Estados Unidos y México se comprometieron el martes a trabajar con países centroamericanos para reunir a las familias migrantes que fueron separadas en la frontera estadounidense, en medio de las crecientes críticas a las políticas de Washington contra migrantes ilegales.
En la imagen, de izquierda a derecha, el viceministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Carlos Castaneda; la secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen; la ministra de Relaciones Exteriores de Guatemala, Sandra Jovel; la ministra de Relaciones Exteriores de Honduras, María Dolores Agüero y el ministro de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, posan tras reunirse en Ciudad de Guatemala, Guatemala, el 10 de julio de 2018. REUTERS/Luis Echeverría
Fuente: https://es.reuters.com / Sofia Menchu
Más de 2.300 menores fueron separados de sus padres después de que el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump implementara una política de “tolerancia cero” a principios de mayo, buscando iniciar un proceso judicial a todos los adultos que cruzaron ilegalmente la frontera de Estados Unidos y México.
Trump puso fin a la política de separación familiar el mes pasado, tras una ola de indignación global.
La secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, se reunió con el canciller mexicano, Luis Videgaray, y ministros de Centroamérica en Ciudad de Guatemala para analizar las separaciones y cómo combatir a las bandas criminales que se benefician de la migración.
“Seguimos muy comprometidos con la reagrupación de las familias que han sido separadas como resultado de la entrada ilegal, y trabajaremos con nuestros colegas aquí para repatriarlos lo más rápido posible”, dijo Nielsen en una conferencia de prensa.
Videgaray, quien repitió su crítica a la política, hizo la misma promesa. Los ministros también se comprometieron a colaborar en la lucha contra los traficantes de personas que se aprovechan de los migrantes.
Las autoridades guatemaltecas dijeron que 11 núcleos familiares conformados por 131 personas fueron trasladados el martes al país centroamericano en uno de los dos vuelos que transportan deportados.
Un alto cargo de migración guatemalteco dijo que el acceso a los grupos familiares estaba restringido. Pero otros deportados que aún esperaban reunirse con sus familias acudieron a protestar por su difícil situación a las afueras del hotel donde se reunían los ministros en Ciudad de Guatemala.
Elsa Ortiz, de 25 años, dijo que no había visto a su hijo de 8 años, Anthony, desde que fueron detenidos en Estados Unidos, y luego fueron separados por oficiales de la patrulla fronteriza en mayo.
“Los días van pasando y yo lo extraño, por eso es que estoy acá para suplicarle y pedirle a Donald Trump que por favor me devuelva pronto a mi nene”, comentó Ortiz, quien dijo que había emprendido el viaje en busca de un futuro mejor.
“Yo creo que dos meses es suficiente castigo para que las mamás aprendan a no volver a cruzar caminos que no tiene uno que cruzar”, agregó.