COVID-19 cambiará 12 aspectos radicalmente en nuestras vidas (según especialistas de la BBC)
El regreso a la normalidad como era la vida a principios de 2020 todavía está muy lejos, según especialistas de la BBC de Londres. Incluso cuando se alivien las restricciones impuestas para hacer frente a la pandemia de covid-19, el coronavirus seguirá afectando nuestras vidas de muchas maneras.
Fuente: www.bbc.con / BBC News Mundo
Redacción Noti-América Panamá / ¿Qué volverá a ser como era antes y qué podría cambiar para siempre?
1.- Seremos más dependientes de la tecnología por un largo tiempo
Desde los clientes de Zoom hasta los grupos de WhatsApp, para muchos de nosotros las plataformas digitales se han convertido en la única forma en la que podemos trabajar, ponernos en forma, educarnos y entretenernos.
Se trata de un gran cambio cultural que solo sucedió en pocas semanas y parece poco probable que desaparezca de la noche a la mañana.
2. ¿Dejaremos de comprar ropas?
El comercio minorista ya lo estaba pasando mal. Y las cuarentenas, y sus consecuencias, acelerarán los enormes cambios estructurales que ya estaban en curso. Ahora se trata de la supervivencia del más apto.
Las empresas que gozan de buena salud financiera y son capaces de dar a los clientes lo que quieren, prosperarán. Sin embargo, los jugadores más débiles, que ya están lidiando con la caída de las ventas, el aumento de los costos y la intensa competencia, se quedarán en el camino durante los próximos 18 meses.
3. ¿Desaparecerá la hora punta o pico?
Covid-19 es el mayor shock para las empresas en el último siglo.
Las medidas de emergencia impuestas a empresas reacias formarán parte del análisis futuro, obligando a hacer preguntas como «¿necesitamos un gran espacio de oficinas en la ciudad con personal que dependa de un abarrotado transporte público?»
El trabajo en la casa podría hacer que la hora pico o punta pase a la historia, lo que podría afectar los valores de las propiedades en las «ciudades de cercanías». El personal también exigirá más de los empleadores en términos de flexibilidad, instalaciones y seguridad en el trabajo.
4.- Menos vuelos pueden hacer subir los precios
Algunas aerolíneas podrían no sobrevivir esta crisis. Otras podrían desaparecer poco después. Y aquellas que logren superarla saldrán debilitadas. Habrá, por lo menos a mediano plazo, menos vuelos. Esa tendencia estará impulsada por las personas y los negocios que tendrán menos dinero y por el auge de las videoconferencias.
Y, después de la pandemia, volar también generará más nerviosismo, al menos inicialmente. Las cámaras de imagen térmica, que toman tu temperatura cuando pasas por los controles, podrían volverse de uso corriente en aeropuertos y hasta en estaciones de tren para asegurar a pasajeros y personal de planta.
El número de personas en los trenes, metros y tranvías probablemente será menor que los niveles previos a la crisis, ya que algunas continuarán trabajando desde casa.
5.- ¿Clases virtuales a largo plazo?
El día escolar normal tiene su propio ritmo establecido por las lecciones, campanas y recreos. Ahora, más de 90% de los niños del planeta no están en la clase, según la UNESCO. Esa interrupción tendrá secuelas durante años.
La enseñanza se ha trasladado online, con clases virtuales a una escala jamás vista, pero eso ha resaltado la preocupación de que la pobreza digital está marginando a algunos niños: aun en economías desarrolladas, como Reino Unido, hay una minoría significativa que no tienen acceso inmediato a un dispositivo propio que puedan usar para sus deberes escolares.
6.- ¿Demanda de combustibles fósiles o energía verde?
Aire limpio y carreteras tranquilas: en la más lúgubre de las circunstancias, el confinamiento impuesto por el coronavirus nos da un sentido de cómo se vería un mundo más verde.
Los niveles de dióxido de carbono, que están vinculados a una amplia gama de condiciones respiratorias, cayeron en China y en Europa a medida que el tráfico vehicular disminuyó. Y el auge de las reuniones online ha demostrado lo que se puede lograr sin tener que viajar y eso, a su vez, ha contenido mucho las emisiones de carbono.
La gran pregunta es qué sucederá a continuación. De hecho, la pandemia nos ha demostrado cómo los gobiernos pueden actuar cuando es necesario, así como la voluntad con la que el pueblo puede responder.
7.- Fútbol: ¿Vida o muerte?
La célebre frase es del legendario director técnico del Liverpool Bill Shankly: «Algunas personas creen que el fútbol es cuestión de vida o muerte… es mucho, mucho más importante que eso». Estaba bromeando, por supuesto, pero ahora, más que nunca, la relevancia del fútbol ha quedado en perspectiva.
