Sección: “Storytelling a la Carta”, por Luisa Himiob
Hace ya varios años que Storytelling se convirtió en el buzz word de moda. Los expertos en marketing y publicidad se adueñaron del relato al verse obligados a encontrar una herramienta comunicacional que le permitiera a sus clientes diferenciarse de los demás. Para vender sus productos y servicios y garantizar una fidelidad debían “enganchar” a sus usuarios por la emocionalidad; descubrieron que la creación de historias llenaba perfectamente esta expectativa. Hoy en día es rara la empresa, grande o pequeña, que no haga uso del relato.
Pero acaso ¿no somos todos relatores? Sin estar conscientes de ello nos pasamos los días escuchando y contando historias que definen quienes somos, la cultura y la sociedad en las que hacemos vida, formamos familias, trabajamos y forjamos amistades. Llevamos el relato en nuestro ADN desde tiempo inmemorial.
Comencemos, pues, con una historia…
“Eran las cuatro de la tarde y me esperaba en el segundo piso de un restaurante de moda en Palma de Mallorca un grupo bastante variopinto que había mostrado curiosidad por saber de qué trataban mis talleres de creatividad. Comencé por preguntar quienes se consideraban relatores ya que uso el storytelling como la herramienta ideal para explorar nuestra creatividad. Solo una persona levantó la mano.
Había pegado a las paredes varias fotografías tomadas en mi deambular, cámara en mano, por las calles de Barcelona. Les pedí que escogieran una y crearan una historia corta contada en primera persona, como si ellos fueran el protagonista de la foto seleccionada. Algunos seleccionaron la misma foto, mas sus historias eran diferentes, al igual que nuestra visión y percepción del mundo es diferente y nos define como únicos.
Luego de escuchar las historias creadas en torno a la foto del hombre apoyado en su bastón al lado del grafiti de un elefante, les conté la verdadera historia (¿o no?) detrás de la foto. Había pasado por la misma calle varios sábados seguidos y siempre me topaba con el mismo hombre en la misma pose. Mi curiosidad me llevó a entablar conversación con él y esto es lo que me contó:
Hace muchos años, estando aquí parado en este lugar -no existía en aquel entonces el elefante- veía pasar un sábado tras otro a una chica guapa, guapísima. Siempre la piropeaba; al principio seguía de largo, hasta que un día me sonrió. Ella fue mi mujer por treinta dos años hasta que enfermó y murió el año pasado. Por eso, en su honor los sábados me pongo aquí y entrecierro los ojos hasta que ella aparece nuevamente, me regala una sonrisa y sigue su camino.…
Su historia…¿cierta o no? ¿La había inventado, agregado, modificado? Poco importa, me fui con una preciosa historia bajo el brazo.”
Barcelona, 21 de mayo de 2018
www.facebook.com/luisahimiobphotography
www.facebook.com/desdeellugardelasmemoriasdormidas
Su historia…¿cierta o no? ¿La había inventado, agregado, modificado? Poco importa, me fui con una preciosa historia bajo el brazo.”
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