SINDROME DE LA DEPENDENCIA VS DEMOCRACIA Por: Marlon S Jiménez García
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SINDROME DE LA DEPENDENCIA VS DEMOCRACIA
Por: Marlon S Jiménez García
Con la llegada del “comandante eternamente enterrado” se impuso “sin querer queriendo”, el síndrome de la dependencia, propio de los regímenes comunistas; éste se aprovechó con la utilización, de los recursos supermillonarios que recibió por los altos precios del petróleo para imponerlo y someter a sus designios la voluntad de sus seguidores; en un principio, fueron muchos los que creyeron y se han venido reduciendo en tiempo y espacio cuando viven en carne propia, el engaño causado de manera irremediable.
Síndrome de dependencia, es la actitud y creencia de que un grupo no puede resolver sus propios problemas sin ayuda externa. Es una debilidad que empeora con la dádiva o la caridad. Hay personas que tienen dificultades económicas y eso lo lleva siempre a necesitar la ayuda de los demás; es decir, siempre depende de los otros; consciente o inconscientemente quieren continuar dependiendo de otro u otros, para de este modo, suplir un lazo afectivo por otro de compromiso coyuntural y se convierte, en cualquier campo de acción y mucho más en el escenario político, en caldo de cultivo del control mental y de sumisión total.
Ese síndrome de la dependencia es normal en las personas de bajos recursos económicos desde que el hombre tiene presencia física en el mundo terrenal; pero, los comunistas en su andar político-ideológico lo han acentuado y lo han utilizado para subyugar a esa población débil en su estructura mental.
En la mal llamada Cuarta República se utilizó de manera casi imperceptible; el crecimiento y fortalecimiento de la clase media más importante del subcontinente lo impidió en gran medida. Con la llegada del “comandante eternamente enterrado” se impuso este síndrome de la dependencia; este se aprovechó de la utilización, de los recursos provenientes del esfuerzo de los 40 años anteriores en la explotación, producción y comercialización del petróleo que recibió por los altos precios del momento (nunca vistos antes) como un modo de idiotizar a las personas de bajos recursos y convertirlos en obnubilados seguidores de su ¿ideología?
El Usurpador Procubano continuó con esa malsana práctica, pero las condiciones económicas tan precarias, por el manejo impropio de los recursos económicos y el robo descarado y generalizado de los mismos en estos 20 años del régimen en poder, le está trayendo dificultad de cumplir con esa práctica. El Usurpador Procubano no halla qué prometerle (desde 2015, repite lo mismo a fin de año) a la gente para mantenerse en el poder, pero su promesa no es el estudio ni el trabajo; al contrario, es la acentuación del síndrome de dependencia. Se creó el Carnet de la Patria para acentuar el control social y político; de allí se reafirma la “caridad” y la dádiva: bono por guerra económica, bono navideño, bonos con nombres rimbombantes, pero todos de “resuelves efímeros” y otros; en fin, lo que se persigue es controlar a todo el que recibe estos bonos con el único propósito de utilizarlos electoralmente (aunque ya no les sirve de nada, el ejemplo de lo ocurrido en Barinas es culminante).
Estas dádivas solo las reciben un porcentaje muy pequeño de la población; no les resuelve en lo absoluto su verdadero drama: hambre, miseria y muerte; sin embargo, se conforman con el dicho “comida para hoy y hambre para siempre” y son controlados como fin supremo de dominación; así lo vemos con los llamados CLAP que tienen tiempo sin recibirlo y salen a las calles a protestar porque los engañaron con esa dádiva, como ocurrió en diciembre y que va a seguir ocurriendo por una sola razón: Venezuela está en bancarrota.
Estos venezolanos conformistas, que se encuentran hambrientos, harapientos y al borde de la muerte, igual que el resto de los compatriotas que no la reciben, merecen un nuevo Gobierno que de verdad trabaje por ellos. La Ley del Estatuto de la Transición (L.E.T), en un principio, le dio fortaleza a la continuidad de la AN (respaldada soberanamente por el 70% de la población en la Consulta Popular del 12D-2019); está luchando para cesar éstas prácticas malsanas y para salir de la dictadura comunista, recuperar nuestra familia, consolidar la solidaridad y unión ciudadana, y generar una economía boyante que mejore la calidad de vida de los venezolanos, entre otras consideraciones de vitalidad republicana. Sin embargo, debemos precisar, que aún cuando la comunidad internacional liderada por EE.EE sigue dándole respaldo a la Asamblea Nacional 2015; hay un “disgusto plausible pero real” en muchos sectores de la sociedad venezolana, que reclama un cambio de estrategia política ante la petulancia del régimen en la conducción de los destinos del país y de las consecuencias causadas in extremis en la calidad de vida de los venezolanos, que originó con efervescencia radical la mayor migración del mundo.
La continuidad de la Asamblea Nacional 2015, aun es una esperanza viva; pero es vital, es urgente que se dinamice, que se expanda en reconocimiento interno y logre el mayor respaldo posible; que consolide un cambio estructural de rescate de nuestra democracia, de la institucionalidad republicana. Por ello la salida (como sea, hay que obligarlos a cumplir la CN) del régimen comunista procubano; es necesaria una verdadera unidad, sin cortapisas y sin intereses bastardos grupales o partidistas; diseñar un programa de consolidación democrática y de cambios profundos en la conducción de un nuevo gobierno para que renazca, por siempre y de verdad una nueva VENEZUELA. En esa estrategia todos debemos incorporarnos; es la vía expedita para obligar en elecciones libres democrática y de participación TOTAL de la sociedad civil opositora (92%), entre otras cosas, RESCATAR a la familia. Derrotar con democracia y más democracia el síndrome de la dependencia es un reto inequívoco. No podemos esperar, es ya.
Profesor Universitario
@marjimgar