SIN LIDERAZGO AL MÁS ALTO NIVEL NO FUNCIONARÁ NINGUNA ESTRATEGIA
NOTI-AMÉRICA PERÚ
Por César Ortiz Anderson
En mi opinión los estados de emergencia no son la solución para enfrentar la criminalidad de manera integral y articulada, más aún cuando no se da un liderazgo visible al más alto nivel. Deberíamos analizar el estado de emergencia que se dio en el Callao y que fue prorrogado varias veces. En ese estado de emergencia no se llamaron a las Fuerzas Armadas, seguramente porque Ollanta Humala, siendo militar, sabía que las Fuerzas Armadas no estaban, ni lo están para combatir el delito urbano. En estado de emergencia, el Callao redujo aproximadamente la victimización en 17 %, pero a las pocas semanas de levantar la medida los delitos se incrementaron. Está claro que en los últimos estados de emergencia no se obtuvieron los resultados esperados, o, dicho de otra manera, un estado de excepción es una medida que no ha contribuido en resolver el problema de fondo, así como las causas de la inseguridad ciudadana.
Para sentar bases reales se debe de manera urgente modernizar a la Policía Nacional que por el artículo 166 de la Constitución, tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno, prevenir, investigar y combatir la delincuencia, además de tener la experiencia para hacerlo. Sin embargo, con Pedro Castillo en la presidencia, el gobierno se dedicó a maltratar y tratar de destruir a la policía. Hoy conocemos las razones. Es por ello que la presidente Dina Boluarte debería modernizar y repotenciar a la policía, que hoy no tiene ni escuela de oficiales, ya que comparten recinto con la escuela de suboficiales en Puente de Piedra. El gobierno debe invertir en la construcción de los módulos de flagrancia en los distritos, que están dando justicia rápida. Se deben modernizar e invertir en las actuales prisiones para que estas sean más seguras y de manera prioritaria construir tres prisiones de máxima seguridad. Queda claro que este fenómeno no se resolverá en el corto plazo, pero pueden quedar importantes bases sentadas.
La mayoría de los alcaldes, que en más de nueve meses de gestión no han hecho nada por mejorar la seguridad de sus vecinos, deberían abocarse a temas preventivos, como poner buzones de información anónima en sitios estratégicos. Los vecinos saben dónde viven los delincuentes, dónde se venden drogas, pero sienten temor en denunciar con nombre propio, deberían crear un grupo de serenos para que ayuden a los vecinos a mejorar la seguridad de sus cuadras, con sistemas y equipos, mejorar el alumbrado de sus zonas.
La violencia familiar y una inadecuada crianza, sin valores o con malos ejemplos hacen que los adolescentes y jóvenes sean proclives a ingresar a las drogas, alcohol y delitos. Deberían crear la escuela de padres y realizar campañas en sus distritos contra la violencia familiar.
Finalmente, se pueden hacer muchas cosas más para que la seguridad ciudadana deje de ser “tarea de todos” y responsabilidad de nadie. Solo queda saber si hay voluntad política para hacerlo.