Fallecen pacientes de cáncer y otras enfermedades crónicas, por tratamientos interrumpidos a causa del COVID-19
Por: Lic. Nhayide Mejía. Valdez
Santo Domingo, Rep. Dom, Viernes 14 de Agosto 2020
La Organización Mundial de la Salud realizo una encuesta donde indica que el 53% de los países han interrumpido parcial o totalmente desde inicio de la pandemia (COVID-19) los programas de tratamiento de la hipertensión, la diabetes y las complicaciones relacionadas con esta enfermedad. Una situación muy preocupante ya que estos males causan la muerte anual de más de 40 millones de personas, además de que quienes las padecen corren un mayor riesgo de fallecer si los ataca el coronavirus.
“Es vital que los países encuentren maneras innovadoras de garantizar que los servicios esenciales para las enfermedades crónicas continúen aunque al mismo tiempo estén combatiendo el COVID-19”, dijo el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El 20% de los países que reportaron interrupciones, éstas se debieron en gran parte también a la falta de medicamentos, pruebas de diagnóstico y otras tecnologías. La OMS destacó que existe un vínculo entre los niveles de interrupción de los servicios de tratamiento de las enfermedades crónicas y la evolución del COVID-19 en los países. Los servicios se alteran a medida que un país pasa de los casos esporádicos a la transmisión comunitaria del coronavirus.
Del mismo modo, el tratamiento para el cáncer se ha visto afectado en 42% de los países y, en el caso de las emergencias cardiovasculares, la afectación abarca al 31% de los países.
Además, los servicios de rehabilitación se han perturbado en el 63% de las naciones pese a que la rehabilitación es crucial para la recuperación integral de los enfermos graves de COVID-19. Las enfermedades crónicas matan a 41 millones de personas al año, es decir, causan el 71% de las muertes a nivel mundial. De esos decesos, 15 millones son de pacientes entre 30 y 69 años. Más del 85% de estos fallecimientos ocurre en países de renta baja y media.
Los pacientes con cáncer son considerados grupo de riesgo en la pandemia por COVID-19, ya que el cáncer y los tratamientos relacionados con él, con frecuencia causan inmunosupresión y, por tanto, las personas pueden ser más susceptibles a la infección (2). A esto hay que añadirle que la mayoría de las personas con cáncer son personas de edad avanzada (en España el 61% de los pacientes con cáncer tienen 65 o más años) y muchas de ellas tienen alguna enfermedad crónica asociada, y ambos factores (la edad y las comorbilidades) parecen ser factores de riesgo para sufrir complicaciones debido al COVID-19 (3). Todo esto ha hecho que los expertos crean que los pacientes con cáncer tendrán un mayor riesgo de COVID-19 y un peor pronóstico.
La pandemia también podría afectar a la salud mental de los pacientes con cáncer que son más susceptibles a la ansiedad y la depresión que las personas sin historia de cáncer (12,13). El estado de alarma y el confinamiento reducen el contacto social a niveles mínimos. Para los pacientes con cáncer se recomienda una reclusión completa: no salir de casa en absoluto y aislarse de los familiares que tengan contacto con el exterior (14). El aislamiento prolongado y la soledad pueden tener efectos nocivos sobre la salud (15), así que somos afortunados de vivir en tiempos en que, a pesar de estar físicamente aislados podemos estar más socialmente conectados que nunca. Los familiares, amigos y los profesionales sanitarios forman una red de apoyo social esencial para los pacientes con cáncer que les ayuda a sobrellevar la enfermedad (16,17).
Fuentes : Noticias ONU / Escuela Andaluza De Salud Pública .