Un inmigrante hondureño que se suicidó en una cárcel de Texas después de que las autoridades estadounidenses lo separaron por la fuerza de su esposa e hijo buscaba asilo en Estados Unidos huyendo de la violencia en su país tras el asesinato de su cuñado, dijo la cónsul hondureña.
Marco Antonio Muñoz huyó de Honduras con su esposa, Orlanda de Muñoz, y su hijo de 3 años después de que el asesinato de su hermano dejara a la familia temiendo por sus vidas, dijo la cónsul Ana Bulnes al diario The Washington Post.
Se suicidio el 13 de mayo fue reportado por primera vez por The Post el sábado.
Bulnes dijo que la pareja había vivido antes en Estados Unidos y que tiene un hijo nacido en Estados Unidos que tiene «6 o 7 años» y es ciudadano estadounidense. La familia decidió regresar voluntariamente a Honduras hace varios años, dijo, para cultivar café en una zona rural de la región de Copán.
Según la cónsul la pareja envió a su hijo estadounidense por avión y viajó por tierra con el menor, nacido en Honduras.
Fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza al intentar ingresar en Estados Unidos y Muñoz, de 39 años, sufrió un colapso el 12 de mayo luego de que los agentes separaron a la familia.
Después de que comenzó a gritar y sacudir el alambrado de su celda, los agentes lo trasladaron hasta la cárcel del condado de Starr en Rio Grande City, Texas, a 40 millas de distancia del resto de su familia, donde tuvo problemas con los guardias y lo colocaron en una celda de aislamiento.
Los guardias lo encontraron muerto en el suelo de su celda acolchada a la mañana siguiente con sangre cerca de su boca y una camisa retorcida alrededor de su cuello.
Había atado la prenda a una rejilla de drenaje en el centro del piso y la colgó alrededor de su cuello, luego se giró varias veces para apretarla, de acuerdo con los informes del incidente presentado por los ayudantes del sheriff.
Los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza y el Departamento de Seguridad Nacional no han dicho por qué la muerte de Muñoz no fue revelada previamente. La declaración divulgada por la agencia durante el fin de semana no mencionó el paradero de su esposa e hijo.
Según Bulnes, la viuda y el huérfano fueron liberados; la mujer porta una tobillera electrónica de vigilancia.
La familia pasó varios días en una casa segura en el lado mexicano de la frontera antes de cruzar el Río Grande hacia los Estados Unidos. La casa de seguridad estaba abarrotada, le dijo a Bulnes, la viuda, y la familia «solo conseguía comida una o dos veces al día».
Muñoz estaba en buena forma física y solía trabajar al aire libre, le dijo a Bulnes, pero el día que la familia cruzó el río, se quejó a su esposa de fuertes dolores de cabeza. En la orilla del río, «casi se desmaya», señaló la cónsul.
Al ser detenida, la familia dijo que deseaba solicitar el asilo. Luego le dijeron a Muñoz que sería separado de su familia, dijo Bulnes, un procedimiento estándar para manejar grupos familiares con un niño y dos padres.
«Le dijeron que tenía que ir a una celda separada», dijo Bulnes. «Le dieron la oportunidad de abrazar al niño».
Según agentes de la Patrulla Fronteriza familiarizados con el incidente, Muñoz pareció sufrir un ataque de pánico al abrazar a su hijo y separarse físicamente del niño.
Muñoz fue velado en Texas -al velatorio asistieron Bulnes con la viuda y el niño. Su cuerpo será repatriado a Honduras.
La viuda y el niño salieron de Texas después de eso, para reunirse con el hijo mayor de la pareja, que vive con familiares en el norte de Estados Unidos, dijo Bulnes, quien no ofreció detalles del paradero de ambos.