Bajo un riguroso esquema de seguridad, más de 12.000 presuntos pandilleros de El Salvador están encerrados en una megacárcel construida por orden del presidente Nayib Bukele, símbolo de la guerra que emprendió el año pasado contra las maras. El centro penitenciario, considerado el más grande de América, cumple seis meses entre luces y sombras.
«Cuando uno es niño, cualquiera le da mentiras, lo endulza y uno cae en un error, y cuando uno ya va creciendo (…) se viene a dar cuenta», declara a la AFP Nelson Velásquez, de 37 años, que tiene tatuado en su cabeza «MS-13» (Mara Salvatrucha).
Velásquez dio su testimonio en el marco de una visita que el comisionado de Derechos Humanos de El Salvador, el colombiano Andrés Guzmán, y la procuradora de Derechos Huamnos, Raquel Caballero, realizaron el lunes al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), en Tecoluca, a unos 74 km al sureste de San Salvador.
La megacárcel con capacidad para 40.000 personas comenzó a recibir internos desde el 24 de febrero, y a la fecha acumula 12.114 presuntos pandilleros, en su mayoría acusados de pertenecer a las violentas Mara Salvatrucha y Barrio 18, nacidas en calles de la ciudad estadounidense de Los Ángeles a principios de la década de 1980.
Con las manos amarradas, vistiendo camiseta y pantalones cortos blancos, Velásquez, recluso de la celda 13 del edificio 3, dice que ya pagó dos condenas por diferentes delitos que sumaron 15 años, pero ahora aguarda un nuevo proceso.
Fuente: elnacional.com
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