OFENSIVA DIPLOMÁTICA FRANCO-ALEMANA EN EL FORTÍN DE TRUMP por: Nacho Alarcón
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Emmanuel Macron, presidente francés, y Angela Merkel, canciller alemana, visitan esta semana por separado a Donald Trump, presidente de Estados Unidos, con un objetivo concreto: una ofensiva diplomática conjunta que consiga que Washington haga la exención de aranceles permanentes y que evite que Trump saque al país del acuerdo nuclear con Irán.
A Donald Trump no le gusta salir de su país. Ni siquiera eso: no le gusta que le saquen de algunas partes de su país. El presidente americano vive atrincherado en la Casa Blanca, y en cuanto puede se escapa a su campo de golf en Florida. En su propio país, atrincherado en su fortín en Washington el presidente norteamericano trata de imponer su voluntad y el proteccionismo a golpe de tweet y de improvisación.
Trump hace política con el estómago. Por eso es capaz de llevar al mundo al borde de un conflicto con Corea del Norte y poco después dar pasos hacia el entendimiento con Pyongyang. Y su visión conservadora de la economía y sus promesas electorales le llevaron a la decisión de imponer sanciones contra el aluminio (10%) y el acero (25%) de gran parte del mundo, incluida la Unión Europea, a la que aplicó una exención temporal de última hora.
Por eso París y Berlín se han preparado para una ofensiva diplomática en la que van a colar su mensaje dentro del fortín de Trump. Ayer llegó a la capital norteamericana para una visita de 72 horas el presidente francés Emmanuel Macron y el viernes llegará Angela Merkel, canciller alemana, con la intención de rematar la función: el objetivo común es lograr que EE.UU levante de forma definitiva los aranceles contra los productos europeos y evitar que Trump saque al país del acuerdo nuclear con Irán del que la Unión Europea se ha convertido en máximo garante.
La exención sobre los aranceles solo durará hasta el próximo 1 de mayo a menos que la ofensiva franco-alemana tenga resultado. Pero la Unión Europea está en una posición difícil. La Comisión Europea prometió que no se negociaría nada a cambio de una exención total porque EE.UU estaba rompiendo las normas al alegar motivos de “seguridad nacional” para imponer aranceles, y que ante una ilegalidad Bruselas no entraría a negociar nada. Pero las posiciones europeas no son blancas o negras, hay una amplia gama de grises. Donald Tusk, presidente del Consejo, ofreció a Trump retomar las conversaciones sobre acuerdo comercial EE.UU – UE (TTIP) que quedaron congeladas hace tiempo.
El equilibrio es difícil. Macron y Merkel deberán convencer a Trump de que imponer sanciones es una mala idea o tendrán que saltarse lo expresado por el Ejecutivo comunitario y ofrecer algo a cambio al presidente americano. El galo tiene una buena sintonía con el magnate al frente de la administración, especialmente después de que le recibiera en París con todos los honores, desfile militar incluido. Más tensa es la relación con la canciller alemana.
En declaraciones a Fox News, la televisión conservadora que más consume el propio presidente americano, Macron aseguró que “es demasiado complicado entrar en guerra comercial con China, Europa, una guerra en Siria y otra con Irán”. “Estados Unidos necesita aliados y nosotros somos su aliado”, explicó el presidente galo a la televisión.
Salvar el acuerdo con Irán
Entre las muchas cosas que Trump atacó durante su frenética campaña presidencial de 2016 fue el acuerdo de Irán que amenazó con derribar. De nuevo en este tema la agenda es muy apretada. El 12 de mayo el presidente norteamericano tendrá que firmar si impone o no sanciones a Irán por su programa nuclear, lo que rompería el acuerdo con Teherán.
La ofensiva franco-alemana tiene un objetivo concreto: disuadir a Trump de tomar esa acción. A cambio ofrecen sanciones en otros campos por su acción en la región, especialmente en Siria y Yemen, y por su programa balístico, pero no a su programa nuclear. El problema para Berlín y París es que en la Unión Europea también hay cierta oposición a dichas sanciones: Chipre, Grecia, Italia y España están aprovechando el buen momento de relaciones UE-Irán para mejorar sus relaciones comerciales, y sanciones de ese tipo podrían frenar el impulso.
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