BUSCANDO LA FELICIDAD O PERDIÉNDOLA EN EL INTENTO Por: Laura M. Bravo
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BUSCANDO LA FELICIDAD O PERDIÉNDOLA EN EL INTENTO
Constantemente, nos hablan de felicidad, todas las personas nos dicen que sonría y que sea feliz, cuando abrimos el celular nos encontramos con miles de gift, stiker, emoticones, videos, mensajes y memes que nos dicen cómo ser feliz, como tener una buena actitud, que sea más agradecido o que aproveches la vida, en fin, … la intención es buena, pero realmente ¿qué estamos buscando y dónde lo estamos haciendo?, los estándares y las generalizaciones que nos presentan no encajan en las necesidades particulares e individuales de cada uno de nosotros.
Es muy común en consulta psicológica, encontrar pacientes que llegan manifestando ser depresivos o ansiosos y al preguntarles qué profesional los diagnosticó responden que ninguno, simplemente se auto catalogan como depresivos o ansiosos porque dicen no sentirse todo el tiempo “ felices” y además porque sienten que no encajan en los estándares sociales.
En las terapias al preguntarles, qué buscan del proceso psicoterapéutico, responden casi que de inmediato … “LA FELICIDAD” y en otros casos complementan la respuesta con … “Y EL AMOR”¡¡ sin embargo, al preguntarles ¿sabes qué es la felicidad esa que estás buscando? El silencio es total miran sorprendidos y dicen, “no sé, es como quiero estar”, y cuando se les pregunta, ¿qué es el amor?, el asombro es más grande y la mayoría de veces responden, “que difícil no lo había pensado” … con miedo de pronto dicen, “un sentimiento?”, desde ahí comienza nuestro objetivo en terapia; buscar lo que realmente esa persona necesita saber (auto conocimiento), para después elegir (decisión) porque, si no sabe lo que busca, no lo reconoce, aunque lo tenga.
Alguna vez leí que “ cuando Dios creo al ser humano y le preguntaron que dónde ponía la felicidad, Dios respondió; “muy adentro”, y frente a esto les puedo decir, está tan dentro, tan bien escondida que creemos que no la tenemos, por eso hoy las personas sufren más y tienen menos, emocionalmente hablando, buscamos la felicidad por fuera, ya sea persona, cosa o situación; sacrificamos nuestro ser buscando lo que ya tenemos y en la ausencia de ese conocimiento, cuando esa persona, esa cosa o esa situación no está, o no es como yo quiero que sea, caigo hondo y lo que puede ser fácil para otro, la “felicidad”, empieza a ser difícil para mí, le damos tanto poder a lo externo que por eso comienzan los síntomas de ansiedad, porque lo que no viene de mí es imposible controlarlo.
La felicidad no la debemos buscar, es una emoción, que va muy ligada a las satisfacciones individuales, las emociones son sentimientos innatos del ser humano, naturales y necesarias para ir forjando nuestro carácter; su función es mejorarnos, son tan primordiales que no se pueden negar, pero son transitorias, van y vienen todo el tiempo no se pueden quedar de manera estática y cuando esto pasa se vuelve patológico, entonces, la felicidad va y viene de manera natural, por eso no podemos buscar la felicidad constante o pensar que el amor es un sentimiento que va ligado a un estado, por eso las personas dicen, hoy te amo, y de pronto, ¡¡ups¡¡ ya no te amo, no puede ser así, cuando decidimos amar debemos buscar el bienestar común siempre y trabajar para que éste se mantenga, cuando eso sucede, el amor se queda con la emoción que venga, es un trabajo diario, con un objetivo muy claro, pero primero debemos amarnos a nosotros, porque sólo puedo brindar y recibir lo que conozco, encontrar ese tesoro que pusieron muy dentro de nosotros, para que nadie más abuse de él, por eso nuestro bienestar está bien guardado, debemos encontrarlo y usarlo para nuestro beneficio, saber que cuando no tenemos esa anhelada “felicidad” es porque estamos ausentes, porque hay un vacío enorme, porque nos perdimos y no sabemos lo que tenemos que buscar, cuando me encuentro, me gusto, me amo, y desde mi bienestar me comienzo a cuidar, ese bienestar comienza a ser prioridad irrefutable, cuando conocemos ese equilibrio sano, ya no estamos dispuestos a perderlo.
Lamentablemente sólo queremos mantener lo que se puede ver, para que el OTRO crea que soy feliz, pero al final del día el espejo reclama lo que no se puede ocultar.
Psi. Laura M. Bravo