Venezuela ante una realidad pandémica sin ingredientes humanitarios…
Por Iván Suriñach
Director de redacción de Noti-America.com República Dominicana
Si bien es cierto que el mundo enfrenta hoy, uno de los cataclismos pandémicos, registrado en la historia, desde la gripe española, ocurrida en marzo de 1918, durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial (1914-1919) Según estudios científicos actuales, estiman que la mortífera cepa de virus de 1918 y 1919 pudo acabar con la vida de 100 millones de personas en todo el mundo. Si evaluamos esta patética realidad, se puede deducir que, en aquel acontecer histórico de la época, los servicios de salubridad y los aportes de la ciencia, no eran de un todo competente, para poder frenar el curso de la tragedia.
Solidaridad ante la crisis
Es necesario señalar que los gestos de solidaridad y los discursos políticos de los líderes, gobernantes, entre otros, son las atenuantes para poder generar votos de confianza y apoyo a la población, mucho de los casos, aunque también podría ser una oportunidad propagandística, para fortalecer cualquier gestión de gobierno que no se corresponde con el ejercicio de la verdad, como es el caso que aconteció con la gripe española, de ocultar la información del virus antes las demás naciones en aquella época.
Tomo como referente la situación actual de Venezuela, un país que está pasando, una situación difícil en el ámbito político y con un alto índice de totalitarismo
Fragmento del Discurso del Presidente Nicolás Maduro, apelando a la solidaridad para enfrentar al Covid-19 (Coronavirus)
» Yo solamente hago un llamado a que cesen las campañas perversas para generar zozobras, torturar la mente de los venezolanos, y manipular esta pandemia mundial. Por Dios, por Jesucristo, por nuestro pueblo, no sean tan miserables y perversos, respeten, aunque sea una vez en la vida el derecho del pueblo a enfrentar una situación que es una pandemia mundial, la primera en más de cien años. Yo no hablo de tregua en este caso, porque el sentido común, la lógica debería llevar a un ser humano, en este caso a un dirigente político sea de la derecha o de quien sea, a decir me pongo al servicio de esta causa mundial para colaborar con el pueblo.
Ojalá todos demos un paso al frente, la pandemia del coronavirus no se trata de una diferencia ideológica o política, de una confrontación o de un pleito estéril. Se trata de la vida y de la salud de la gente, del pueblo. Y en ese sentido yo apelo a los mejores sentimientos humanos del pueblo de Venezuela para que enfrentemos estas dos circunstancias: la circunstancia de salud de una pandemia que amenaza la vida de los pueblos del mundo y del pueblo de Venezuela, y seamos el mayor ejemplo de disciplina social, de organización social, de calidad científica médica, de cooperación para resolver todas estas situaciones, es la primera, la salud.
Y de segundo la situación económica, petrolera, energética que apenas se inicia, apenas se inicia; enfrentarla también con espíritu de trabajo. Saben los empresarios venezolanos que ante cualquier circunstancia nosotros estamos preparados para apoyarlos, ya he visto un conjunto de decisiones, de acciones, de exenciones de impuesto, a través del carnet de la patria para pagar nóminas, estamos preparados para pagar las nóminas que haya que pagarlas, para el apoyo con créditos blandos a toda la pequeña y mediana industria y a todo el sector empresarial. Nosotros vamos a enfrentar esta situación a nivel económico, financiero, vamos a fortalecer el espíritu nacional para salir adelante…”
Al leer y comparar la objetividad de este mensaje, nos encontramos que está divorciada la razón lógica y carece de toda verdad con la realidad actual.
La periodista venezolana Mariel Lozada, radicada en Chile al regresar al país, nos da muestra cómo se vive la pandemia en Venezuela, según su experiencia en su estadía:
- En Venezuela donde una de cada tres personas no tiene su comida asegurada, según cifras de la ONU, y donde el 35% de los niños están desnutridos, según datos de la ONG Cáritas, una cuarentena de más de dos meses es sumamente compleja de llevar.
- Se vive con una inflación que en abril alcanzó el 80%, según la Asamblea Nacional. Como forma de intentar palear esto, el gobierno de Maduro instauró un control de precios, que ha cambiado tres veces desde su anuncio el 24 de abril.
- Además, con una escasez de combustible que tiene a la gente —incluso al personal médico— haciendo filas con sus autos de dos o tres días. Llegan de madrugada y luego de unas 24 horas, con suerte, les dan un número para volver a la fila al día siguiente y esperar que les surtan entre 15 y 20 litros.
- Eso es especialmente grave en un país donde no hay ni un kilómetro de ciclo vías -aunque con la falta de bencina la gente ha empezado a rescatar las bicis viejas-, y el transporte público es muy deficiente. Además, tener efectivo para pagar un traslado tampoco es fácil: conseguirlo es una tarea complicada. La inflación ya volvió casi inservible todos los conos monetarios hechos por el gobierno chavista. El billete más alto es el de 50.000 bolívares, que son, al cambio oficial, 26 centavos de dólar
- En las calles todo abre, aunque la norma dice que sólo los negocios esenciales pueden abrir: zapaterías, botillerías, tiendas de pintura y electrodomésticos. Dicen que pierden menos con una multa que si siguen cerrados. A los que intentan multar, esperan poderlo resolver dando algo «pa’ los frescos», como se acostumbra acá. O sea, sobornando.