Los eventos deportivos han caído como dominós. Algunos, como las Olimpíadas, han sido pospuestos, mientras que otros, como Wimbledon, cancelados por completo. Los programas de entrenamiento están en trizas y el personal está cesante. Los jugadores han recibido cortes salariales y los medios de transmisión advierten de pérdidas de cientos de millones.
En el futuro, el distanciamiento social será un enorme dolor de cabeza para las instituciones que rigen los deportes. ¿Cómo podrán los deportes de contacto físico, como el rugby, continuar? Inclusive, jugar partidos a puerta cerrada presenta innumerables problemas.
8.- ¿Podrán recuperarse los cines y teatros?
El gremio artístico está dividido en partes iguales en cuanto a su futuro después de la pandemia, entre optimistas y pesimistas.
La mitad optimista piensa que la escena artística en Reino Unido rebotará con más fuerza que antes, ofreciendo a una expectante población las añoradas experiencias compartidas y el contenido alegre.
Las salas de cine, los teatros, salas de concierto, museos y galerías prosperarán con un florecimiento de creatividad, en respuesta a los oscuros días del virus. Los pesimistas temen que los pequeños centros artísticos de base -las fuentes históricas de talento- desaparecerán en una nueva era de presupuestos austeros.
9.- ¿Seguiremos siendo buenos vecinos?
Se dice que el confinamiento ha desatado una emanación de buena vecindad que fluirá mucho después de que se levante la orden. Tal vez dicen los expertos.
Las dificultades económicas pondrán presión a los vínculos sociales. Esa es la verdadera prueba para esta generación -no si «¿podremos mantener nuestro genio durante el confinamiento?», sino «¿podremos calladamente reparar el tejido social en tiempos difíciles?».
El temor se que nuestras normas de comportamiento habrán quedado infectadas por la angustia y la adversidad, que emergeremos más egoístas y menos unidos. La esperanza debe ser que nuestra sociedad, igual que un virus, esté mutando en algo más fuerte.
10.- ¿Necesitará refuerzos el sector de asistencia?
«Esta pandemia ha centrado el foco de atención en los ignorados y subvalorados recovecos de nuestra sociedad«. Las palabras son del director de la Organización Mundial de la Salud en Europa, Dr. Hans Kluge, cuando describió la impactante cifra de muertes en los asilos de ancianos en el continente y el mundo.
Mucho del personal que cuida a ancianos y discapacitados -en hogares de cuidado y en la comunidad- dirá que se sintieron olvidados cuando la pandemia empezó. La atención puesta en el sistema de salud no sorprendió, pero ellos estaban cuidando en particular a los que eran vulnerables al virus.
11.- El comercio internacional sobrevivirá
Antes de que covid-19 cobrara su primera víctima, la guerra comercial entre China y EE.UU. amenazaba el progreso de globalización. Las cadenas de suministro internacional traen ventajas -más opciones, precios más bajos y, para algunos, mayores ingresos- pero también generan desempleo en los países de Occidente que tienen sueldos más altos. Esta pandemia ha expuesto otras vulnerabilidades.
Se depende de tres países -EE.UU., China y Alemania- para el suministro del 40% de los equipos de protección personal y también hay negocios que dependen de fuentes únicas para obtener componentes vitales.
Habrá una recapacitación sobre qué productos serán considerados «estratégicos», claves para la supervivencia de una nación. Se podrían producir más cerca de casa o buscar un proveedor alternativo.
Pero la clave de la recuperación será crear empleo y mantener los costos de vida bajos. Lo primero significa que, aunque les moleste, los gobiernos tendrán que tolerar la continua inversión de China en todo el mundo.
12.- La pandemia no eliminó las tensiones globales
La catástrofe inevitablemente genera nuevas prioridades, aunque las antiguas tensiones geopolíticas continúen. La pandemia ha demostrado, una vez más, que las cuestiones globales requieren soluciones globales.
También ha demostrado que las primeras reacciones de los gobiernos han sido de tipo nacional. China y Estados Unidos se han mostrado los dientes en torno a la responsabilidad que recae sobre Pekín de la pandemia, naciones han cerrado sus fronteras y se ha visto una competencia indecorosa por los recursos médicos.
A los organismos multilaterales les ha ido mal. La Unión Europea (UE) pidió disculpas a Italia por no prestarle suficiente apoyo y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, atacó a la Organización Mundial de la Salud por ser demasiado cercana a Pekín. Los que consideran pasados de moda a estos cimientos del orden mundial, tienen más municiones.
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