¿Qué ha hecho (y qué no) la UE ante el coronavirus? por María G. Zornoza
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“Al comienzo subestimamos al coronavirus”, reconocía esta semana Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. La pandemia global que afecta a Europa más que a cualquier otra región del mundo, ha pillado a la UE con el paso cambiado e inmersa en su habitual estado de policrisis. Desde el cierre de fronteras externas unánime hasta el cerrojo interno en discordia repasamos qué ha hecho y qué no el bloque comunitario para frenar la curva del Covid-19.
Fronteras internas y externas
Positivo: “Cuanto menos viajes, más podremos contener el virus”. Así justificaba la Comisión Europea su propuesta para cerrar las fronteras externas de la UE a los ciudadanos extracomunitarios. La medida fue avalada un día después por los Veintisiete, que deben ponerla en marcha de forma individual. El cerrojo cuenta con varias excepciones: no afecta al tránsito de mercancías, a europeos que deseen regresar a sus países o a personal esencial como sanitarios, investigadores o diplomáticos.
Negativo: la unión en la decisión exterior contrasta con la división interior. Trece países del espacio Schengen han establecido controles en sus fronteras interiores. La Comisión Europea, que siempre ha desaconsejado este movimiento, se ha resignado a ello. Tampoco puede hacer mucho: es competencia nacional. Aunque Bruselas ha instado a las capitales a crear vías rápidas para no obstaculizar el tránsito de mercancías esenciales como medicinas o alimentos, se han registrado muchas colas en los puestos de control fronterizos.
Actividad institucional
Positivo: la UE se ha seguido moviendo y adaptando a esta situación sin precedentes. Aunque tardó en reaccionar tras “subestimar” el alcance del nuevo coronavirus, ha sido pionera en la virtualización de la política. El Parlamento Europeo realizará la próxima semana un mini-Pleno en Bruselas con voto telemático. El Colegio de Comisarios se ha reunido por primera vez a través de videoconferencia y los líderes de Estado y de Gobierno celebrarán la próxima semana su tercera cumbre virtual.
Negativo: la gran y rápida expansión del Covid-19 en suelo europeo ha obligado a frenar en seco las negociaciones de la era post-Brexit, que ya contaban con un calendario muy apretado. A la suspensión temporal de la segunda ronda –llamada a arrancar el pasado miércoles en Londres- se ha unido el positivo de Michel Barnier, jefe negociador europeo, por Covid-19. A nivel general, la dificultad técnica de las videoconferencias hace que la toma de decisión sea todavía más compleja, como demostró el Eurogrupo del lunes, que encontró muchas dificultades para acordar la redacción de las conclusiones finales.
Área económica
Positivo: las bolsas europeas se despertaban el jueves con un anuncio inesperado: el Banco Central Europea informaba de la compra de bonos públicos y privados por valor de 750.000 millones de euros. “Una acción extraordinaria en tiempos extraordinarios”, resumía Lagarde. Días antes, la Comisión Europea acuñó la “máxima flexibilización” en reglas fiscales y ayudas de Estado y una inyección de liquidez a la economía 37.000 millones de euros para amortiguar los efectos del Covid-19 en mercado laboral, PYMES o sistema sanitario.
Negativo: esta flexibilidad de Bruselas vino precedida por el reconocimiento de una más que posible recesión en la zona euro para este año. Un varapalo en el fondo y las formas. El ‘boom’ llegó a través de un técnico del Ejecutivo comunitario y no de la presidenta que había comparecido minutos antes para dar otras buenas noticias. El anuncio del BCE también llegó tras una tormenta desatada por las palabras que Lagarde pronunció días atrás sugiriendo que “nadie debe esperar de los bancos centrales la primera línea de la respuesta”. Además, a la UE le sigue faltando una respuesta europea a nivel fiscal. El italiano Giuseppe Conte, que lidera el país más afectado del globo, ha pedido la movilización del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) o la creación de coronabonos para acompañar y complementar las medidas nacionales destinadas a dirimir las consecuencias socio-económicos del Covid-19.
Escasez de material médico
Positivo: la Comisión Europea acaba de lanzar su primera reserva de material médico de emergencias. Su objetivo es recolectar mascarillas, respiradores o guantes para repartirlo a los Estados miembros más afectados por la pandemia. Bruselas espera un cargamento procedente de China con este tipo de material.
Negativo: la solidaridad europea llega a cuentagotas. En los peores momentos de Italia, Francia y Alemania congelaron las exportaciones de productos sanitarios de protección. Fue China la primera que respondió a la llamada de auxilio del país transalpino. Tras la mediación de Bruselas, el eje franco-alemán levantó el veto. No obstante, sigue existiendo escasez de material médico de protección en muchos países europeos, como España.
Unión vs. Desunión
Positivo: la Unión Europea está acostumbrada a avanzar de forma sigilosa y lenta. No es fácil mover una maquinaria de tres instituciones y 27 países que representan a 440 millones de personas. Por eso, la Unión avanza con las crisis y a pesar de las crisis. Pero la del coronavirus no es como las crisis anteriores porque sus consecuencias se perciben aquí y ahora. Y porque la salud pública está en juego. El bloque comunitario lo ha entendido y aunque tardó en reaccionar está tomando medidas al respecto, como las enumeradas anteriormente.
Negativo: pero la llamada a la unión, coordinación y cooperación que sale de Bruselas tiene su eco en la respuesta individual de los Gobiernos nacionales. Ni siquiera existe una acción europea única para contener la pandemia. Mientras Italia, España, Francia y Bélgica han confinado a sus ciudadanos para reducir el número de contagios y no colapsar hospitales, Países Bajos se ha sumado a la línea del Reino Unido apostando por un contagio controlado. Es decir, aislando a personas vulnerables, pero permitiendo la expansión en el resto para crear más gente inmune.
En términos de geopolítca
El Covid-19 dibujará un nuevo mundo. En términos de geopolítica no se trata de aspectos positivos o negativos, sino de cambios. China se está erigiendo como un aliado más cercano con su ayuda a los países europeos, mientras Estados Unidos culpa a la UE por actuar tarde y Rusia crea campañas de desinformación para apuntalar el caos y la confusión en suelo comunitario.
La respuesta del gigante asiático también ha llegado a los Balcanes Occidentales. Serbia ha agradecido a Pekín su apoyo al mismo tiempo que ha criticado el “invento” de la solidaridad europea. Es un acontecimiento importante es un momento en el que la UE busca la expansión a terreno balcánico con una creciente presencia china en la región.
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