Ni contigo ni sin ti
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
A pesar de las prórrogas por situaciones coyunturales, la asamblea mantiene su decisión de enjuiciar políticamente al ministro de economía, quién ha acumulado méritos para ese llamado, sin embargo, a pesar de pocos logros tangibles y más errores de buena voluntad, no podríamos calificarlo como el peor de los ministros, y esto es lo más triste, porque la torpeza del gobierno para escoger funcionarios nos ha acostumbrado a tan solo lo “menos malo”. Aquella época en que se priorizaba la eficiencia se perdió hace catorce años.
La reciente reestructuración de un importante tramo de la deuda, es uno de los pocos aciertos registrados en este gobierno, pero eso apenas acomoda el entorno de lo que se debe trabajar y que no se ha tocado en lo que va de su período: el ordenamiento económico para producir riqueza. Se concentraron solo en repartir bonos, kits, canastas y otras caridades que no corrigen ni la pobreza ni la falta de empleo, y que atentan contra la dignidad del pobre al inducirlo a la mendicidad. Algo parecido pasa con la reestructuración, pues aunque el presidente celebra este acontecimiento con bombos y platillos, en todos sus años de gobierno no se ha implementado ninguna estrategia viable para impulsar la capacidad de generación de ingresos, ni del sector público ni del privado.
Es importante ordenar los pasivos, es cierto, pero no sirve de mucho si no se accionan los mecanismos para mejorar los activos. Y esa es la mayor deuda del ministro Martínez, que guarda similitud con el caso del ex vicepresidente pues los dos llegaron desde la empresa privada con una publicitada profesionalidad en economía, con maestrías y doctorados rimbombantes, pero ninguno propulsó el menor cambio en la política económica del gobierno. Necedad o incapacidad, porque si en catorce años bajo el mismo sistema solo se destruyó la potencialidad económica del país, lo consecuente era intentar otra tendencia.
Es hora de ensayar un cambio, tal vez sobre esa obsesiva y desbocada ambición recaudatoria, eliminando tanto impuesto alevoso, permisos absurdos y controles tramposos que elevan los costos, aumentan el desempleo y desalientan la inversión. Si impulsáramos el crecimiento de la empresa privada, esta incrementaría sus utilidades y el gobierno obtendría una recaudación tributaria cinco veces mayor que la eliminación de los subsidios, o el abyecto plan apodado apoyo humanitario.
La probable dimisión del ministro de economía, sea obligado por la asamblea o por petición del presidente no es difícil que suceda, pero tampoco garantiza mejoría en esa cartera; en realidad temblamos ante la posibilidad que el presidente lo reemplace con algún “experto” en marketing o algún otro advenedizo con menos competencia que el ministro saliente ¡Dios nos coja confesados!
Un viejo cantautor señalaba: “contigo porque me matas, sin ti porque me muero”. Tal parece que con el actual ministro o sin él, nuestros males podrían no tener remedio….