ÚLTIMA PRESENTACIÓN DE “LA TROPA RECICLADORA”: TEATRO, MÚSICA Y NATURALEZA
NOTI-AMÉRICA PERÚ
Por Edgardo Malaver Lárez
Ayer, 31 de agosto en la tarde, llegó a su fin, recogiendo un cúmulo de fortísimos aplausos y elogios el ciclo de presentaciones de la obra de teatro infantil “La Tropa Recicladora”, dirigida por Gloria María Solari, en el teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional del Perú.
La pieza, representada por niños de la Escuela de Teatro Musical Escena Perú, también dirigida por Solari, se concentra en el tema ecológico y la necesidad de ensañar a las nuevas generaciones a defender la vida en la Tierra —por algo se forma la “tropa” que protagoniza la obra— mediante la reducción, reutilización y reciclaje de las inmensas cantidades de material de desecho que produce el mundo cada hora que pasa.
De hecho, antes de comenzar la presentación, el público vio un video, magníficamente hecho por la organización conservacionista Arbio, en que se explicaba de manera a la vez científica y accesible la importancia de conservar la naturaleza, y aquí en Perú, particularmente la Amazonía, que no solamente alimenta al mar, a los animales, a la atmósfera, ¡también a nosotros!
La historia se desarrolla en un “almacén de clasificación” de residuos en el que viven Trapita (interpretada por Solari) y Rufiana (Naima Luna); la primera, adulta y fiel promotora y practicante del reciclaje, encabeza a un nutrido grupo de niños, la Tropa Recicladora, que encaminan toda su energía e inteligencia a trabajar en la recolección y clasificación del material en el Almacén; la segunda es una niña que vive bajo la influencia de la cómica pero inescrupulosa doña Chimuela (Zelma Gálvez), madrina de Rufiana, que, pretendidamente ecologista, se lucra en secreto de la venta de material reciclado a grandes empresas.

La Tropa Recicladora en pleno alrededor su líder, Trapita (Foto: Escena Perú)
Durante la pieza, los niños de la Tropa, que también poseen un altísimo sentido de la justicia, intentan demostrarle a Trapita que doña Chimuela no es de fiar, y se esfuerzan por encontrar evidencias de su hipótesis sobre ella.
Un rasgo muy atractivo del espectáculo es la coherencia del propio escenario con el mensaje detrás de la producción. Incluso el vestuario ha sido confeccionado con bolsas de plástico, rollos de papel higiénico, discos compactos en desuso, etc. El vestido de las protagonistas, los sombreros de los miembros de la Tropa, el menos en parte son de papel de periódico y otros productos reciclables.
La música no escasea en la obra, y es hermosa, dinámica y convincente. ¡Y los argumentos que en forma de canción lanzan los niños! Exquisitos. A la vez científicos y cotidianos. Mucho dinamismo en la escena, mucho juego, mucha alegría, pero también mucha conciencia y mucho amor a la vida.
Sin duda, habrá que esperar el próximo fruto de la imaginación de esta escuela de artistas que ha dejado un buen sabor en la sala y en el público con un excelente trabajo y, en igual medida, un mensaje que es como una semilla que todos deberíamos regar.
