Milagro en el Gran Premio de Bahréin de Fórmula 1. Romain Grosjean, piloto francés de la escudería Haas, salió ileso milagrosamente de la explosión de su vehículo tras chocar con el guardarraíl del circuito bahreiní al poco de darse la salida de la prueba.
El Haas del francés impactó de lleno contra el guardarraíl nada más comenzar la carrera, en la salida de la Curva 3 del circuito de Sakhir. Grosjean se había rozado previamente con al Alpha Tauri de Daniil Kvyat, hecho que le hizo perder el control del coche para acabar colisionando posteriormente con la estructura de protección de hierro a una velocidad superior a los 200 kilómetros por hora.
El monoplaza se partió violentamente en dos y se incendió formándose una inmensa bola de fuego, de la cual apareció el piloto galo tras pasar 27 segundos envuelto en llamas.
Enseguida, la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) informó de que estaba estable y que había sido trasladado en helicóptero a un hospital de la capital bahreiní de Manama para un estudio completo.
Después del momento justo del accidente, fue clave la llegada inmediata del coche médico para asistir a Grosjean. Además, el delegado de la FIA, Ian Roberts, fue quien ayudó primero al francés, quien salió del habitáculo del conductor como pudo. Él se había quedado encallado en la primera mitad del coche, incrustada a su vez en el guardarraíl. La parte trasera quedó totalmente partida con el motor y demás piezas a la vista. Lo increíble es que el francés pudiera salir por su propio pie en esa situación.
Fue tremendo porque el Haas se partió en dos trozos, una imagen muy poco vista en F1. Mientras, se especula con que la explosión del tanque de gasolina hizo arder el monoplaza del piloto galo.
Romain Grosjean fue evacuado al hospital al parecer con únicamente quemaduras en manos y pies de no mucha relevancia. Estaba a salvo, aunque conmocionado lógicamente por un accidente de tal calibre.
La supervivencia ante las llamas tiene que ver con la protección del traje ignífugo que llevan los pilotos de carreras. En este caso, los monos de F1 son capaces de soportar hasta 850 grados centígrados de temperatura durante algo más de medio minuto. Grosjean precisamente estuvo casi 30 segundos dentro de su coche ardiendo mientras intentaba escaparse del armazón para ser ayudado por las asistencias médicas y de carrera.
Gunter Steiner, el director del equipo Haas, confirmó que el piloto se encuentra en buen estado teniendo en cuenta lo sucedido. “Tiene ligeras quemaduras en las manos y en los tobillos. Está bien y está consciente. Cuando ves las imágenes solo piensas en cuándo sale del coche. Quiero dar las gracias a los comisarios y los médicos por la rapidez y eficacia con la que han hecho su trabajo”, señaló públicamente.
El halo, la pieza de titanio que protege la cabeza del piloto, introducida en 2018, también ayudó en esta situación evitando una deformación de la célula de supervivencia del chasis. A lo que hay que sumar la importante función que tiene también el casco del piloto en este tipo de accidentes.
Grosjean, de 34 años, lleva once temporadas en la Fórmula 1. Subió diez veces al podio con Lotus y este año afrontaba la que puede ser su última temporada en el Gran Circo, ya que no renovará con Haas, su equipo durante las últimas cinco campañas.