No es cierto señor presidente, aunque lo repita ¡Mil veces!
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
La rehabilitación del sector agropecuario no depende de sus famosos préstamos a tasas irreales y plazos anti técnicos, porque nuestro problema de financiamiento no es falta de capital en los Bancos sino los infames términos y condiciones exigidos para calificar como sujeto de crédito; en especial para el pequeño y mediano productor, a quienes se les denegó el acceso a los préstamos para desarrollo, relegándolos a ridículos e insuficientes empréstitos para capital de trabajo, que apenas sirven para sobrevivencia.
Las actuales exigencias están bien para la Banca Privada, pues siendo entidades comerciales necesitan priorizar sus utilidades y el cuidado de los fondos de sus depositantes; pero no es el caso de la Banca del Estado, que por pertenecer al sector público está obligada, incluso por la constitución, a favorecer al ser humano sobre el capital, buscando fomentar y estimular el desarrollo de las actividades productivas, superando cualquier apetencia lucrativa y mercantilista.
Así que señor presidente, para ayudar al sector agropecuario deberá empezar por reestructurar las políticas financieras, especializando las normativas de la Banca de Desarrollo, diferenciándolas de la Comercial. Cuando conozca las particularidades de la agropecuaria se dará cuenta que la conformación del flujo de pago (tabla de amortización), es más importante que absurdas tasas irreales; pues con obligaciones superiores a la capacidad de pago, no ayuda que la tasa sea del 1 %. Por el contrario, una tabla de amortización acorde a la capacidad de generación de ingresos, permite asumir perfectamente intereses entre el cinco y siete por ciento, que dicho sea de paso, es el nivel apropiado de las tasas para desarrollo.
De haber elegido un asesor idóneo (léase Ministro de Agricultura), le hubieran indicado que sirve de muy poco reestructurar las políticas de financiamiento si antes no ha impulsado la recuperación de la productividad; si además no ha diseñado un proyecto para incorporar tecnificación también a las pequeñas unidades productivas; si tampoco ha tomado las medidas necesarias para disminuir los costos de producción. Finalmente señor presidente: aun corrigiendo todas las urgencias anotadas, no serviría de nada si no ha desarrollado un nuevo sistema de comercialización justo y oportuno; y esto no es solo una opinión sino una realidad de facto.
Le recuerdo que el sector agropecuario se divide en dos áreas bien definidas: la que produce para exportación, que tiene inconvenientes normales pero se mantiene firme y rentable, y el arruinado subsector que produce para consumo interno. Si, ese que pone alimentos en nuestra mesa ¡está en crisis! Ese donde fijan sus oportunidades laborales cinco millones y medio de ecuatorianos ¡está en agonía! Ese conformado por los más pobres a quienes usted asegura querer ayudar ¡sigue desamparado! Mientras usted señor presidente, juega a reciclar aciagos funcionarios en una mal llamada campaña del encuentro, que al parecer, solo busca cambiar lo suficiente para que nada cambie.