Harley Davidson, primera víctima de la guerra comercial, anuncia que saca su producción de EEUU
Fuente: http://www.elmundo.es / Pablo Pardo
Las llaman ‘hogs’, o sea, ‘cerdas’. Son las características motos de Harley – Davidson, el único fabricante de motocicletas estadounidense, junto con Indian, que sobrevivió a la Gran Depresión. Las Harley son algo más que unas motos. Son una seña de identidad cultural en Estados Unidos. Simbolizan el espíritu de libertad del país, y, también, la clase obrera y media blanca nacionalista, amante de las armas de fuego.
Es un grupo que mira con suspicacia cualquier injerencia del Estado en su vida , como, por ejemplo, el hecho de que en algunas jurisdicciones los políticos lleguen al intervencionismo extremo de obligarles a llevar casco cuando van en moto, algo que sus usuarios considerarían más propio de Stalin que de una democracia liberal, en el caso hipotético de que supieran quién fue Stalin.
Los dueños de estas motos son, en otras palabras, el votante perfecto de Trump, que ya en 2016 aprovechó la ruidosa concentración de Harleys que se produce en Washington en el Memorial Day – el día en el que EEUU ronda a los caídos en sus guerras – para dar un mitin en la capital estadounidense. Y ahora son el símbolo de que el famoso tuit de Trump del 2 de marzo de que «las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar» no funciona. Porque Harley Davidson ha anunciado queva a trasladar la producción de las motos que destina al mercado europeo a Brasil, India, y Tailandia, para evitar los aranceles que la Unión Europea ha impuesto a esos vehículos como represalia por el proteccionismo de Trump con el acero y el aluminio. Según la empresa, esas tasas aduaneras extra le iban a costar 100 millones de dólares (85 millones de euros) anuales, e iban a elevar el precio de cada moto en una media de 2.200 dólares (1.881 euros). La UE había incrementado sus aranceles a las ‘hogs’ en un 25%, exactamente lo mismo que EEUU había hecho con su aluminio y acero, con lo que cada Harley debería pagar unas tasas del 31%, en lugar del 6% vigente en el pasado.
El anuncio es un triunfo rotundo para la Unión Europea, que había fijado sus represalias con precisión quirúrgica, para dañar a Harley-Davidson, que tiene su sede en el estado de Wisconsin, cuyo político más importante es el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y al bourbon de Kentucky, de donde es, también, Mitch McConnell, el líder republicano en el Senado. Así, Bruselas actuaba directamente sobre dos aliados (aunque no está claro si lo son por convicción o porque no les queda más remedio) de Donald Trump. El mensaje es claro: apoyar la política comercial del presidente conlleva riesgos.
Las fábricas de Harley-Davidson en EEUU se concentran, además, en dos estados demócratas, pero que apoyaron a Trump en las últimas elecciones: Wisconsin y Pennsylvania. Aunque la empresa no ha aclarado si la decisión supondrá reducciones de empleo, el mensaje es doblemente directo porque, además, los trabajadores de la industria del motor fueron los que, al cambiar de bando en las elecciones, dieron la victoria a Trump.
Y la mejor muestra es la presteza de Harley-Davidson en llevarse la producción de sus ‘cerdas’, dado que los aranceles extra de la UE entraron en vigor el viernes. Apenas han bastado 96 horas – incluyendo el fin de semana – para que la empresa se haya llevado sus motos.
Harley – Davidson no puede permitirse perder el mercado europeo, porque tiene problemas estructurales. El más obvio es que sus clientes se están haciendo viejos. La adoración de la ‘hog’ se concentra entre los estadounidenses de más de 50 años, que son, precisamente, los que votan a Trump. Que encima le lleguen ahora con aranceles extra para sus vehículos es un problema que la empresa, con unos márgenes cada vez más estrechos, no puede permitirse, y así lo ha reconocido en el comunicado en el que anunciaba la decisión, donde calificaba al mercado europeo de «crítico» . Aproximadamente 40.000 de las 250.000 ‘cerdas’ que Harley vende van al mercado europeo. La compañía tiene plantas de fabricación en Portugal, España, e Italia, pero no parece que esas fábricas vayan a verse beneficiadas por la decisión.
El anuncio de Harley llega en un día en el que la política comercial de Trump ha golpeado a Wall Street. Pero no por las disputas con la UE, Canadá, o México, sino con China.
La clave es la intención de Trump de limitar la compra de empresas estadounidenses por compañías o entidades en las que inversores chinos tengan más del 25% del capital. La Casa Blanca también quiere limitar la exportación a China de una serie de productos calificados como «tecnología industrial sensible», para frenar el desarrollo tecnológico de Pekín hasta que el Gobierno chino no levante sus restricciones a las operaciones de las empresas estadounidenses en su mercado.
El Dow Jones, que es el índice que agrupa a parte de las mayores empresas – y, por tanto, a las que están más internacionalizadas y tienen más que perder en una guerra arancelaria – caía tras una hora y media de sesión un 1%. El Standard and Poor’s 500, que también está formado por grandes compañías, cedía lo mismo, y el NASDAQ, en el que las tecnológicas tienen un peso mayor, lo hacía un 1,5%. Desde sus máximos de finales de enero, el Dow Jones y en Standard and Poor’s han caído un 5,5% y un 5,5%, respectivamente.