El ejecutivo de Boris Johnson lanza una  nueva misiva contra China. Las relaciones entre Londres y Pekín son cada vez más tensas y si hay un símbolo en esta Batalla es Huawei. El secretario Digital, de Cultura y deportes de la administración de Boris Johnson, Oliver Dowden, ha presentado una hoja de ruta para remover“vendedores de alto riesgo” de cara a la presentación de una ley de seguridad para las telecomunicaciones.

En esta ley de seguridad las operadoras de Reino Unido no podrán instalar un nuevo kit Huawei 5G después de septiembre de 2021. El Gobierno británico pretende así impulsar la diversidad de proveedores en el mercado global de las telecomunicaciones 5G, con el fin de mejorar la velocidad de las conexiones.

Dowden también ha señalado que planean eliminar todos los equipos de Huawei de las redes 5G para el 2027. Se trata de una decisión muy en línea con la postura de Trump de evitar a toda costa la injerencia China en su país. Sobre todo evitando que controle elementos tan esenciales como las telecomunicaciones.

De esta manera, los operadores de telecomunicaciones dependerán mayormente de Nokia y Ericsson, empresas nórdicas que ya han obtenido grandes contratos a raíz de la prohibición de Huawei.

En el marco de esta estrategia de diversificación, el Gobierno tiene pensado gastar 250 millones de libraspara poder iniciar la creación de un mercado de suministro de telecomunicaciones más diverso, competitivo e innovador.

Oliver Dowden, ha declarado que muchos países «se han vuelto muy dependientes de pocos proveedores de telecomunicaciones en su carrera por ofrecer 5G. Esto pone en peligro la resistencia y la seguridad de sus redes de comunicaciones».

Desde el Gobierno aclaran que la estrategia tiene tres pilares: apoyar a los proveedores establecidos, pues constituyen una parte importante del mercado del país; atraer nuevos proveedores al mercado del Reino Unido; y acelerar las tecnologías de interfaz abierta como Open RAN.

Huawei por su parte lamenta que su futuro en el Reino Unido se haya “politizado” y que se haya basado en una cuestión de política comercial con Estados Unidos y no de seguridad como indican desde el ejecutivo de Johnson.

La marca de telefonía ha reconocido que «esta decepcionante decisión es una mala noticia para cualquiera en el Reino Unido con un teléfono móvil. Amenaza con llevar a Gran Bretaña a la ralentización digital, aumentar las facturas y profundizar la brecha digital”.

Asimismo ha afirmado que seguirá apoyando a sus clientes y que realizará «una revisión detallada» de lo que significa este anuncio para su negocio. Así como la intención de trabajar con el Gobierno británico para explicar cómo pueden continuar contribuyendo a la conectividad del país.