CUANDO FALLAN LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA EN LAS NACIONES ES PELIGROSO
NOTI-AMÉRICA PERÚ
Por Cesar Ortiz Anderson
Hemos sido testigos de cómo hace unos días fallaron los servicios de inteligencia israelíes, que no pudieron anticipar los demenciales ataques terroristas del Hamás y que degeneraron en la guerra que hoy contemplamos horrorizados en el Medio Oriente: falló el servicio de inteligencia israelí compuesto por dos agencias, el Mossad, a cargo de la seguridad exterior; y falló el Shin Bet, la agencia de inteligencia encargada de la seguridad interior, el territorio, la seguridad del Estado y la población.
Un error en la inteligencia de los Estados Unidos en 1941 tampoco permitió anticiparse al ataque de Pearl Harbor, desencadenante de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Otro error de la inteligencia de los Estados Unidos se pudo observar en el atentado de las Torres Gemelas, el 11 de septiembre del 2001.
Los servicios de inteligencia son fundamentales en los temas de seguridad de un país tanto dentro de sus fronteras como fuera de estas.
Estas fallas en los funcionarios de inteligencia de países que se encuentran a la vanguardia mundial de la seguridad del Estado, nos deben hacer reflexionar sobre la situación en la que se encuentra nuestro servicio de inteligencia nacional. Antes del gobierno de Alberto Fujimori, el SIN tenía un buen nivel de inteligencia que le daba al Perú un rol preponderante en la región. Al llegar Fujimori al poder, junto a su asesor presidencial, Vladimiro Montesinos, el SIN fue usado para otros fines, como el seguimiento de opositores políticos, periodistas, comunicadores sociales y empresarios.
Para reflexionar acerca de la actual situación de la inteligencia peruana hagamos una breve cronología. El 27 de enero de 1960 el presidente Manuel Prado Ugarteche creó mediante decreto el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). Posteriormente, el 4 de noviembre de 1970, durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado se constituyó el Sistema de Inteligencia Nacional (SINA), y en 1984 (segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry) fue expedido el Decreto Legislativo N° 271, que incluyó como labor de inteligencia a los campos o dominios no militares de la seguridad.
En el mes de julio de 1992, en el primer gobierno de Fujimori, entró en vigencia el Decreto Ley N° 25635 y su Reglamento (D.S. 065-DE-SG), dispositivos que especificaban que el Servicio de Inteligencia Nacional era el organismo central y rector del Sistema de Inteligencia Nacional, tenía rango ministerial, dependía del Presidente de la República y se encargaría de producir, integrar, dirigir, coordinar, controlar y realizar las actividades de inteligencia y contrainteligencia requeridas por la Seguridad y la Defensa Nacional.
En octubre de 2000, el servicio fue desactivado por el presidente Fujimori luego que Montesinos fue descubierto pagando sobornos a importantes personajes de la política.
Luego de la desactivación del SIN, el 5 de junio de 2001 se expidió la Ley N° 27479, que creó el Consejo Nacional de Inteligencia (CNI) y la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica (DINIE). Estos organismos fueron también disueltos con la dación de la Ley N° 28664.
El 4 de enero de 2006, al finalizar el gobierno de Alejandro Toledo, fue publicada la Ley N° 28664, Ley del Sistema de Inteligencia Nacional (SINA) y de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI). Dicha norma creó el nuevo sistema de inteligencia y dio nacimiento a la Dirección Nacional de Inteligencia. El 11 de diciembre de 2012, con el presidente Ollanta Humala, fue publicado el Decreto Legislativo N° 1141, según el cual el SINA es el conjunto de principios, normas, procedimientos, técnicas, instrumentos, organismos y órganos del Estado funcionalmente vinculados, que bajo la dirección y coordinación de la DINI, como ente rector, producen inteligencia nacional, inteligencia militar e inteligencia policial, y ejecutan medidas de contrainteligencia en las áreas de su responsabilidad. El SINA forma parte del Sistema de Defensa Nacional y mantiene relaciones técnicas de coordinación con la Secretaría de Seguridad y Defensa Nacional (SEDENA).
El 9 de enero de 2017 se promulgó la Ley N° 30535, mediante la cual se modifica el Decreto Legislativo N° 1141 con la finalidad de ampliar los controles al sistema de inteligencia nacional, incluyendo a la DINI, por parte del Congreso de la República y la Contraloría General de la República. Asimismo, la nueva norma reorientó la labor de la DINI hacia una de inteligencia estratégica más que operativa.
En el año 2021, cuando Pedro Castillo asumió el poder, realizó un mal manejo del sistema de inteligencia nacional y policial. Hoy, por ejemplo, ¿se está produciendo inteligencia contra la criminalidad que hoy nos acecha?, ¿se está buscando a los sobrinos y funcionarios de Castillo?, ¿y qué está pasando con Vladimir Cerrón, que se burla, por vía de las redes sociales, de que el general Oscar Arriola no lo puede capturar?
Nuestra preocupación se centra en la situación en la que se encuentran hoy nuestros sistemas de inteligencia, ya que el relajamiento o la indebida utilización de estos servicios podría traer más de una negativa sorpresa para el país.
Finalmente, la Comisión de Inteligencia del Congreso de la República debería, con carácter de urgencia, iniciar una profunda investigación acerca de qué está pasando con estos servicios en el Perú.
Foto de los presidentes Belaúnde y Humala para graficar el aporte