Muchas urnas para unos cuantos electores en Texas
Aquí, en el Condado Hays, uno de los que está creciendo más rápido en Texas, los republicanos podrán escoger este martes entre unos 18 candidatos para el Congreso, cuando inicie la temporada de elecciones primarias de medio término del 2018.
Fuente: http://diario.mx
El grupo de contendientes del Partido Republicano que tratarán de reemplazar al representante Lamar Smith, quien se va a retirar, se encuentran compitiendo en cada facción del partido: el senador Ted Cruz está apoyando a su ex secretario, Chip Roy en estas elecciones, mientras que el ex presidente del Partido Republicano del Condado Bexar, Robert Stovall, está recibiendo ayuda de Brad Parscale, el genio digital que el presidente Donald Trump ha nombrado para que maneje la campaña de su reelección.
Karl Rove, el gurú político de George W. Bush, ha estado recaudando dinero para el representante estatal Jason Isaac, quien está compitiendo con un slogan parecido al de Trump: “Hay que lograr que América sea como Texas”.
También, entre los candidatos republicanos está Jenifer Sarver, quien reconoce que votó por Hillary Clinton en la elección presidencial del 2016; Samuel Temple, el activista que está a favor del control de armas, quien se refiere a sí mismo como “el unicornio” en este Estado que gusta de las armas; el ex agente de la CIA, William Negley y la ex alcalde de San Marcos, Susan Narvaiz.
Por lo menos, cuatro de los candidatos –incluyendo al ex congresista Francisco Canseco– ni siquiera viven en el Distrito.
Todos se preguntan quién llegará a la segunda vuelta que se efectuará en el mes de mayo.
Sin embargo, aunque habrá muchas urnas, es probable que las casetas para votar no estén muy concurridas.
Desde hace tiempo, la asistencia de electores en las elecciones primarias en Texas ha sido una de las más bajas que cualquier Estado del país.
En la pasada elección, sólo el 10 por ciento de los electores registrados emitieron su voto en las primarias del Partido Republicano. En un foro de candidatos que se llevó a cabo la semana pasada en este lugar, una docena de contendientes al Congreso asistieron para exponer sus plataformas: pero sólo unas 30 personas estuvieron presentes para escucharlos.
Todo eso importa porque Texas no ha elegido a un demócrata en todo el Estado desde 1994. En la mayoría de las partes del Estado, las elecciones primarias republicanas han sido consideradas como la elección.
Usualmente, el mes de noviembre es meramente una formalidad.
Elección tras elección, los demócratas han mantenido su esperanza en Texas, pero no ha fructificado.
Sin embargo, si en el 2018 hubiera alguna sorpresa en la Estrella Solitaria, es muy probable que ocurra en lugares como en este Distrito congresista, que le otorgó 10 puntos a Trump en el 2016: menos de la mitad del margen del que disfrutó Mitt Romney cuatro años antes.
Los demócratas han animado las elecciones primarias por su cuenta, ya que un candidato centrista está luchando contra otros tres liberales.
El panorama en el Condado Hays está cubierto de señales de cambio: nuevos complejos de apartamentos y subdivisiones, además de muchas personas que han llegado recientemente del bastión casi liberal de Austin.
Sin embargo, el 21avo Distrito Congresista también abarca la zona rural y conservadora Hill Country, que sigue siendo un baluarte republicano.
Si en este año las cosas son diferentes, se deberá en gran parte a que los republicanos se han movido cada vez más hacia los límites de Texas.
La baja asistencia a las elecciones primarias ha convertido al partido en rehén de un pequeño y extremo segmento del electorado. Ha producido una legislatura que en la sesión más reciente pareció más interesada en determinar cuál baño deben usar las personas transgénero que en resolver cómo financiar el sistema de escuela públicas.
La comunidad empresarial del Estado se encuentra consternada por la baja participación de los electores –y la disfunción política que eso produce– que ha lanzado una campaña llamada “Marzo Si Importa” para urgir a las personas a que acudan a las urnas, sin importar cuál sea su partido.
“Queremos realmente que la Legislatura hable acerca del Texas del mañana, en lugar de reñir por cuestiones ideológicas”, comentó Jeff Moseley, director general de la Asociación de Negocios de Texas.
Mientras tanto, grupos de maestros están movilizándose en línea, a través del hashtag #bloqueenelvoto, para que sus miembros voten por candidatos más moderados.
Hasta Trump está tratando de que más republicanos acudan a las urnas en Texas, utilizando tweets para apoyar a candidatos que van hasta el comisionado agrícola y el contralor.
En este año, existe otra razón por la que hay que observar a los electores de Texas cuando acudan a votar –o si no lo hacen– en la primera primaria de la elección de medio término del 2018.
Ocho de las 36 curules del Congreso del Estado están vacantes, por lo que el representante demócrata Beto O’Rourke está dándole a Cruz un desafío más fuerte que la mayoría de la gente esperaba para el Senado.
Aunque la popularidad de Trump en Texas durante el 2017 promedió el 39 por ciento en las encuestas Gallup, siendo tan sólo un punto más alto que a nivel nacional.
En la votación anticipada, que empezó el 20 de febrero, la asistencia de electores demócrata en los condados más grandes ha sido casi el doble que hace cuatro años, mientras que los republicanos han tenido menos del 20 por ciento, de acuerdo al total de la Secretaría de Estado de Texas.
“Los números en la primera semana de la votación anticipada deberían impactar a cada conservador hasta su base”, advirtió el gobernador republicano Greg Abbott, a través de un correo electrónico para recaudar fondos.
Si este va a ser el año en que Texas se va a poner un poco más azul, la primera señal de advertencia ocurrirá el martes. Aunque no hay que fijarse en quién acudirá a las urnas, sino en quién no lo va a hacer.