Decenas de personas participaron recientemente de una protesta a favor de los inmigrantes al pie de la alcaldía. Los activistas rechazaron la política de dividir familias que ejecuta ICE (ESPECIAL PARA AL DÍA/MARÍA OLIVAS)

Decenas de personas participaron recientemente de una protesta a favor de los inmigrantes al pie de la alcaldía. Los activistas rechazaron la política de dividir familias que ejecuta ICE (ESPECIAL PARA AL DÍA/MARÍA OLIVAS)

Fuente: http://www.aldiadallas.com

En Texas los inmigrantes indocumentados son un valioso recurso.

Tal vez no sea evidente, dado que muchos trabajan fuera de nómina en empleos mal pagados y tienen menor nivel educativo que los inmigrantes que llegaron legalmente.

Sus aportes casi siempre son descartados porque algunos estadounidenses no pueden superar el hecho de que estos residentes violaron la ley.

Pero los indocumentados son una parte importante de la fuerza laboral de Dallas-Fort Worth y del estado, y durante décadas han contribuido al crecimiento de Texas.

Se estima que en 2015 ocuparon 1.2 millones de empleos en Texas, o cerca del 11.5% de la fuerza de trabajo del sector privado.

Pagaron más de $13,000 millones en impuestos y generaron casi $145,000 millones en producto bruto.

Sus beneficios y costos no están repartidos de manera uniforme. El gobierno federal disfruta del superávit fiscal más grande porque los trabajadores indocumentados no reciben pagos del Seguro Social y de otros servicios.

También el estado registra una ganancia neta, indica un estudio de Perryman Group de Waco en 2016.

Gran parte del gasto recae en los organismos locales de Texas, como los distritos escolares y proveedores de salud.

Ellos proveen servicios por miles de millones de dólares más de lo que los inmigrantes pagan en impuestos locales, señala el estudio.

No obstante, hay suficientes ventajas, sobre todo si contamos el efecto multiplicador… si tan solo el gobierno coordinara sus políticas.

“El excedente fiscal global es bastante sustancial”, dice el estudio de Perryman.

Pero, claro, no todos están de acuerdo.

El año pasado un grupo dijo que los inmigrantes sin papeles cuestan más de $100,000 millones al país, y $11,000 millones a Texas.

Esas cifras fueron cuestionadas por activistas que dicen que el impacto económico de una persona debe ser medido como aporte de toda su vida, y que debe incluir su poder adquisitivo e iniciativa emprendedora además de impuestos.

Otro estudio concluyó que los inmigrantes de segunda generación lo han más que compensado.

Ya que tienen un nivel educativo más alto y percibieron mejores salarios, tuvieron un impacto fiscal más grande que sus padres y que el resto de la población nativa.

El debate sobre la inmigración tiene décadas.

“Más allá del ruido y del furor hay un hecho indiscutible: TEXAS NECESITA A ESOS TRAJADORES!!”, dice el estudio de Perryman, con todo y mayúsculas y signos de exclamación para rematar su conclusión.

En un mensaje de correo electrónico, el economista Ray Perryman dice que ha estado estudiando la relación entre inmigración y economía desde hace décadas.

“Sin excepción, cada uno de los análisis ha demostrado que los inmigrantes traen beneficios”, escribió.

“Sin la fuerza laboral inmigrante habría una escasez de mano de obra en Texas, aun si todas y cada una de las personas desempleadas ocuparan un empleo actualmente ocupado por un inmigrante”.

Reserva de jóvenes

El senador John Cornyn lleva años trabajando en el tema de la inmigración e hizo una planteamiento similar en Dallas el mes pasado.

Cornyn quiere una solución para los llamados dreamers, que habían estado protegidos por el plan de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

“Necesitamos ese talento”, afirmó Cornyn. “Es una reserva de jóvenes buenos y muy productivos”.

Cornyn está a favor de una frontera segura y del estado de derecho, “pero hay lugar para la compasión y el pragmatismo”, dijo.

Vale la pena retomar esas observaciones ahora que el gobierno federal, con el claro apoyo de Texas, parece haber optado por políticas que ahuyentan a los inmigrantes.

Al mismo tiempo, el desempleo continúa disminuyendo y cada vez es más evidente una escasez de trabajadores.

El argumento económico a favor de más inmigración ha contado con el apoyo de los líderes empresariales y republicanos tradicionales, pero el presidente Donald Trump pugna por erigir un muro en la frontera, deportar a más inmigrantes y contratar más agentes.

Además está eliminando dos programas temporales que autorizan a miles de inmigrantes permanecer aquí.

Por si fuera poco, el año pasado los legisladores texanos aprobaron una ley que prohibe las ‘ciudades santuario’ y que tiene nerviosos a muchos inmigrantes.

Stan Marek, propietario de una compañía de construcción en Houston, dice que algunos de sus trabajadores hispanos han sido detenidos por la policía para pedirles sus papeles a pesar de que nacieron en Estados Unidos.

“Tal parece que Texas los quiere correr”, dijo Marek. “¿Y quién pierde más? Texas”.

“Los trabajadores se irán a donde no los acosen. Si perdemos nuestros trabajadores, Texas no podrá ser competitivo a nivel nacional”.

Texas ha estado creciendo a un ritmo doble que el país por muchos años. En parte se debe a que atrae a muchos inmigrantes de otros países y estados, y eso le asegura una abundante oferta de mano de obra.

Hasta hace poco las actitudes en Texas eran moderadas. En 2001 Texas fue el primer estado en ofrecer a los estudiantes indocumentados la posibilidad de pagar colegiatura como residente estatal.

En 2010, después de que Arizona aprobó una ley que permitía pedir papeles a los inmigrantes, el entonces gobernador de Texas Rick Perry dijo que ese “no es el rumbo que debe tomar Texas”.

El ánimo cambió cuando más candidatos del tea party llegaron al poder, y culminó con la aprobación de la ley que prohíbe ciudades santuario el año pasado.

Dallas, San Antonio, Houston y otras ciudades han desafiado esa ley, y en otras partes del país las comunidades están abriendo sus puertas a los inmigrantes.

Cuando escribí sobre las acciones de esas ciudades, muchos lectores objetaron.

“Está bien ayudar a los inmigrantes legales, pero ayudar a los ilegales no”, escribió uno.

Quizá no se dan cuenta de lo mucho que ayudan los indocumentados a los demás.