsovia, supo que su destino estaba marcado por este arte y que vencería cualquier obstáculo que los imponderables de la vida le presentara. Y los obstáculos fueron de dimensiones históricas.
La Segunda Guerra Mundial significó un calvario de pérdidas familiares. La invasión alemana a Polonia trajo consigo la desarticulación del núcleo familiar. Su padre muere en Auschwitz y su hermano mayor en Dachau. Nina y su hermana fueron enviadas a un campo de trabajo donde se les obligaba fabricar piezas para las armas de guerra nazi. Una vez que sale de allí y finalmente encuentra a su madre, salen los alemanes y llegan los rusos.
Finalmente logra salir de Polonia al casarse con un militar americano, el primero de sus tres maridos. Cuando Nina me cuenta su llegada a los Estados Unidos con una maleta, sin una palabra de inglés y con la responsabilidad de hacerse camino para ayudar a la familia que quedó atrás, creció mi admiración y respeto por la mujer más que por la bailarina. Nina se formó con los mejores y Nueva York se perfilaba como el relevo cultural de París después de la Segunda Guerra.
Hacer un recuento de su brillante carrera como prima ballerina, coreógrafa y maîtresse de ballet no es la intención de este escrito. Aun cuando habla y respira el ballet, lo que queda en mi memoria es el encuentro con la Nina privada, su tenacidad, pasión y generosidad para con este arte. Con más de 90 años ella sigue siendo jurado en las competencias internacionales más prestigiosas y dando clases magistrales en los Estados Unidos y Europa. En Venezuela fundó la Academia de Ballet Clásico Nina Novak y por más de 40 años ha entrenado a muchos bailarines que hoy se presentan en diferentes teatros de renombre mundial.
Es allí donde tuve el privilegio de sumergirme en su mundo, en su pasión. Vi su trabajo, vi el esfuerzo diario de sus alumnos. Vi como el arduo ejercicio cotidiano en blanco y negro, se transforma en aquellos cuerpos que parecen flotar y volar por el escenario vestidos con sus trajes multicolor.
Fotografías: Luisa Himiob
Próximamente el Presidente de Polonia le otorgará la más alta condecoración polaca y producirá un nuevo tiraje de su biografía. ¡Bravo, Nina!
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Himiob, Luisa.Nina Novak, el Ballet, mi vida, mi pasión
Himiob, Luisa.Flying High
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